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Importaciones: avanza negociación de automotrices con Brasil

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Ante la escasez de dólares, profundizada por la sequía, el Gobierno y las empresas exploran todos los mecanismos posibles para mantener las importaciones y sostener la actividad. Cerrado el swap con China para comerciar en yuanes, ahora el ministro de Economía, Sergio Massa, busca la forma de mantener el comercio bilateral con Brasil, principal socio comercial, y al mismo tiempo descomprimir el uso de reservas.

De momento, no hubo avances concretos de todo lo anunciado en enero cuando el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, estuvo en Argentina. Fuentes del sector industrial contaron a Ámbito que tienen “pocas expectativas” de que se logre un avance, al menos en el corto plazo. Donde sí hay una negociación concreta y que podría cerrarse en las próximas semanas es para el sector automotriz, sobre todo para las grandes empresas.

Fuentes de la Secretaría de Industria, que encabeza José Ignacio “Vasco” de Mendiguren, comentaron que uno de los esquemas que se negocia entre ambos gobiernos, en conjunto con el sector automotriz argentino y brasileño, es poder ampliar los plazos de pago. Lo oficial es que el acceso a divisas suele darse en 30 días para las autopartistas, en 45 días para las partes de las terminales, en 120 días para autos terminados y en 180 días para bienes de capital.

Sin embargo, en la práctica los plazos de acceso a divisas de las SIRA comenzaron a alargarse en los últimos días, según pudo averiguar este diario de fuentes del sector privado. Desde una automotriz comentaron que el sistema de aprobaciones SIRA está saliendo con plazos de 365 días para los insumos de las terminales, por lo que tienen que salir en búsqueda de financiamiento, o seguir engrosando el financiamiento inter company, en el caso de que se trate de la misma multinacional.

En cambio, las mismas piezas, si se importan desde China en yuanes, pueden tener SIRAs con plazos de pago mucho menores, por lo que se busca un acuerdo especial entre las empresas y los gobiernos para poder llegar a una solución, y que Brasil no pierda terreno con China. Se habla de estirar el plazo de pago a 220 días, pero “hay resistencia”, comentaron desde el sector privado.

Massa había anticipado esta negociación frente a empresarios de la Cámara de Comercio de Estados Unidos (AmCham). Cuando mencionó las alternativas que se estaban llevando a cabo para intentar complementar los casi u$s 20.000 millones que se perderán en exportaciones agropecuarias, mencionó: “Hay una tercera operación en marcha que involucra centralmente al sector automotriz y autopartista con otro tipo de moneda. No voy a traer detalles hasta que no lo tengamos cerrado, pero también de alguna manera despeja parte de la incertidumbre en materia de presión de reservas para lograr ese marco de estabilidad que necesitamos de cara al cierre del año”.

Negociaciones con Brasil

Por fuera de lo que pueda cerrarse en el corto plazo con el sector automotriz, hay poco optimismo en el sector industrial sobre mecanismos para aceitar las importaciones con Brasil en este contexto de escasez de divisas. “Todos hablan de los anuncios que se hicieron en enero, pero hace un año que estamos hablando de esto”, comentaron fuentes de la Unión Industrial Argentina (UIA). Es que en julio del año pasado, el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, viajó a Brasil a reunirse con su par de la Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp), Josué Gomes da Silva.

De hecho, en Fiesp, están preocupados por el uso de yuanes. “Cada peso que se financia con yuanes es un desvío de comercio de Brasil con China”, comentaron fuentes industriales.

Las gestiones por lograr algún tipo de financiamiento con Brasil comenzaron en septiembre del año pasado. Se involucraron, además de Massa, el canciller, Santiago Cafiero, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli y el presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce. Y llegaron hasta el punto de Alberto Fernández visitando a Lula da Silva en Brasilia hace dos semanas, donde Lula manifestó que el gobierno argentino se iba “sin plata, pero con apoyo político”. Las trabas no son solo de las internas entre Lula y el Banco Central de Brasil, sino que llegan hasta el Congreso, en donde deberían definirse cuestiones técnicas, comentaron fuentes de la Embajada argentina. De hecho, Scioli mantuvo encuentros con legisladores de allá.

La forma en la cual desde Argentina se busca convencer a la oposición de Brasil y a los organismos financieros es que esto no es una manera de ayudar a Argentina, sino a los industriales exportadores de Brasil, para que no sigan “perdiendo” mercado con China. De momento, lo que se cerró a fines de abril fue la ampliación del uso del SML, para comerciar en reales y pesos, aunque por ahora muy poco extendido entre las empresas.

Poco optimismo empresario

En diálogo con Ámbito, Dante Sica, fundador de Abeceb, la consultora que sigue más de cerca las relaciones entre Argentina y Brasil, se mostró poco optimista a que haya avances en el corto plazo. “Lo que miran desde Brasil es que cualquier relación financiera es difícil con un país con una inflación tan elevada”, comentó el ex ministro de Trabajo de Cambiemos. “Para lo que se está negociando, falta definir operativamente quién se va a hacer cargo de cubrir el riesgo cambiario, entre que el banco de acá cancela la deuda con el banco de Brasil”, detalló. “En Brasil, el PT no es el dueño del Gobierno, no controla el Congreso y el Banco Central es independiente. Por lo que si no lo hace Hacienda, ni el Banco Central, lo va a tener que hacer el BNDES, pero pide algún tipo de garantía”, agregó.

Este es el motivo que explica la búsqueda de Massa de encontrar garantías en el banco de desarrollo de los BRICS, que encabeza la expresidente de Brasil, Dilma Rousseff, aunque para eso debe modificar su carta orgánica, para lo cual deben estar de acuerdo 5 países al mismo tiempo. Por este motivo, Sica se mostró pesimista a que haya avances concretos en el corto plazo: “Es difícil pensar que esto salga en los últimos 4 meses que le quedan a este gobierno antes de las elecciones”. Además, una de las dudas del sector financiero de Brasil y de los industriales es cuál será el tipo de cambio al que habrá que pagar finalmente el comercio bilateral.

Sobre este punto, Sica confirmó que en el plan económico de Patricia Bullrich, para el cual trabaja, buscará aplicar un plan de estabilización, lo que implicará “corregir el tipo de cambio”, en conjunto con salarios y tarifas. “La voluntad es ir desarmando el cepo cambiario lo más rápido posible”, anticipó, para tender, por etapas, a unificar el tipo de cambio a medida que se recuperen las reservas, aunque para eso monitorean el crecimiento de la deuda comercial, la deuda en pesos y las utilidades de las empresas.

 

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