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Al mismo tiempo que cientos de miles de estudiantes y padres de hijos en edad escolar transitaban un nuevo primer día de clases, el presidente Alberto Fernández paseaba su intrascendencia política ante el Congreso en su discurso de apertura del período de sesiones ordinarias.
A tono con la interna dentro del Frente de Todos, Alberto buscó en todo momento la salvación personal haciendo abuso de la autorreferencia (“fui yo” repitió como un mantra cada vez que intentó destacar algún supuesto logro del gobierno que encabeza) e intentó despegarse de la figura de Cristina haciendo alusión a la ausencia de causas en su contra.
“Me voy a ir con lo mismo que tenía cuando entré”, gritó con el pecho inflado y la frese no le hizo gracia a la bancada kirchnerista que apenas atinó al silencio mientras Cristina se cuidaba de no regalar ni un solo gesto a los fotógrafos.
Después buscó hacer causa común con quienes lo sentaron en el sillón de Rivadavia y profirió duras críticas contra los jueces de la Corte Suprema a quienes, entre otras cosas, acusó de haber “tomado por asalto” el Consejo de la Magistratura, algo que no es estrictamente cierto pero que tampoco puede considerarse una calumnia infundada. En todo caso fue una exageración.
Pero cuando la oposición sobreactuaba indignación y denunciaba que los dichos de Alberto implicaban un supuesto ataque a las instituciones de la democracia, el nombre de Messi apareció en la agenda mediática y ya nadie se acordó que Alberto había hablado ante el Congreso.
Presuntos integrantes de alguno de los grupos mafiosos que operan en Rosario balearon el supermercado del papá de Antonella y dejaron una nota amenazante dirigida al indiscutible astro del fútbol mundial.
El impacto mediático fue inmediato y de alcance mundial.
La centroderecha y la derecha más recalcitrante salieron rápidamente a copar la parada aprovechando un tema que indudablemente les da rédito en términos electorales.
Los mismos que horas antes saltaban como fieras en defensa de las “instituciones de la democracia” supuestamente amenazadas por un pedido de juicio político a los jueces de la Corte, ahora pedían copiar el modelo que impuso Nayib Bukele que básicamente se llevó puestas todas las instituciones que estaban vigentes en El Salvador.
Los halcones de Juntos por el Cambio y los leones libertarios repitieron a coro las mismas recetas punitivistas y consignas bélicas que vienen fracasando hace más de 50 años en todo el mundo.
La exministra de Seguridad de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, se animó a decir que el actual Gobierno desbarató “todo lo bueno” que había hecho ella en materia de combate contra el narco, aunque los números del Sedronar muestran que durante el gobierno de Cambiemos el consumo de drogas no sólo que no bajó sino que aumentó más rápido que antes.
Lo que sí hizo el macrismo fue incrementar la cantidad de detenciones por delitos vinculados a las drogas, que de 2015 a 2018 aumentaron 145%. El problema es que la gran mayoría de esas detenciones fue por tenencia y menos del 20% por el delito de tráfico, muy poco para hablar de una “lucha contra las mafias”.
Los libertarios José Luis Espert y Javier Milei salieron con el slogan “cárcel o bala”, en este caso aplicado a los narcos, mientras el intendente de Rosario, Pablo Javkin, deslizaba sospechas respecto a una posible connivencia de las fuerzas de seguridad con las mafias, cuestión que queda en evidencia no solo con el nutrido número de causas que involucran a policías y gendarmes sino también con los constantes desplazamientos de autoridades en esas fuerzas.
Advirtió además que las cárceles tampoco terminan aportando soluciones porque los narcos las utilizan como espacios de home office desde los cuales siguen operando bajo la mirada indulgente de los penitenciarios.
Con las fuerzas de seguridad metidas adentro del negocio y las cárceles funcionando como lugares de teletrabajo, no resulta claro quién disparará las balas que reclama Espert y quienes serían las víctimas de tales balaceras.
Para el ala progresista el tema es incómodo, espeso, difícil de transitar. Lo evidenció el Presidente quien dejó constancia de su desorientación al limitarse a decir “evidentemente algo más tendremos que hacer”.
La centro izquierda no cree en la militarización de la “lucha contra el narco” ni en las miradas punitivistas, pero los sondeos de opinión y los focus group indican que sociedad no quiere escuchar otra cosa. Esa disociación entre lo que les gustaría decir y lo que creen que la gente quiere escuchar los termina llevando a declaraciones como la que dio Alberto.
Su ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, también dejó una frase inapropiada para alguien que ocupa ese cargo, pero innegable desde lo fáctico: “perdimos la guerra contra las drogas”, dijo.
Si bien el ministro se dio un tiro en el pie (en términos mediáticos) y eso fue bien aprovechado por la oposición, su diagnóstico es innegable.
A más de 50 años de que Estados Unidos impusiera al mundo su doctrina de guerra contra las drogas que tiene como ejes centrales la criminalización del consumo y el combate con lógicas militares a la producción, distribución y comercialización de drogas ilegales, el consumo de esas sustancias se disparó en todo el mundo, así como el negocio montado en torno a ellas.
Quien se animó a correrse de los libretos que imperan en su propio espacio fue el libertario Carlos Maslatón, una rara avis de la política nacional, que abordó la cuestión desde la más tradicional doctrina de la economía liberal. Razonó que mientras haya consumidores ávidos de gastar mucho dinero para adquirir un producto, cualquier acción tendiente a prohibir ese producto sólo hará que los precios suban y que ese mercado se vuelva cada vez más atractivo.
Recomendó en consecuencia, poner el foco en reducir la demanda, punto en el que coincidió el cura villero conocido como el “Padre Pepe”, amigo del Papa Francisco que hace décadas cumple una valiosa labor social en barrios de emergencia de distintos puntos de la Argentina.
El religioso consideró que el verdadero combate contra las drogas no pasa por “meter bala” sino por darle “trabajo y dignidad” a la gente.
La kriptonita de Massa
Las aspiraciones políticas personales que Sergio Massa confiesa sólo a los más íntimos terminan chocando contra el aumento de precios casi con la misma velocidad con la que los salarios se estampillan contra esa misma pared.
La baja del índice de precios registrada en los últimos dos meses del año pasado ilusionaba con convertirse en una tendencia, el sueño de un 2023 con 60% de inflación por un momento parecía posible. Pero con el 6% de enero volvieron las dudas y los números preliminares de febrero sepultaron cualquier posibilidad de que este año se produzca una baja significativa en el indicador de la economía que más preocupa y afecta a la gente.
Los relevamientos de las consultoras privadas indican que la inflación volvió a calentarse en febrero y con un aspecto mucho más preocupante: los alimentos están aumentando muy por encima de la media.
Para Orlando Ferreres la inflación de febrero fue de 6,4% y los alimentos aumentaron la friolera de 9%, números parecidos tiene la consultora Eco Go que relevó una suba de 6,4% en los precios de la canasta total y de 7,8% en alimentos.
Los analistas consultados para el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) estimaron una inflación de 6,1% en febrero y una interanual de 99,9%, 2,3 puntos porcentuales más de lo que habían estimado el mes pasado.
Desde el Palacio de Hacienda repiten aquello de “estamos mal pero vamos bien”, confían en que el rumbo es el correcto pero saben que el calendario les juega en contra.
Están convencidos que las políticas de ajuste ortodoxo aplicadas en consonancia con el FMI van a reducir la inflación, aunque sea al precio de un enfriamiento de la economía y que las inversiones realizadas en gasoductos y Vaca Muerta van a traer las divisas que están faltando.
El principal temor es que los planetas tarden demasiado en alinearse y que la mejora llegue recién para el próximo gobierno y que a este le toque sólo el trabajo sucio, como le tocó a Duhalde hace 20 años. Saben que si eso ocurriera es altísimamente probable que el próximo gobierno sea de otro color político.
En esa línea opinó el economista Jorge Carrera, que un hilo de Twitter estimó que la balanza comercial energética pasará de un déficit de 5.000 millones de dólares en 2022 a un superávit de 500 millones este año. Ese número aumentará a 6.000 millones en 2024 y 8.000 millones en 2025.
Si tal como estiman las fuentes relacionadas al comercio de cereales, este año la sequía provoca una reducción del orden de los 10.000 millones de dólares en las exportaciones del campo, el vuelco de 5.500 millones de dólares previsto en la balanza energética este año no alcanzará para traer holgura a las arcas del Central, pero el terreno quedará libre para una mejora sustancial en 2024, si el clima lo permitiera.
Pero más que maldecir su suerte, el Gobierno de Alberto debería maldecir su inacción, ya que por falta de decisión política y una mirada cortoplacista, mantuvo paralizadas las obras en Vaca Muerta durante buena parte de su mandato.
Ahora sí habrá dólar para las economías regionales
Después de que lo prometiera el año pasado, ahora sí el ministro de Economía habilitaría un tipo de cambio diferencial para las exportaciones de las economías regionales, o al menos eso anunció en la Fiesta de la Vendimia, en Mendoza.
En la última reunión que mantuvo con el gobernador Oscar Herrera Ahuad, el titular del Palacio de Hacienda ya había anticipado que para Misiones habría dólar diferencial para la forestoindustria, el té, la yerba mate y el tabaco. Otras exportaciones, como las de las economías del conocimiento quedaron bajo análisis.
La medida es esperada con ansias por todos los exportadores misioneros que están penando con el atraso del tipo de cambio oficial, que desde que se volvió a instaurar el cepo cambiario, a fines del gobierno de Macri, aumenta bastante por debajo de la inflación.
A esta cuestión se refirió Sergio Leguía, gerente comercial de la cooperativa Piporé, en una reciente entrevista con Misiones Online en la que señaló que hoy es más rentable vender yerba en el mercado interno que exportar, contrariamente a que siempre ocurría.
En Mendoza Massa no aclaró cuáles serían las exportaciones alcanzadas por este nuevo tipo de cambio diferencial, que sería similar al dólar soja, ni cuál sería su cotización, ni por cuánto tiempo estaría vigente, aunque sí estableció un plazo para su puesta en marcha: “tenemos 20 para estudiarlo”, dijo.
Advirtió además que tendrá especial cuidado en vigilar que el tipo de cambio diferencial para exportaciones no se traduzca en un incremento en los precios de venta al público.
5.900 misioneros consiguieron trabajo
Datos del ministerio de Trabajo de la Nación consignan que en Misiones el empleo registrado del sector privado creció 5,7% de diciembre de 2021 a igual mes del año pasado, porcentaje que supera a la variación media nacional para el mismo período que fue de 4,6%.
En números reales, esto quiere decir que el número de asalariados en blanco registrados en alguna empresa instalada en territorio misionero pasó de 102.900 en diciembre de 2022 a 108.800 en igual mes del año pasado.
Es decir que unos 5.900 misioneros que no tenían un trabajo en blanco a fines de 2021 lo consiguieron en el transcurso del año pasado, dato que consigna un crecimiento de la economía provincial que se traduce en el indicador económico más relevante en términos sociales: el empleo.
Todos a clases
Como ya se hizo sana costumbre en Misiones, las clases iniciaron en la fecha prevista y con total normalidad en todas las escuelas de la provincia.
Los más de 400 mil alumnos que integran la comunidad educativa, o al menos una inmensa mayoría de ellos, se encontraron con escuelas refaccionadas gracias a un intenso programa de obras desarrollado a lo largo del verano, y lo más importante, con el plantel docente completo y preparado para dar clases.
El nuevo período de actividad plena fue posible gracias a la gestión y las decisiones políticas de un Gobierno provincial que se mantiene centrado en la agenda de los misioneros y merced a la racionalidad de la inmensa mayoría del arco sindical a la hora de llevar adelante las negociaciones salariales, que resultan siempre complicadas en contextos altamente inflacionarios como el que atraviesa Argentina.
Este mes se concretará otro hito, como en su momento fueron la Escuela de Robótica y la Secundaria de Innovación, con la inauguración y puesta en funcionamiento del Silicon Misiones un espacio proyectado para generar las mejores condiciones para el desarrollo, formación y empleo de calidad para los jóvenes de ahora y los del futuro.
En el plano político, Misiones se sigue destacando por su ambiente de tranquilidad, certeza y sobriedad política, resultado de una gestión orientada a dar soluciones y abierta al diálogo con todos los demás espacios políticos.
La orientación política del Gobierno provincial es anti grieta, lo cual evita que entre la prédica destructiva y descalificadora en que está sumida el resto de la Argentina.
Nadie del Gobierno provincial salió a responder ataques en redes sociales que surgieron de un sector opositor que a pesar de haber ocupado cargos públicos durante muchos años, no gestionó ningún beneficio para los misioneros.
Al contrario, siempre votó en perjuicio de la salud o del bolsillo de los ciudadanos, como ocurrió esta semana, cuando los diputados nacionales de Juntos por el Cambio votaron en contra de la moratoria que acercará los beneficios de la jubilación a las personas que llegaron a la edad de jubilarse sin haber podido completar los aportes, en su mayoría porque sus empleadores se quedaron con el dinero de su jubilación.
Justamente, por haber tomado esta posición ante la sociedad y ante la grieta, la Renovación se consolida y crece cada año, llegando ahora a ser un frente de casi 40 partidos políticos, con casi 500 sublemas en carrera para mayo.
Con la fortaleza que el mismo Gobernador Oscar Herrera Ahuad será quien encabece la lista de candidatos a diputados provinciales, dando continuidad desde la Legislatura al intenso trabajo desplegado en el Ejecutivo, reafirmando la coherencia y la contundencia del armado.
Mientras los opositores se van debilitando, desgastando y deshilachando entre peleas intestinas por los cargos y el poder que no lo usan para la gente sino para satisfacer egos e intereses personales.
Emprendedores, jóvenes e independientes se acercan por voluntad propia porque quieren participar y enriquecer el proyecto misionerista y no encuentran espacios apropiados en los partidos tradicionales.
No los atraen las eternas peleas por los cargos en JxC y el FdT. Esas peleas no se resolvieron en las candidaturas actuales, sino que van a tener otro capítulo más en las PASO, tanto a nivel provincial como nacional, lo cual hace que la gente se aleje cada vez más y que los partidos políticos integrantes disminuido a menos de la mitad en los últimos dos años.
En la oposición no hay proyecto, las candidaturas se definieron entre amigos, con dirigentes sin trayectoria que no han logrado beneficios para los misioneros. Su único mérito, pobre, por cierto, es una campaña de ataques al gobierno por las redes sociales. Pero el misionero hace tiempo supo distinguir al que trabaja y consigue resultados, del que solo habla y promete sin sustento.
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