Sin embargo, el Xeneize no arranca. Fue un típico partido de pretemporada: a los dos equipos les costó generar situaciones de gol y el juego fue muy parejo. El próximo viernes, Boca enfrentará a Racing en la final de la Supercopa Internacional en Abu Dabi.
Con el vaso medio lleno (o medio vacío) Boca encarará la semana con la mente puesta en la Supercopa Argentina que jugará ante Racing en Abu Dhabi. Medio lleno, porque se fue invicto de San Juan y con la valla invicta, defendida por sus cuatro arqueros. Medio vacío, porque tampoco pudo hacer goles en los dos partidos que jugó y fue superado en los primeros tiempos.
La primera dificultad para los hinchas fue asociar en el primer golpe de vista que los de azul y amarillo eran los de Everton: Boca jugó con la camiseta alternativa blanca con sus colores habituales a la altura del pecho. Después, al menos en la primera parte, la vista estuvo puesta en Sergio Romero y su primera vez en el Xeneize.
Y eso fue posible porque el equipo de Hugo Ibarra mostró un desempeño similar al del primer partido del triangular sanjuanino ante Independiente: si bien el conjunto chileno no lo acorraló como lo hizo el Rojo, Boca tampoco logró tomar las riendas. Por eso, Romero tuvo tres situaciones en las que pudo demostrar si está a la altura del arco que busca a su titular ante la inminente partida de Agustín Rossi al Flamengo.
La primera pelota que tocó Chiquito fue un intento de rechazo con los puños que se sacó por arriba, cediendo el primer tiro de esquina de la visita. El remate, fuerte y tres dedos desde afuera del área, fue de Alejandro Henríquez. La segunda intervención a partir de otro remate de lejos, esta vez de Álvaro Madrid, que despejó tras una volada al suelo. Tal vez por falta de confianza, su tercera intervención -para cortar un centro- también fue con los puños.
En apenas 20 minutos de juego, las situaciones más claras habían sido las del equipo chileno. Romero debió trabajar más que Franco Torgnascioli, que tuvo momentos de acción aunque Boca jugaba lejos de su arco.
La más clara para Boca fue un pedido de penal que bajó de la tribuna: Langoni entró a toda velocidad al área, Diego Oyarzún le disputó la posición y el futbolista argentino cayó por la supuesto infracción del chileno. Sin embargo, la repetición televisiva le dio la derecha al árbitro Andrés Merlos: no hubo falta ni polémica.
A cinco del final de la primera parte el otro Romero -Óscar, el mediocampista- tuvo un tiro libre inmejorable, pero el paraguayo le dio una rosca fuerte para buscar el desvío y su envío fue rechazado sin que generara más peligro que la expectativa.
Ibarra había anticipado que utilizaría a sus cuatro arqueros: ante el Rojo atajaron Rossi y Javier García y en la noche del viernes ante Everton, Leandro Brey ingresó en la segunda parte en lugar del ex arquero de la Selección. Chiquito dejó una buena impresión: además de los tres despejes, resolvió una situación complicada que le planteó Marcelo Weigandt, quien le dio un pase atrás que -imposibilitado con las manos- resolvió el asedio de Lautaro Pastran con un toque sutil con el pie para sacárselo de encima y jugar con otro compañero.
El desafío para el entrenador era resolver los siguientes 45 con el objetivo de ganar por una diferencia de tres goles: esa era la manera de arrebatarle la Copa a Independiente y comenzar 2023 con la confianza de un título, aunque fuera de fantasía. El que le importa a Boca es el que disputa la semana próxima en Abu Dhabi, ante Racing, cuando se ponga en juego la Supercopa Argentina.
Para entonces Ibarra tendrá que resolver dos cuestiones: la primera, definir a un arquero. La segunda, ajustar su juego –empieza de menor a mayor- y afilar su ataque: no metió goles en el triangular sanjuanino y en Emiratos Árabes Unidos , está en juego una estrella oficial.
Fuente: Clarín
Enterate de todas las noticias de Misiones Online ahora también por WhatsApphttps://t.co/U1WdG1QxMh
— misionesonline.net (@misionesonline) January 13, 2023
Comentarios