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Análisis semanal: la interna de JxC se pone violenta y mella las chances de sus candidatos también en Misiones

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Cristina Kirchner volvió a hablar en público, algo que no hacía desde antes del atentado que intentó acabar con su vida el 1 de septiembre. Intentó despegarse del Gobierno que integra en carácter de Vice y que encabeza el Presidente que ella misma eligió.

En varios tramos de su discurso utilizó la expresión “nuestro gobierno” para destacar en tono exultante sus propios mandatos presidenciales y el de su marido, pero prefirió tomar distancia cada vez que habló de la presente gestión nacional a la que no dedicó mayores elogios.

Después de que su hijo Máximo desestimara una eventual candidatura que la tuviera como cabeza de fórmula, Cristina dejó una frase que fue tomada por la militancia kirchnerista como bandera de largada de un nuevo operativo clamor que la “obligue” a aceptar la máxima candidatura: “Voy a hacer lo que tenga que hacer para lograr que nuestro pueblo pueda organizarse en un proyecto de país que vuelva a recuperar la ilusión y la alegría”, dijo y todos entendieron el guiño.

A Alberto Fernández le dedicó la más absoluta indiferencia y para Sergio Massa hubo reconocimiento pero también señalamientos.

Al titular del Palacio de Hacienda le reconoció que “está haciendo un gran esfuerzo administrando las consecuencias de lo que pasó” pero no se privó de marcarle la cancha, aunque con modos más amables que los que alguna vez utilizó para intentar disciplinar a Martín Guzmán.

Instó a otorgar un bono o suma fija por decreto para recuperar el poder adquisitivo de los salarios, algo que no entusiasma mucho a Massa ni a su equipo, y volvió a exigirle al Gobierno más firmeza contra las empresas que aumentan sus precios de manera desmedida.

Pero Cristina no es la única anotada en la carrera presidencial, Alberto sigue firme en su decisión de ir por la reelección y así lo hizo saber su ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, uno de los pocos ministros leales que le quedan en su propio gabinete.

Dejó en claro que el Presidente no habilitará sesiones extraordinarias para discutir una suspensión o eliminación de las PASO tal como pretende el ala kirchnerista: “Si no quieren PASO dejen a Alberto ir por su reelección y no estorben”, disparó.

 

«Te rompo la cara»

Pero nada de eso se compara con lo que está ocurriendo en Juntos por el Cambio (JxC) cuya interna no para de escalar en violencia.

La nota la volvió a dar la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, que amenazó al jefe de gabinete de Horacio Rodríguez Larreta, Felipe Miguel: “No me crucés más por la tele porque la próxima te rompo la cara, conmigo no se jode, te lo aviso”, le dijo a Miguel cuando este fue a saludarla en el marco de la presentación del nuevo libro de Mauricio Macri.

En declaraciones posteriores al hecho, La Piba redobló la apuesta y dijo que “ni en pedo” iba a retirar lo dicho.

Las imágenes de Bullrich reaccionando de manera violenta al saludo del funcionario porteño fueron captadas en video desde el celular de una persona que estaba cerca de la exministra de Seguridad de Macri y luego viralizadas en un operativo en el que nada parece haber sido improvisado.

Bullrich no solo amenazó a un funcionario de Larreta sino que se ocupó de que esa escena quedara registrada y se multiplicara hasta el hartazgo.

Así de áspera, violenta y sucia es la interna que están librando dentro de JxC para resolver las candidaturas de cara a las presidenciales del año próximo.

Así de áspera, violenta y sucia es la interna que están librando dentro de JxC para resolver las candidaturas de cara a las presidenciales del año próximo.

El problema central en esa fuerza es que no aparece un liderazgo con capacidad de aglutinar, tampoco un proyecto o al menos un par de líneas generales.

Mauricio Macri sigue desojando la margarita, duda, devanea, transita debates internos, no sabe si ir o quedarse y mientras más extiende su indefinición, más se diluye su liderazgo y más se desordena el espacio político que supo construir.

La interna ya no es entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica, algo que podría considerarse normal en una alianza amplia como lo es JxC.  La interna más sanguinaria está dentro del PRO y se traslada a los demás espacios.

Tanto está tardando Macri en definir si será candidato o no, que tanto Bullrich como Larreta ya anunciaron que no se bajarán de sus candidaturas independientemente de lo que resuelva el expresidente.

En la UCR hay quienes intentan articular una propuesta propia para liderar la alianza aprovechando la fractura del PRO, como el neurocientífico Facundo Manes o el presidente del partido, Gerardo Morales. Pero lo que impera en el centenario partido es el vicio de la comodidad, la preferencia por el cargo sin la responsabilidad real de gobernar.

Lo experimentó en carne propia Gerardo Morales cuando viajó esta semana a Entre Rios a apoyar la campaña del candidato radical Pedro Galimberti, pero se encontró con la fría recepción de la conducción provincial de su propio partido que respalda mayoritariamente la candidatura de Rogelio Frigerio (PRO), otro exministro de Macri.

Son tantos y tan duros los golpes que se propinan en la interna del PRO que todos terminan lastimados. Lo sabe especialmente Horacio Rodríguez Larreta que perdió buena parte del blindaje mediático y político que lo protegía y vio como algunos de los aspectos más oscuros de su gestión al frente de la Ciudad de Buenos Aires quedaron expuestos.

Muchos argentinos se enteraron entonces que el jefe de gobierno porteño venía prorrogando de manera irregular desde el inicio de su mandato el contrato de las empresas que tenían la lucrativa concesión del acarreo de autos en la CABA a cambio de un irrisorio canon mensual de 55 mil pesos, la mitad de lo que esas mismas empresas facturaban en promedio durante cada hora.

En un acto de autoincriminación se vio obligado a dar de baja la concesión.

De repente, legisladores opositores a Larreta y medios de prensa comenzaron a recibir “inside information” que los conminaba a investigar otras concesiones del Gobierno porteño, como la del sistema de estacionamiento medido.

 

También en Misiones

La imagen de administrador honesto y eficiente que supo construir el otrora mano derecha de Macri, en buena medida gracias a la colaboración inestimable de medios afines, comienza a desmoronarse y eso se refleja en su poder de convocatoria. Especialmente cuando sale de su pago chico.

Algo de eso pudo verse durante su reciente visita a Posadas, donde pasó totalmente desapercibido a pesar de un insistente operativo de seducción a través de redes sociales y que incluyó reiterados llamados telefónicos que permitieron a casi todos los posadeños enterarse (incluso contra su voluntad) que el presidenciable del PRO llegaría a la capital provincial.

No hubo acto público, apenas una conferencia de prensa a salón cerrado y ante un puñado de dirigentes.

Quedó claro que en Misiones no hay respaldo popular a un nuevo presidente porteño, como Macri, De la Rua o Alberto Fernández. La gente espera una propuesta más federalista, que tome en cuenta al interior y atienda los reclamos de cada región.

La imagen de porteño desconectado de la realidad del interior se potenció cuando Larreta pidió conocer cómo era una planta de yerba mate y cómo se procesaba ese producto, denotando desconocimiento en la materia.

Quien mejor capitaliza la sangrienta interna de JxC es el economista Javier Milei, que pasó de ser un fenómeno marginal de la política a convertirse en un contendiente con chances reales de ocupar el sillón de Rivadavia.

El crecimiento del autodenominado libertario no se explica tanto por un alto grado de adhesión de la gente al modelo de participación casi inexistente del Estado que pregona Milei en sus discursos, como por el hartazgo que supieron generar las dos grandes alianzas que copaban la escena política nacional.

En Misiones las encuestas lo muestran siempre entre los dos presidenciables como mayor intención de voto y con un amplio predicamento entre los jóvenes.

El mismo grupo etario que manifiesta preferencia por Milei como presidente, elige a algún candidato del Frente Renovador de Misiones como gobernador. Eso denota que el oficialismo provincial supo construir una propuesta propia, ajena a la lógica de la grieta, característica que se profundizó a partir de la utilización de la estrategia de la boleta única.

La dirigencia provincial del PRO, del radicalismo y del kirchnerismo, que alguna vez supo beneficiarse de la buena imagen que tenían las figuras nacionales de esos espacios, ahora sufre el efecto contrario.

Identificarse con Macri, Cristina, Larreta o Alberto o cualquier otro actor principal de JxC o del FdT hoy resta mucho más de lo que suma y eso se convirtió en una pesada mochila para los referentes provinciales de esos espacios.

Juntos por el Cambio de Misiones no tiene conducción y al supuesto candidato natural proveniente de la UCR, en el PRO no lo respetan. Se escucharon afirmaciones en el PRO local que atribuyen a los radicales una innata incapacidad de gobernar, para ello se apoyan en las últimas experiencias en el Poder Ejecutivo en los años 80 y en 2001, tanto en Misiones como a nivel nacional.

También persiste la pichadura dentro del radicalismo por la injerencia que entienden tuvo el gobernador correntino, Gustavo Valdés, en las últimas internas. Por lo bajo, el radicalismo no alineado con el arjolismo está cerrando alianzas para disputar candidaturas.

 

Modelo original

Las encuestas y sondeos de opinión que se realizan en Misiones muestran una cómoda ventaja para el Frente Renovador en cualquier escenario. Sin importar los nombres que presente en su boleta, el oficialismo cuenta con un activo que lo distingue: una gestión que siempre aportó soluciones concretas a muchos de los problemas reales de la gente.

Mientras a escala nacional la discusión se plantea entre un modelo que enarbola las banderas de la redistribución de la riqueza pero al que le cuesta cada vez más generar la riqueza que pretende repartir y otro modelo de liberación total de la economía que podría ser efectivo para atraer inversiones pero garantiza un caos social, Misiones logró desarrollar un esquema que ofrece condiciones atractivas para la inversión privada y el crecimiento de la economía, pero que también redistribuye.

El sector privado de Misiones aprovechó la coyuntura del dólar oficial barato para equiparse con la mayor inversión tecnológica en los últimos años, las empresas están creciendo y eso se traduce en nuevas fuentes de trabajo y la redistribución se completa con un modelo fiscal que permite al Estado provincial ofrecer servicios públicos gratuitos de calidad que permiten al misionero ahorrar cientos de miles de pesos por año en salud y educación, pero también en transporte gracias al BEG y en consumos con los programas Ahora.

La fortaleza de este modelo se puede percibir en las comparaciones con el resto del NEA en números privados como en números de la gestión pública.

En Posadas la imagen positiva, que se traduce en una alta intención de voto, ubica a Lalo Stelatto con 84,5 por ciento, destinándolo casi en forma segura a una reelección para completar el plan de una nueva ciudad.

Hasta el intendente de Paso de los Libres hizo comparaciones elogiosas del modelo provincial misionero sobre el correntino y resaltó los aires de modernidad y de progreso permanente que se respiran en Posadas, algo muy distante para los avejentados poblados de la provincia del taraguí.

“Hay un contraste enorme entre Corrientes y Misiones”, reconoció Martín Ascua, alcalde de Paso de los Libres “hay contrastes productivos, industriales. Acá en Corrientes sólo tenemos la materia prima sin ningún valor agregado y no tenemos nada para venderles a los brasileros”, siguió para luego lamentar que “hace tiempo que venimos trabajando con las confederaciones económicas para conectar la autopista (R14) que llega hasta Paso de los Libres con San José, pero la verdad es que los misioneros solos, ya están haciendo obras hasta el límite con Corrientes”.

El arte de la política consiste en elegir los mejores hombres para cada tiempo, pero no para ganar elecciones sino para tener la mejor gestión en comparación con el resto del país. Misiones lo ha logrado poniendo como finalidad central el desarrollo y el bienestar del ciudadano misionero. Las elecciones son la aprobación por haber gestionado bien y la autorización para continuar por el mismo camino, mejorando siempre.

Los números muestran un respaldo notorio del misionero a un intendente al que valoran su cercanía y a un gobernador al que le reconocen su constante dedicación por atender cada pedido y cada planteo que recibió.

Nadie puede decir que en los últimos años no fue atendido por algún funcionario misionero y se le dio una respuesta. Con la injusta coparticipación nacional y sin recibir todavía una compensación por el aporte ambiental, Misiones puede mostrar que hace más que muchas otras.

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