«La gestión subrayó que las acciones de confrontación por parte de los británicos amenazan con escalar la situación y podrían llevar a consecuencias impredecibles y peligrosas», dijo el ministerio en un comunicado.
La embajadora Deborah Bronnert llegó al Ministerio de Asuntos Exteriores, mientras una pequeña multitud coreaba consignas antibritánicas y sostenía pancartas en las que se leía «Reino Unido es un Estado terrorista». Se marchó después de unos 30 minutos.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, había dicho que la embajadora iba a ser convocada por el ataque con drones del sábado en Crimea, que Rusia se anexionó unilateralmente de Ucrania en 2014.
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El comunicado señaló que Reino Unido había estado entrenando al personal de servicio ucraniano durante algún tiempo, lo que había incluido el entrenamiento de buzos en «habilidades de sabotaje en aguas profundas».
«Hay información de que la Armada británica también transfirió algunos vehículos submarinos no tripulados a la parte ucraniana», añadió.
Gran Bretaña niega haber realizado el ataque, pero no oculta que ha estado ayudando a entrenar a las fuerzas armadas ucranianas y a armarlas.
Tras el ataque con drones, Rusia suspendió temporalmente su participación en el acuerdo sobre los granos del mar Negro, negociado por la ONU.
Rusia considera a Gran Bretaña como una potencia occidental especialmente pérfida, que, según el presidente Vladimir Putin, está conspirando para destruir a Rusia y repartirse sus vastos recursos naturales.
Rusia anunció que culminó con la movilización militar de reclutamiento de soldados para luchar en Ucraniahttps://t.co/f4jaDfMZlf
— misionesonline.net (@misionesonline) November 1, 2022
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