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Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «Nacidos para el avivamiento»

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Cuando ellos eligieron la palabra del diablo y desecharon la Palabra de su Creador, continuaron con su vida corporal, pero se apagó la vida espiritual, la cual venía de Dios. Antes de eso, Dios salía a buscarlos para tener comunión con Él, pero después del pecado, nosotros somos los que tenemos que buscarlo a Él.

A partir de allí, tenemos que buscar de todo corazón y continuamente al Creador para que Él sople el Espíritu de Vida al espíritu humano, y así poder estar saciados.

Pero el cristiano debe entender una cosa muy sencilla: podemos apagar al Espíritu Santo. Entendamos que hemos nacido para que la llama del avivamiento esté siempre presente. Hemos nacido para eso, para restaurar esa presencia de Dios en nosotros.

Al respecto el Pastor Guillermo Decena menciona los puntos importantes para el avivamiento:

I) Qué produce un avivamiento.

1. Vida: La falta de vida se suele ilustrar con la figura del desierto, donde la vida es escasa o nula. Por esta razón, la vida es representada por el agua. Es por esto, que la gran promesa del Padre amoroso es: «Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas» (Isaías 44:3-4).

El agua sustenta la vida, y Dios nos presenta al agua como la gloriosa imagen del Espíritu de Vida. Donde no hay agua, no hay vida, todo se seca.

Así mismo es la vida espiritual: donde no está el Espíritu Santo hay muerte espiritual y sequía.

2. Multiplicación y fructificación: Cuando los hijos de Dios estaban en Egipto, había un decreto de muerte para que no se multipliquen.

De esta misma manera, hoy en día poderes mundiales se complotan con el fin de que la Iglesia de Cristo no se siga multiplicando. Pero confiamos que se llevarán la sorpresa ¡porque nos multiplicaremos muchísimo más por el avivamiento del Espíritu Santo!

3. Conversión, y nacimiento de una nueva identidad: Es impresionante el amor que muestra Dios a sus hijos. «Ahora pues, oye Jacob siervo mío, y tú Israel a quien yo escogí. Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú Jesurún, a quien yo escogí» (Isaías 44:1-2).

Mientras que Jacob significa “suplantador”, Jesurún significa “recto”. En otras palabras, Jesurún es una palabra cariñosa para nombrar a alguien que le buscó de corazón, y que reemplaza al antiguo estafador por alguien recto delante de Dios.

Este dirá: «Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel» (Isaías 44:5).

El diablo confunde en muchos la identidad, porque allí está el propósito para lo que fuimos creados. ¡Pero confiamos en que por medio del avivamiento muchos saldrán diciendo: “yo soy de Jesús mi Señor”!

4. Convicción de quién es Dios: Lo que trae el Espíritu Santo es fe, la convicción de quien nos ha creado. Desaparece toda duda e incredulidad. Todos los demonios que ataban la mente de las personas con miedos e inseguridades huyen ante la presencia del Espíritu de Dios.

«Así dice Jehová Rey de Israel y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios» (Isaías 44:6).

5. Certeza de hacia dónde vamos: Por otra parte, el Espíritu Santo nos da perspectiva de a dónde vamos. El futuro no es misterioso para nosotros, porque hay un final dichoso para los hombres de paz.

«¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir» (Isaías 44:7).

6. Valentía: ¡Él es único y poderoso! Contamos con Él y su presencia, no tenemos nada que temer. «No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno» (Isaías 44:8).

 

II) El progreso del avivamiento.

«Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente (…) Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre?

Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas (…)» (Ezequiel 47:1-12).

El agua que sale del santuario es del bendito espíritu de Dios. El espíritu avanza en nosotros de a poco, pero debe ir creciendo. En este pasaje, podemos definir 7 características de las personas que son llenas del Espíritu Santo, y son capaces de pagar el precio necesario para el avivamiento.

 

III) El precio del avivamiento.

  1. 1)  Cambio de entorno: es necesario estar dispuestos a renunciar a entornos sociales que nos incentivan al pecado. Cuando estemos llenos de su Espíritu, nuestro entorno va a cambiar, porque Él es santo y nos empuja a la santidad.
  2. 2)  Desaparece el yo: estamos a merced del agua, perdemos el control y dejamos que Dios nos conduzca.
  3. 3)  Abandono de toda fuerza propia: Porque podrás nadar un tiempo, pero luego flotar. De esta misma forma, ya no será con mis fuerzas, sino con las del Dios Todopoderoso.
  4. 4)  Desconexión de la tierra: El mundo nos atrapa con cosas buenas, pero que nos alejan de lo mejor. Nuestros ojos deben estar puestos en Cristo.
  5. 5)  Cada sentido es tomado por el agua: Ya el sentido de la vista, olfato, gusto, oído, tacto, están condicionados por el agua. Ya todo depende de lo que puedas experimentar en el Espíritu.
  6. 6)  Se rinde en la dirección del agua: el Espíritu de Dios toma el control y nos lleva para donde quiere llevarnos.
  7. 7)  No es el ámbito natural: Así como el agua no es nuestro ámbito natural, muchas experiencias desafían la lógica, porque es sobrenatural. 

     

    IV) Factores importantes para el avivamiento.

    1. 2)  La casa: no hay como la casa de Dios. De la casa empieza a derramarse el agua de vida. En la casa empieza todo.
    2. 3)  Propósito definido: el avivamiento real es para traer conversión, pero también milagros y sanidad en la tierra.

    Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

    Pastor Guillermo Decena

    Centro Familiar Cristiano Eldorado

 

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