A lo largo de la historia muchas sociedades repitieron un patrón de conducta que invariablemente termina en una sucesión de calamidades. Después de pagar un alto costo en dolor y muerte aprenden el valor de la paz social, la libertad y la convivencia democrática, pero luego de un tiempo parecen olvidar lo aprendido de un modo tan arduo.
El punto de quiebre se da cuando grupos considerablemente numerosos o representativos de esas sociedades se convencen que imponer sus ideas, opiniones o relatos resulta más importante que preservar el mínimo de armonía imprescindible para sostener la paz social.
Cuando se traspasa ese punto, la violencia comienza a ser vista por estos grupos como una alternativa válida de expresión política. Si no se hace nada por detener ese proceso, se transita un camino que pone en riesgo no solo a la democracia y a sus instituciones sino también a la vida de muchas personas.
No hace falta mucho análisis para demostrar que vastos sectores de la sociedad argentina pasaron ese punto de quiebre hace bastante tiempo, de allí que el intento de magnicidio no representa en sí mismo la superación de un límite sino la demostración de que el límite ya fue superado y quedó muy atrás.
“Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de la muerte”, escribió Almafuerte en sus Sonetos Medicinales, pero el jueves Argentina estuvo a cinco segundos de la muerte sin que eso sirviera para curar a los enfermos de odio que habitan esta tierra.
“Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de la muerte”, escribió Almafuerte en sus Sonetos Medicinales, pero el jueves Argentina estuvo a cinco segundos de la muerte sin que eso sirviera para curar a los enfermos de odio que habitan esta tierra.
La primera reacción de la dirigencia política luego de que se conociera el atentado fue alentadora: los 50 senadores de todas las bancadas políticas que unas horas antes habían sesionado, volvieron a reunirse y acordaron una respuesta institucional acorde a la magnitud de lo que había sucedido.
Fue una reacción inmediata, un acuerdo horizontal entre los senadores que cruzaron llamadas e hicieron lo que les pareció pertinente sin mucha consulta a las cúpulas. Fue un momento en el que la clase política parecía haber recuperado la madurez y estaba dispuesta a mostrar unidad frente a semejante ataque a la democracia.
Vinieron a la memoria colectiva imágenes de la Plaza Mayo de la Semana Santa del ’87 cuando una multitud se había congregado en defensa de la de democracia entonces jaqueada por un levantamiento carapintada y el presidente Raúl Alfonsín compartía el balcón de la Casa Rosada con todos los líderes de la oposición, incluidos Antonio Cafiero y Oscar Alende.
Era un año electoral, Alfonsín era el líder de la UCR, Cafiero encabezaba la renovación del PJ y se perfilaba como el candidato natural a competir en las presidenciales por ese partido dos años después. Ambos dejaron las disputas partidarias de lado porque entendieron que había algo mayor que estaba en juego. El Presidente subió al opositor al balcón frente a una plaza repleta y opositor respaldó al presidente sin peros ni ñañas.
A ninguno de los dos se le ocurrió aprovechar la situación para esmerilar a su contrincante, para mejorar sus chances electorales.
Esa misma imagen dieron los senadores en la noche del jueves. Pero el espejismo duró poco y el cálculo político volvió a imponerse sobre la defensa de un valor más alto como la paz social.
Mientras la noche se hacía madrugada era posible imaginarse a los dirigentes de la oposición analizando si en términos de imagen les convenía o no repudiar un atentado contra una autoridad democráticamente elegida y en qué términos les convendría hacerlo para no defraudar a su público habituado a la lógica de la confrontación.
Destiladores habituales de odio anti K, como Patricia Bullrich y Javier Milei tardaron una eternidad en decir algo y cuando lo hicieron se concentraron más en cuestionar al oficialismo que en repudiar el ataque.
Después de tomarse un par de horas para afinar su discurso, el Presidente Alberto Fernández habló en cadena nacional. Remarcó la gravedad de lo ocurrido, atinadamente lo relacionó a los discursos de odio, pero se olvidó de reconocer el aporte considerable que viene haciendo el kirchnerismo desde hace al menos 14 años para dividir a la sociedad. Además decretó un feriado nacional para el día siguiente y convocó a una manifestación.
Como si el intento de asesinato a Cristina fuera una cuestión secundaria, dirigentes opositores se centraron en criticar la determinación del feriado, como lo hicieron los radicales misioneros Martín Arjol y Luis Pastori.
Al día siguiente, el Presidente no convocó a la oposición para compartir balcón y desde el oficialismo salieron en bloque a responsabilizar a la Justicia, a parte del periodismo y de la oposición por el clima de odio que ofició de caldo de cultivo para un ataque desquiciado como el del jueves.
El disparate conspiranóico
George Lakoff, uno de los mayores autores de referencia de la lingüística cognitiva y uno de los creadores de la teoría del framing (marco) dedicó parte de su obra a descubrir y luego demostrar que los procesos de interpretación consisten mucho más en “acomodar” los hechos de la realidad a marcos mentales preexistentes que a analizar racionalmente esos hechos a fin de llegar a una conclusión lógica.
No analizamos los datos de la realidad para llegar a una conclusión sino que nos valemos de ellos para confirmar conclusiones que ya teníamos desde mucho antes.
La utilidad de la teoría de Lakoff para analizar la dinámica de la grieta volvió a verificarse a partir de los discursos construidos en torno al intento de magnicidio.
La parte de la población que está formateada para pensar que todo lo que diga el kirchnerismo es mentira, no dudó un momento en entender lo ocurrido el jueves como una puesta en escena para victimizar a Cristina.
La parte de la población que está formateada para pensar que todo lo que diga el kirchnerismo es mentira, no dudó un momento en entender lo ocurrido el jueves como una puesta en escena para victimizar a Cristina.
Dirigentes políticos, diputados, concejales, comunicadores, científicos y gente con una reconocía valía intelectual en distintos campos no dudaron en usar sus redes sociales para afirmar sin temor a equivocarse que no hubo intento de magnicidio, que en cambio hubo un gran montaje.
El hecho de llegar a una conclusión tan aventurada sin disponer de nada parecido a una prueba es demostración suficiente de la incapacidad de mucha gente para pensar racionalmente cuando aparece el nombre de Cristina.
Incluso la argumentación usada a favor de la teoría de la conspiración kirchnerista resulta contradictoria.
Por ejemplo, resulta notorio que al momento del ataque, ni Cristina y ni su custodia actuaron de acuerdo a la gravedad del hecho. Los conspiranóicos intentan utilizar eso como argumento para respaldar la hipótesis del montaje, pero si se piensa con un poco mejor, es exactamente al revés: la reacción de la Vice y de su custodia demuestra que no estaban preparados y ni siquiera concebían la posibilidad de un ataque.
Dicho de otro modo, si se tratara de un montaje lo más lógico hubiera sido que tanto Cristina como su custodia ofrecieran una actuación más convincente.
Por otra parte, basta detenerse un segundo a imaginar las implicancias que tendría montar un episodio como el ocurrido el jueves para establecer la improbabilidad de esa posibilidad.
Habría que suponer que alguien del círculo íntimo de Cristina contactó con un desequilibrado con tendencias nazis, le facilitó un arma totalmente funcional y cargada y le encomendó la misión de gatillarla a 10 centímetros de la cabeza de la Vice, pero con la precaución de no amartillarla para que el disparo no saliera.
También habría que suponer que el desequilibrado en cuestión aceptó la pintoresca oferta aunque ello le costara pasar el resto de su vida en la cárcel, vaya uno a saber a cabio de qué.
Esta descabellada teoría plantea algunas preguntas: ¿Cómo sabe (quien sea que haya urdido el supuesto plan) que al desequilibrado no se le iría a ocurrir amartillar el arma antes de dispararla? ¿O que esta persona no terminaría contando todo en un interrogatorio?
Valor irrenunciable
Mientras la política nacional hace poco por preservar la paz social, en Misiones es un valor irrenunciable. Desde hace casi dos décadas la provincia es gobernada por un frente que reunió a dirigentes provenientes del peronismo y del radicalismo, además de otros partidos menores.
La simbiosis fue completa, la alianza logró una identidad propia y hoy cuesta recordar qué dirigente provino de cuál partido. La alianza se fundamentó en principios políticos firmes y con la premisa fundacional de sostener de la paz social como elemento indispensable para cualquier construcción duradera.
Mucho antes de que la política nacional se partiera en dos bandos antagónicos de posiciones irreconciliables y arrastrara a toda la sociedad a la lógica del continuo enfrentamiento, el Frente Renovador de la Concordia ya reconocía el valor de la conciliación como elemento fundamental de la política al punto de dejarlo expresado en el nombre del frente.
Desde el gobierno misionerista imperó siempre el diálogo y el respeto al adversario político, pero lo que terminó asentando ese valor como característica del contexto provincial fue el voto del misionero que elección tras elección castigó a quienes intentaron traer a la Tierra Colorada la lógica de la grieta.
Otras provincias saltan de interna en interna y no tienen paz para gobernar en beneficio de la gente porque sus dirigentes viven enfrascados en disputas agotadoras los 365 días.
La estabilidad institucional, la seriedad y tranquilidad de la dirigencia son elementos que muchas veces no se tienen en cuenta en los momentos de paz, lo que representa un enorme error. La paz no necesariamente es el estado natural de las cosas, especialmente en un ámbito competitivo como la política, la paz debe construirse y ese es un trabajo que Misiones lleva adelante todos los días con notorios beneficios para la sociedad.
Desarrollo a la misionera
La paz no solo sirve para evitar la violencia, también aporta el marco adecuado para construir políticamente, para generar las condiciones necesarias para el desarrollo de la economía, la educación y la cultura.
Para Misiones es elemento central del modelo que posibilitó un fuerte auge económico que genera empleo y derrame. Los pueblos de frontera como Irigoyen, Andresito, Iguazú, San Javier, El Soberbio y Posadas viven su mejor momento en décadas.
La provincia se ha convertido en una meca comercial que atrae no solo a los residentes de ciudades fronterizas, sino que ya se está concretando la llegada de tours desde el interior del Paraguay y de Brasil, de cientos de kilómetros. Hay productos en Misiones que valen tres y hasta cuatro veces menos que en esos países y es el motivo de que arrasen con compras.
Se consolida un crecimiento económico inusitado e inesperado por muchos. Pero no se debe atribuir este fenómeno solamente al plano económico, sino que gran parte de este desarrollo se gestó durante la pandemia, cuando el gobierno salió a auxiliar y asistir a los sectores que debieron paralizar o cerrar sus actividades.
Hubo emprendedores, empresarios, monotributistas, cuentapropistas, trabajadores del turismo, del volante, desocupados, vendedores ambulantes, entre otros, que recibieron asistencia de diferente manera y pudieron retomar sus actividades con más estabilidad al finalizar la cuarentena.
Sin esa ayuda muchos hubieran cerrado definitivamente, quebrado, o vendido sus bienes o herramientas de trabajo y hoy no tendrían cómo cosechar los frutos del actual crecimiento económico. La visión estratégica, la anticipación y la decisión de estar donde se necesita, que tomó el gobierno de la renovación, hoy marca la diferencia de lo que ocurre con otras provincias.
Misiones es una isla de tranquilidad, naturaleza y crecimiento económico. Hoy miles de bonaerenses y porteños están viniendo a la tierra sin mal en busca de otra vida, armoniosa, pacífica y con previsión de futuro.
En este contexto hay un rubro que crece sin parar y se proyecta para, en poco tiempo, superar a los sectores tradicionales, que es la economía del conocimiento: programadores de software, biotecnología, desarrollos audiovisuales, servicios de electrónica y comunicaciones, geología, nanociencia, satélites, inteligencia artificial, robótica y servicios profesionales.
Con un fuerte impulso desde las políticas públicas en áreas como la educación, el financiamiento con créditos y el impulso a emprendedores y empresas, este sector tiene altísima demanda de empleo y se encuentra en la cima de los puestos de mejor remuneración. Las empresas de todo tamaño buscan contar con esos conocimientos.
La macro economía tuvo algún respiro, con un mínimo retroceso del dólar que puede continuar esta senda si Sergio Massa logra buenos resultados en la gira por los Estados Unidos, donde tiene programada su reunión con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, y con empresas petroleras. A la par de la visita de Massa, un equipo de funcionarios del Palacio de Hacienda avanzará en la segunda revisión del programa con el Fondo, de la cual depende el próximo desembolso del organismo por casi 4000 millones de dólares.
A su regreso, el ministro tendría la decisión tomada, aunque falta confirmación de fecha, de visitar la provincia de Misiones y reunirse con la cúpula del Frente Renovador, en un encuentro donde pretende conocer más detalles del modelo político y económico de la provincia, al mismo tiempo que intercambiar evaluaciones sobre el escenario del país de cara a los próximos meses.
La opinión de la renovación tiene creciente consideración en todo el país y cualquiera que tenga pretensiones de trascender en la política nacional busca conocer las características del modelo misionerista.
La renovación está lejos de la crisis nacional pero además, en Misiones, está lejos de todos los eventuales adversarios políticos. Consolida cada vez más la solvencia estando en cada una de las necesidades de los ciudadanos, sean grandes o pequeñas, mientras que los opositores del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio se pasan agitando las banderas de la grieta y pendientes solamente de la agenda y las discusiones nacionales.
Cristina Brítez, por ejemplo, máxima referente del FdT, en ocho años de diputada nacional no supo ganarse el aprecio de la sociedad y su espacio no tendría candidato para presentarse a la gobernación en 2023. Su paso por la función pública no le representó ninguna mejora a la provincia o a los misioneros.
En el mismo espacio, Cacho Bárbaro toma cada vez más distancia y todo hace prever que en 2023 volverá a su partido originario, espantado por los manejos de la Cámpora y la soberbia política de dirigentes sin voto. En el PAyS admiten que fue un mal negocio.
Brítez estaría dispuesta a competir sola, lo que implicaría una dura derrota a manos de la renovación, con lo cual ni siquiera se presentaría en las provinciales. El kirchnerismo no le daría esa posibilidad para no hacer un papelón en la previa de las elecciones nacionales.
Por el lado de Juntos por el Cambio, tanto en el PRO como en el radicalismo, están buscando la bendición de dirigentes nacionales para conseguir lugares en las listas de 2023, pero a la hora de gestionar soluciones para Misiones ninguno se destaca.
Nadie reclamó el Gasoducto, ni ahora que la Nación comenzó a construir el Néstor Kirchner, ni durante el gobierno de Mauricio Macri cuando se eliminó a Misiones del proyecto de obra. Tampoco la zona aduanera especial, que el gobernador volvió a conseguir que Sergio Massa la incorpore en el presupuesto 2023.
Volvamos a construir en paz
Misiones Online repudia el intento de magnicidio que sufrió la Vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner, llama toda dirigencia política nacional a defender de forma militante los valores de la democracia y la paz social y al conjunto de la sociedad a incrementar los niveles de tolerancia.
En este medio entendemos que los discursos de odio no deben tener lugar en una sociedad que valore la convivencia armónica y que los primeros responsables en no propagarlos son los dirigentes políticos.
Reafirmamos nuestro compromiso irrenunciable con la tolerancia y el respeto porque estamos convencidos de que nada bueno ni duradero se puede construir dejando de lado esas bases.
Entendemos que la cercanía con lo que pudo ser una tragedia de dimensiones que no alcanzamos a dimensionar, puede convertirse en una oportunidad para unificar a la clase política nacional en defensa de la democracia y en el compromiso para comenzar a cerrar una grieta que atraviesa a toda la sociedad con dolorosas consecuencias.
Como sociedad hemos avanzado significativamente en un período relativamente corto para llegar a consensos amplios que desterraron la tolerancia que en algún momento hubo a formas de violencia como el racismo o la misoginia, es tiempo de hacer lo mismo con los discursos de odio relacionados a la política.
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