El principal problema que enfrentan ambas coaliciones no radica en el surgimiento de opiniones diferentes dentro de cada una de ellas, puesto que es natural que esto ocurra, sino en la falta de coincidencia respecto a cuestiones centrales.
El espanto frente a un enemigo común fue el factor que determinó la formación de ambos frentes y el engrudo que hasta ahora los mantiene pegoteados a pesar de las múltiples fracturas expuestas, las peleas de alcoba con platos rotos y los trapitos sucios colgados a vista de toda la sociedad.
La urgencia por sacar primero a Cristina Fernández y luego a Mauricio Macri del mismo sillón justificó el amontonamiento en dos grandes grupos que cada vez que miran hacia adentro no encuentran más puntos en común que el odio hacia un rival al siente ajeno y juzgan malvado.
En ambos casos, la estrategia resultó eficiente en las urnas, pero inadecuada para gobernar.
Macri no tardó en sufrir por las inconsistencias internas al punto que está convencido de que todo lo malo de su gobierno (que tuvo bastante de eso) se debió a decisiones que tuvo que adoptar en contra de su voluntad y solo para darle un contentillo a sus socios radicales y de la Coalición Cívica que miraban a la gestión desde afuera.
Con mucha mayor intensidad sufre ahora Alberto por el mismo problema. El Presidente está condenado a llevar adelante un gobierno con funcionarios de primeras, segundas y terceras líneas que abiertamente desafían su autoridad y se niegan a acatar órdenes de sus superiores.
El caso del área de Energía es el más emblemático. Hace más de un año y medio que el ministro de Economía, Martín Guzmán, con aval del Presidente, intenta aplicar un escalonamiento en los subsidios aplicados a las tarifas y no consigue hacerlo. No porque la oposición haya hecho lo suyo oponiéndose, sino porque el subsecretario de Energía Eléctrica no está de acuerdo.
El modelo político de las coaliciones parió un gobierno en el cual un subsecretario consigue torcerle el brazo al Presidente y a su ministro de Economía y además seguir en su cargo.
Un gobierno en el cual los supuestos aliados critican abiertamente y piden renuncias en público. “A Guzmán no lo votó nadie… la unidad no puede ser una trampa, una emboscada al sector que representa Cristina”. “Hay gente que vino sin nada y quiere imponer todo a todos”, fueron algunas de las definiciones que bajó en la semana el Jefe de la Cámpora, Andrés “el Cuervo” Larroque (a quien tampoco nadie voto nunca y no tiene más méritos en su haber que una amistad con el hijo de la vicepresidente) en un tiro, ya no por elevación sino directo a la frente del Presidente.
(No tan) Juntos por el Cambio
En la vereda opuesta las aguas no están más calmas. La irrupción del libertario Javier Milei en la escena política nacional no hizo más que evidenciar las inconsistencias ideológicas que siempre hubo en ese variopinto espacio.
Los coqueteos entre los halcones del PRO, con Macri y Patricia Bullrich a la cabeza, con el diputado de La Libertad Avanza pusieron nerviosos a los demás aliados de Juntos por el Cambio, que ya tuvieron que esperar en el banco de suplentes cuando gobernó Macri y no les seduce la idea de tener a un nuevo competidor interno.
Los radicales, los partidarios de Lilita Carrió y las “palomas” del PRO intentaron darle un corte definitivo al tema en la última reunión de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio en la que forzaron la redacción de un comunicado oficial mediante el cual le cerraron la puerta a la posibilidad de que el libertario se incorpore a esa alianza de cara a las presidenciales de 2023.El tiro les salió por la culata, lejos de cerrar esa polémica, no hicieron más que avivarla.
Lo único que dejó en claro el comunicado de Juntos por el Cambio es que dentro de ese frente no consiguen ponerse de acuerdo ni siquiera para redactar cuatro párrafos.
Cuando la mencionada comunicación no terminaba de llegar a las redacciones de los diarios, Patricia Bullrich ya lo estaba criticando. “Fue un error total y se aplicó una metodología poco transparente… Creo que es apresurado y tenemos que ser más conscientes y pensar más en la construcción que cerrar las puertas de Juntos por el Cambio. No hay que cerrarle la puerta a nadie. Sentí y les dije a los presidentes de los partidos -que integran JxC- que había sido muy apresurado y sin discusiones previas y que no ha sido una buena metodología avanzar por los no”, declaró Bullrich.
El chicaneo mediático siguió. Milei trató de fascistas y fracasados a los firmantes del documento. Elisa Carrió no se hizo esperar con su respuesta: “muchos con igual discurso generaron terribles dictaduras en Europa…tengo miedo al huevo de la serpiente”, se despachó dejando una elegante referencia a la magistral obra del gran Ingmar Bergman que fue respondida por el libertario con un cross a la mandíbula: “Lilita tiene el CUIL invicto”.
Gerardo Morales también se anotó y dejó la siguiente recomendación, “estaría bueno que Milei camine un barrio, que le mire la cara a un pobre”, la respuesta del aludido no tardó en llegar: “Estaría bueno que Gerardo Morales algún día labure, que mire a la cara un trabajador y le diga que paga impuestos para mantener a los 25 familiares que él metió en el Estado”.
La cuestión de fondo aquí no pasa por las chicanas entre los dirigentes de JxC (aunque hay que admitir que resultan entretenidas) sino por la inconsistencia ideológica interna que revela el episodio.
Por ideología, por la concepción del rol del Estado, por la noción de cómo debería manejarse la economía de un país, es decir por las cuestiones de fondo, dirigentes como Macri, Bullrich o López Murphy están bastante más cerca de los libertarios que de los radicales o de la Coalición Cívica (recordar que hasta 2015 Elisa Carrió junto al cineasta Pino Solanas encabezaban un espacio político que se reivindicaba progresista y de centro izquierda).
Si esa alianza se mantiene unida es por conveniencia electoral antes que por convicción o por coincidencias programáticas.
Pero la novedad es que también está en discusión la conveniencia electoral de sostener grandes alianzas como JxC y el FdeT. Especialmente cuando salen a la luz de una manera tan contundente las profundas disidencias entre los socios. Porque la gente lo percibe y son cada vez más quienes entienden que no resulta conveniente poner el Gobierno en manos de personas que tienen ideas muy distintas.
En el sentido común de los argentinos empieza a calar cada vez más fuerte la idea de que una alianza en la que no hay un consenso respecto a cuestiones básicas, difícilmente pueda hacer algo parecido a un buen gobierno.
Eso beneficia a espacios políticos con menor amplitud ideológica entre sus componentes pero, justamente por eso, mayor coherencia interna. Movimientos como el de los libertarios, con una clara línea política y con discursos que no admiten ambigüedades, se fortalecen con la debilidad de los grandes frentes.
Sin necesidad de ubicarse en posiciones extremas ni sacudir a la opinión pública con discursos rimbombantes, espacios provinciales como la Renovación misionera, que pueden mostrar liderazgos claros, cohesión interna y capacidad gestión, también ganan en la consideración popular. Más todavía ante el contraste frente a las crisis del FdeT y JxC.
La ola libertaria no sacude solamente a JxC, al punto de ponerlo al borde del quiebre, sino también a el FdeT. Para los cambiemitas la amenaza es más directa, porque el despegue de los libertarios les resta votos y los desnuda en sus inconsistencias, pero para el kirchnerismo también representa un golpe duro.
Hace 15 o 20 años los jóvenes adherían mayoritariamente a expresiones políticas de centro izquierda, lo que benefició al kirchnerismo que nutría su caudal de votos con los sub 30.
Eso empezó a cambiar cuando los libertarios lograron imponer un discurso que ubica a la izquierda como el statu quo que hay que derrotar y al liberalismo puro y duro como la única alternativa verdaderamente revolucionaria.
De tal modo que si bien los libertarios difícilmente hagan mella en el voto duro kirchnerista, sí les están ganando la batalla simbólica para captar el voto joven, lo que disminuye sensiblemente la capacidad de esta variante del peronismo de sumar nueva sangre a su base electoral.
Hoy no se fía, mañana sí
Mañana domingo inicia un nuevo mes, en este caso mayo, y eso implica que para el Gobierno nacional se acerca el temido momento de tener que anunciar un nuevo índice de inflación. En un ejercicio que resulta ya habitual, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, abrió el paraguas antes de la llegada de la tormenta.
“La inflación de abril no viene bien”, anticipó el barbado ministro, como si a los argentinos nos hiciera falta esa aclaración.
En un intento de llevar algo de alivio, repitió la misma fórmula que aplicó antes de anunciar el IPC de marzo: este mes no bajó, pero el mes que viene van a ver cómo baja, dijo (palabras más, palabras menos) recordando aquellos carteles que todavía se dejan ver en algunas despensas: “hoy no se fía, mañana sí”.
Además Kulfas insistió con eso de que “sacando el problema de la inflación, la economía se está recuperando”.
Aunque esa expresión resulte descabellada para cualquier asalariado vapuleado por la alocada carrera de los precios, la estadística muestra números que la respaldan.
Según los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), la creación de empleo privado acumuló un crecimiento de 13 meses consecutivos de diciembre 2020 a enero 2022. Solo en enero de 2022 se incorporaron 29.000 personas al empleo asalariado registrado, mientras que en los últimos tres meses lo hicieron 80.000 personas. Asimismo, en los últimos doce meses se crearon unos 210.000 empleos asalariados registrados en el sector privado.
En marzo se alcanzó un superávit comercial de 279 millones de dólares, registrando 15 meses consecutivos de saldo positivo y la balanza comercial del primer trimestre acumuló 1.394 millones de dólares.
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de febrero volvió a crecer 1,8% mensual en la serie sin estacionalidad (s.e.), superando por noveno mes consecutivo el nivel pre-covid de febrero de 2020 (+6,2%) y ubicándose a solo 2,2% del máximo registrado en noviembre de 2017.
En materia de déficit fiscal, la situación también mejora. El primer trimestre arrojó un resultado primario de 192.735 millones, sobrecumpliendo así la meta trimestral de déficit primario establecida en el acuerdo con el FMI que estipulaba un techo de 222.264 millones.
El problema es que, salvo las 210 mil personas que consiguieron trabajo en blanco, el resto de los argentinos no registraron ninguna mejoría en su situación económica familiar porque la inflación se los llevó puestos.
El ajuste que los últimos gobiernos se negaron a aplicar por temor al costo político que pudiera generar, lo está haciendo la inflación que desde 2018 no baja del parámetro del 50% anual, salvo por el 2020 que fue un año atípico por la pandemia.
Del lado de los productores
Uno de los lineamientos políticos que sostiene la renovación al punto de convertirlo en política de Estado en Misiones es la defensa de los intereses de los productores, especialmente de los más pequeños.
En ese sentido el Gobierno provincial generó en los últimos días dos acciones concretas de alto impacto.
La más reciente de ellas fue la defensa en el plano judicial de la resolución 170 del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) que por primera vez dio respuesta a un reclamo histórico de los pequeños productores al establecer un cupo máximo de nuevas plantaciones. Una medida necesaria para ordenar a un sector que sufre crisis recurrentes por sobreoferta de materia prima que destruyen a los pequeños colonos.
La foto de hoy muestra a un sector primario fortalecido con buenos precios de la hoja verde gracias a los cuales la economía de buena parte de la provincia se mantiene con altos niveles de actividad. Cuando el productor yerbatero tiene plata en el bolsillo, el consumo crece y el comercio lo agradece.
Pero esos buenos precios incentivaron a las grandes industrias a aumentar su producción para quedarse también con la rentabilidad del primer eslabón de la cadena yerbatera. Según datos del más reciente relevamiento de plantaciones que elaboró el INYM, en un plazo de cinco años habrá condiciones para una nueva crisis por sobreoferta si no se aplica algún tipo de regulación.
De allí la necesidad de avanzar con la resolución 170 que previsiblemente fue resistida por la molinería que preferiría pagar menos de lo que está pagando por cada kilo de hoja verde o de canchada que compra a terceros.
El gobierno de Corrientes, mucho más cercano a los intereses de la molinería que a los de los productores, respaldó a la molinería en su rechazo a la 170 y puso a disposición de ese sector los servicios de los jueces amigos.
Así los molineros consiguieron recursos de amparo (dos, a falta de uno) para suspender la aplicación de la mencionada resolución.
El Gobierno de Misiones en cambio, tomó partido por los productores y esta semana realizó una presentación mediante la cual advierte que no reconoce la competencia del juzgado federal de Paso de los Libres, ni de la Cámara de Apelaciones Federal, a saber quiénes fallaron a favor de la molinería.
En el escrito, Misiones remarca que la no aplicación de la resolución 170 traería un perjuicio a la provincia, tanto en la faz económica como social.
El gobernador Oscar Herrera Ahuad entregó las primeras credenciales de la cobertura de salud a productores yerbateros en Dos Arroyoshttps://t.co/WvEOCcNFjq pic.twitter.com/BHzbQGC1ZD
— misionesonline.net (@misionesonline) April 29, 2022
La segunda acción generada por el Gobierno provincial, también en forma conjunta con el INYM, fue la puesta en funcionamiento de una cobertura de salud para productores yerbateros, medida que estará entre los anuncios que hará el Gobernador mañana domingo.
Nuevamente, esta acción impulsada por el Gobierno provincial y por el INYM en defensa de los pequeños productores, fue resistida por el Gobierno de Corrientes y por la molinería cuando el tema se discutió en el directorio del INYM.
Un ritual de alto contenido político
En la política provincial las expectativas estarán puestas en la asamblea legislativa del 1° de Mayo donde se prevé una masiva concurrencia popular en respaldo a la gestión del gobernador Oscar Herrera Ahuad, quien cumplirá el mandato constitucional de rendir cuentas ante los representantes del pueblo. Se espera un discurso cargado de anuncios y la ratificación política del rumbo del Frente Renovador.
En la parte conceptual de su discurso, el Gobernador destacará los beneficios que reportó para la provincia la estrategia de la boleta corta, que puso al Frente Renovador al margen de las estériles discusiones entre los dos frentes de alcance nacional y también de las internas que desangran a ambos lados de la grieta.
Ese perfil provincialista e independiente de las alianzas que hoy están en crisis, le permitió al Gobierno provincial seguir reclamando permanentemente las reivindicaciones que merece Misiones, como el gasoducto, la energía eléctrica más barata, la zona aduanera especial, una coparticipación más justa y una compensación ambiental. Ninguno de los diputados nacionales por Misiones que no están dentro de la renovación, acompañaron a Herrera Ahuad en estos reclamos.
Desde la política, la posición de la renovación es clara, defender siempre a los misioneros y mantener una independencia política de los partidos nacionales que nunca cumplieron con las deudas con Misiones.
Esta semana hubo otra importante gestión: el Gobernador recibió a la comitiva de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales SA (ARSAT) para estrechar vínculos y afianzar acciones tecnológicas con empresas locales. Herrera Ahuad destacó la relevancia de trabajar en conjunto para tratar elevar y mejorar la conectividad en la provincia.
El Gobernador recordó que la soberanía también pasa por la conectividad, como el reclamado gasoducto para la región, con la intención de llegar al oriente misionero y que, aseveró, depende de decisiones políticas.
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