Al menos hasta el próximo martes, el Ina pronosticó una altura en torno a los 3,86 metros. La medición de este jueves del Centro de Informaciones Meteorológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) alcanzó los 3,77 metros en el puerto de la vecina provincia.
La última vez que el río consiguió esa altura fue en enero y febrero del año pasado, un repunte que derivó en la continuidad de la bajante histórica.
Según el último informe del Ina, el nivel permaneció en gradual ascenso hasta durante toda la semana y en los últimos siete días creció casi dos metros.
De este modo, el río Paraná dejó atrás el rango de aguas bajas en Corrientes. El último promedio semanal fue de 2,50 metros. Sin embargo, esa medición está 1,30 metros por debajo del promedio mensual de abril de los últimos 25 años.
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Aguas medias
El Ina prevé la continuidad del río dentro de la franja de aguas medias, con oscilaciones durante la semana, para mantener los valores en el rango entre los 2,50 y los 4,00 metros.
Por su parte, el director de Alertas del Ina, Juan Borus, señaló que por estas semanas el río Paraná atraviesa una “mejora acotadísima y mínima, pero marcando el camino hacia la normalidad, que quizás se alcance en la primavera”. Aseguró que durante el invierno se podría comenzar a notar una mejora gradual en el promedio de lluvias. “No creo que antes de la primavera tengamos una situación normal”, aclaró el funcionario.
La futura evolución, agregó el informe oficial, dependerá fuertemente de la evolución de las lluvias en la región, especialmente en la parte de la cuenca de aporte de respuesta más rápida (cuenca del río Iguazú, cuenca próxima al embalse de Itaipú y cuenca de aporte al tramo misionero-paraguayo).
Sitios inundables
El ingeniero Hugo Rohrmann, especialista en Recursos Hídricos y docente-investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), se refirió a “una consecuencia silenciosa, con poca visibilidad”, por tanto tiempo de un río en bajos niveles de caudal.
Advirtió por los casos de ocupación de tierras con fines habitacionales, en sitios claramente inundables. Ejemplos de ello son los asentamientos y viviendas individuales que se observan en la zona de Tres Bocas de Puerto Vilelas, la zona de Antequeras y camino hacia la Isla del Cerrito.
Entre otros impactos de la bajante extrema, el investigador agregó las afectaciones a la calidad del agua para el consumo de la población, las limitaciones al tránsito fluvial, la disminución de fauna ictícola, los cambios en el paisaje por el descubrimiento de los inmensos bancos de arena, así como los problemas en la generación de energía hidroeléctrica.
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