Actualmente, la contaminación y la crisis climática generan daños que van desde las consecuencias en el organismo de las olas de calor, a la aparición de enfermedades infecciosas como el dengue y la actual pandemia del coronavirus, al agravamiento de enfermedades respiratorias y ciertos tipos de cáncer por efecto de microplásticos y otras sustancias contaminantes en el aire, el suelo y el agua.
Según cálculos de la OMS, cada año se producen más de 13 millones de muertes debido a causas ambientales evitables. Sin ir más lejos, la crisis climática, es también una crisis sanitaria global.
“El cambio climático que acentúa los fenómenos meteorológicos extremos tiene efectos directos e indirectos en la salud de las personas”, señala la climatóloga Matilde Rusticucci, investigadora principal del Conicet y profesora de la UBA en Ciencias de la Atmósfera.
“Los efectos directos de las olas de calor provocan un aumento en la mortalidad, sobre todo en niños y ancianos. Además, el estrés térmico disminuye el rendimiento laboral y vuelve insalubres algunos trabajos al aire libre como la construcción o la producción de alimentos. Por otro lado, Una inundación provoca traumatismos y las olas de frío están directamente relacionadas con mayor número de infartos y muertes por hipotermia”, explica Rusticucci, quien es co-autora de los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).
“Además, están los efectos indirectos del cambio climático, ya sea por sequías o inundaciones en la calidad del agua, aumentando la ocurrencia de diarreas que pueden ser mortales en bebés y niños pequeños. Esto también repercute en la calidad y el acceso a alimentos, agravando otras enfermedades”, detalla la climatóloga.
Por otro lado, las temperaturas más cálidas y húmedas favorecen la propagación de vectores como el mosquito Aedes Aegypti, que transmite enfermedades como el dengue, zika y chikungunya. Ya hay estudios que muestran que este riesgo aumentado puede atribuirse al Cambio Climático.
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Sindemia
La propia pandemia del coronavirus, originada en un virus zoonótico, estaría directamente relacionada con la crisis climática y la pérdida de biodiversidad que facilitó la transmisión del virus de una especie animal a la humana según algunas teorías.
Al respecto, el médico epidemiólogo, sanitarista y activista climático Carlos Ferreyra sostiene que “estamos atravesando una indemia, es decir “una epidemia que se ve agravada por factores sociales, ambientales, económicos y culturales como la destrucción de bosques y humedales, la pobreza, la desigualdad, el hacinamiento en las ciudades, la malnutrición, la obesidad y hábitos poco saludables como el sedentarismo que debilitan nuestro sistema de defensas”.
El especialista también advierte que, “la variabilidad climática y las temperaturas extremas en algunas zonas del planeta harán inviables algunas actividades como los deportes, la agricultura o la construcción. Por encima de los 40° C, la exposición a radiación solar y la deshidratación generan severos daños al organismo y pueden provocar la muerte”.
Ferreyra destaca que en esta nueva conmemoración del Día Mundial de la Salud, “si bien es importante concientizar acerca del estrecho vínculo entre la salud humana y la ambiental, hay dos grandes temas que están quedando afuera: el impacto de una nueva guerra como la de Rusia y Ucrania, con pérdidas de vida humanas, desplazamientos forzados, y problemas en el acceso a la energía y la alimentación, y el diseño de un nuevo Tratado Pandémico en el marco de la OMS que guíe a los Estados, las instituciones y la población, en cómo actuar frente a futuras pandemias que se van a producir en el contexto de la actual crisis climática”.
Plásticos nocivos para la salud
La generación de basura y la contaminación por plásticos son problemas crecientes que también afectan a la salud. De acuerdo al informe “Plásticos, Salud y Perturbadores Endócrinos”, muchos aditivos plásticos de uso cotidiano interfieren en el funcionamiento hormonal. Estos compuestos “contribuyen a generar diferentes tipos de cáncer, diabetes, daños en los riñones, el hígado y la tiroides, desórdenes metabólicos, impactos neurológicos, inflamación y alteraciones en la fertilidad”, advierte el trabajo elaborado por la Sociedad Mundial de Endocrinología e IPEN, una red internacional de organizaciones que promueve la eliminación de plásticos y contaminantes químicos.
“Los perturbadores endócrinos son compuestos químicos presentes en el ambiente, que al ingresar al organismo alteran los sistemas hormonales”, explica la médica clínica y endocrinóloga Alejandra Rodríguez Zía. “Los plásticos, cuando son sometidos al calor, liberan sustancias tóxicas que tienen acciones hormonales”, señala.
“Actualmente hay una pandemia de estrógenos o estrogenización, una tendencia al aumento de hormonas femeninas en hombres y mujeres y una de las razones es la llegada de estos disruptores endocrinos, que afectan a los receptores de las hormonas en nuestro cuerpo: particularmente en los varones la próstata, y en las mujeres las mamas y el útero”, explica la endocrinóloga.
El impacto de los microplásticos que genera la degradación de este material impregnando aire, suelos y cursos de agua está siendo estudiado en muchos países y varios de ellos impulsan regulaciones para prohibir cierto tipo de plásticos, y especialmente los de un solo uso como envases descartables de bebidas y alimentos. Este año, representantes de 175 estados miembros de la ONU se reunieron en Nairobi, Kenya, para impulsar un Tratado para reducir la contaminación plástica de alcance mundial.
La crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación están mostrando sus efectos en la salud de las personas. “Es preciso actuar en forma urgente sobre las causas de estos problemas, pero también adaptarnos como sociedad y adaptar los sistemas sanitarios a sus consecuencias”, señala la climatóloga Rusticucci.
Actualmente, en el Gabinete Climático del gobierno nacional, integrado por referentes de distintos ministerios en todas las provincias, se está trabajando en estrategias de adaptación a los eventos extremos.
“En las provincias del norte del país, se corta al mediodía la actividad y eso tiene una razón de ser, ya que el calor extremo es un riesgo sanitario”, ejemplifica Rusticucci. “Desde el Servicio Meteorológico Nacional, hoy se emiten diversas alertas, por tormentas, vientos fuertes, olas de frío o calor, con recomendaciones básicas que debemos incorporar: no exponernos en las horas de mayor radiación solar, ingerir abundante agua, usar repelente”.
La endocrinóloga Rodríguez Zía, por su parte, destaca la importancia de cuidar la alimentación, buscando que sea variada y libre de contaminantes y químicos, para cuidar el buen funcionamiento hormonal y de todo nuestro organismo.
Cada vez resulta más evidente que la salud humana, animal y ambiental están interrelacionadas. “No hay vida saludable sin armonía del ser humano con la naturaleza y otros seres vivientes. Esto ya lo sabían nuestros pueblos originarios, que hoy luchan para mantener sus territorios a salvo de un supuesto progreso basado en la explotación de la naturaleza y las personas”, concluye el epidemiólogo Ferreyra.
El Día Mundial de la Salud, en un 2022 signado por la continuidad de la pandemia y la crisis climática, es una buena oportunidad para reflexionar y actuar en favor de nuestro bienestar y el del Planeta.
Este miércoles se se celebra el Día Mundial de la Actividad Física, una jornada que concientiza sobre la importancia del cuidado de la saludhttps://t.co/akgflw9deb
— misionesonline.net (@misionesonline) April 6, 2022
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