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Análisis semanal: El triunfo de las vacunas, la interna opositora y el boom del turismo

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Mientras las curvas de contagios se dispararon en todo el país, la cantidad de hospitalizados y de fallecidos apenas si variaron. Las vacunas hicieron que, en la enorme mayoría de los casos, el tránsito del virus no provocara más que la gripesiña que pronosticaba el inefable Bolsonaro.

A poco más de un año de las primeras aplicaciones, la estadística resulta más que evidente y por si quedaba alguna duda el ministro de Salud porteño Fernán Quirós se encargó de disiparlas: “el 5% de la población porteña no está vacunada o tiene una sola dosis, y son quienes utilizan el 65% de las camas de terapia intensiva”, reveló.

El dato que apuntó Quirós advierte que la sola existencia de la vacuna no resuelve el problema, no mientras siga habiendo gente que se niegue a inocularse. De allí la importancia de avanzar en distintos mecanismos para persuadir a los habitantes de todo el país a cumplir con el esquema de vacunación.

En esa dirección apunta el “pase sanitario” que adoptaron varias provincias, entre ellas Misiones. Aunque la medida no obliga a nadie a vacunarse, los mismos que antes denunciaban “infectadura” y se oponían al distanciamiento social, hoy consideran que el pase sanitario es un atentado contra las libertades individuales. En este caso se estaría atentando contra la libertad de enfermarse y contagiar a los demás.

Como todas las veces que alguien cuestiona alguna decisión del Gobierno, sin importar los argumentos, siempre hay un sector de la oposición que acompaña la crítica, todo sea por menoscabar al rival político, aumentar lo máximo posible el nivel de tensión en la sociedad y así sumar puntos en la interna opositora. No importa si después hay que sepultar más muertos.

El que más se entusiasmó fue el libertario Javier Milei –entre sus seguidores hay una nutrida comunidad de antivacunas y adherentes a otras formas de conspiranoia- que comparó al pase sanitario con la Estrella de David, símbolo que los nazis obligaban a portar a los judíos para estigmatizarlos.

La poco feliz comparación le valió a Milei el repudio de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) que acusó al economista de banalizar la Shoá y con ello ofender la memoria de los 6 millones de judíos asesinados por el régimen nazi.

Más allá de las comparaciones inauditas como la que hizo Milei, los planteamientos de inconstitucionalidad al pase sanitario no tienen mucho asidero.

El Estado no solamente está en condiciones de exigir pase sanitario para asistir a un espectáculo o a un restaurante, también podría establecer la obligatoriedad de la vacunación, como ya lo hace con el extenso calendario de vacunas vigente para la población en edad infantil, que dicho sea de paso además está obligada a asistir a la escuela, sin que a nadie se le ocurra que dichas obligaciones configuren un atentado contra las libertades individuales.

 

Historia de nunca acordar

Después del año electoral, ahora sí el Gobierno nacional está dando los pasos necesarios para avanzar en la renegociación de la deuda con el FMI que la gestión de Mauricio Macri dejó como legado a todos los argentinos.

Como era previsible, una vez que comenzaron a negociarse los aspectos técnicos del nuevo acuerdo quedó en evidencia que aquella promesa del presidente Alberto Fernández de acordar con el FMI sin que ello implique un ajuste, será de muy difícil cumplimiento.

Como primera medida, el Gobierno nacional pretende el respaldo de los gobernadores y de las demás fuerzas políticas a la propuesta que pretende poner sobre la mesa de negociación, para ello citó a los mandatarios a una reunión de carácter informativo.

En ese ámbito Guzmán explicó que el punto de mayor divergencia con el FMI es el “sendero fiscal”, es decir cuánto debería reducir su déficit cada año el país para que el Fondo acceda a otorgar algún tipo de beneficio en las condiciones de pago del irracional crédito que le otorgó a Macri.

Como siempre, el FMI pide una política de recorte del gasto mucho más agresiva que la que el Gobierno está dispuesto a llevar adelante. Según lo planteó el propio Guzmán, de esa variable depende que el programa que adopte Argentina permita la continuidad de la recuperación de la economía o meta al país en otra espiral de recesión como resultado del recorte del gasto.

La segunda divergencia tiene que ver con la forma en la que debería ser financiado ese déficit. Argentina pretende hacerlo con emisión y el FMI, más apegado a la ortodoxia, con más endeudamiento.

¿Cómo podría el Gobierno imponer sus criterios en una negociación en la que tiene casi nada para ofrecer?, con el respaldo político de los países que integran el board del Fondo, más específicamente del socio mayoritario, Estados Unidos.

El problema es que desde la administración de Joe Biden se encargaron de aclararle a Guzmán, y a quien hiciera falta, que Estados Unidos no va a votar a favor de Argentina a menos que presente “un plan creíble y sostenible en el tiempo”.

Traducido: no creen que el programa de Guzmán de pagar con el producto del crecimiento económico del país sea cumplible (básicamente porque no creen que el país vaya a crecer todo lo que dice Guzmán) y se inclinan por la alternativa del ajustazo.

La posición de Estados Unidos sobre la cuestión es más o menos la de siempre y la única posibilidad que tiene Argentina para revertirla es ofrecer a cambio alguna solución a algún problema que el gran país del norte considere más relevante que la deuda argentina.

Sin dudas un asunto que tiene muy preocupados a los estadounidenses es el crecimiento de la influencia de China como actor de la economía en el mundo, pero fundamentalmente en Latinoamérica.

Mientras su equipo económico intenta avanzar en la negociación con el Fondo y con Estados Unidos, Alberto espera encontrarse con el líder chino Xi Jinping en Beijing, preferiblemente en la primera mitad de febrero.

Un avance en la relación bilateral con China le daría a Argentina un nuevo elemento para poner sobre la mesa de negociación con el FMI y con Estados Unidos.

 

Interna salvaje

Como si no tuvieran nada que ver con el préstamo del FMI, los gobernadores de Juntos por el Cambio no asistieron a la reunión convocada por el Gobierno nacional y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ni siquiera envió a su ministro de Hacienda o a su secretario.

Uno de los que sí envió representantes y además se comprometió a asistir a una nueva reunión destinada solamente a la oposición fue el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. “Esta deuda la contrajimos nosotros y lo menos que tenemos que hacer es ir y escuchar a Martín Guzmán”, declaró el mandatario jujeño en misil teledirigido a sus socios del PRO.

El jujeño ya había cuestionado la decisión de los diputados nacionales de Juntos por el Cambio de votar en contra del Presupuesto 2022.

Lo de Morales no responde tanto a gestos de madurez política como a la búsqueda de un posicionamiento ventajoso en la interna opositora de cara a las presidenciales de 2023.

Por paradójico que suene, la victoria de Juntos por el Cambio en las legislativas del año pasado provocó más internas dentro de ese frente que en el oficialismo nacional. La posibilidad más palpable de volver a ser gobierno, pero esta vez sin un liderazgo claro que se imponga, generó una carrera despiadada en la que muchos se ven con chances de ganar.

Los principales referentes de la oposición hoy están más preocupados por correr esa carrera que por las responsabilidades que hayan asumido en la función pública.

Eso lleva a que los dirigentes del PRO no quieran sentarse a hablar de la deuda con el FMI, porque como tomadores de esa deuda saben que les cabe la mayor responsabilidad en el asunto e incluso sus socios radicales se lo van recordar. Ya lo hizo Morales cuando afirmó el jueves que Macri “avisó” a la UCR del acuerdo con el FMI “minutos antes de firmarlo”.

Mientras desde la UCR juegan a la oposición a Alberto pero también a despegarse del gobierno de Macri, desde los sectores más duros del PRO apuestan a diferenciarse en la interna como los más fervientes anti K, lo que los lleva a oponerse a absolutamente todo lo que tenga alguna relación con el Gobierno nacional y a coquetear con la extrema derecha.

Como la presidente del PRO Patricia Bullrich que se muestra más cercana a Javier Milei que a sus socios de la Coalición Cívica y la UCR.

Enfrascados en la interna, ninguno se detiene a pensar en el bien común, lo único que importa es no resignar terreno en la carrera rumbo a las presidenciales. Nadie quiere quedar catalogado como tibio y por las dudas se terminan oponiendo a todo, presupuesto, pase sanitario, renegociación con el FMI, todo está mal.

La fragmentación complica más el panorama porque a esta altura el oficialismo no tiene en claro con quien se debería sentar a negociar para avanzar en acuerdos que son más necesarios que nunca en el contexto actual, en el que el Gobierno carece de mayorías legislativas.

Esa interna ya dejó al país sin presupuesto y ahora está dificultando el avance de la renegociación del crédito con el FMI, dado que uno de los requisitos que exige el organismo es que la propuesta que presente Argentina cuente con el respaldo de las principales fuerzas políticas, para evitar que un eventual próximo gobierno de diferente signo político termine desconociendo el acuerdo.

Lamentablemente el organismo de crédito no tuvo la misma precaución a la hora de otorgarle el crédito a la administración de Macri, que lo tomó sin siquiera consultar con sus compañeros de frente, si nos guiamos por los dichos de Morales.

 

El deber de la gestión

La interna opositora termina perjudicando no solamente al Gobierno nacional porque en su intento por hundir a Alberto y al kirchnerismo también terminan afectando a los gobiernos provinciales y en definitiva, a la gente.

La caída del presupuesto dejó sin una herramienta que aporta previsibilidad a las provincias y a los municipios y obligó a los gobernadores a volver a gestionar fondos y obras que habían sido comprometidas por la Nación y quedaron en el limbo después del “triunfo” de la oposición en la sesión del presupuesto.

Durante la semana el gobernador Oscar Herrera Ahuad estuvo en Buenos Aires realizando gestiones para mejorar las condiciones económicas de la provincia y generar ámbitos de desarrollo y crecimiento con herramientas que faciliten la radicación de empresas y la generación de empleo para los misioneros.

Herrera Ahuad se reunió con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. “Abordamos temas del sector productivo e inversiones para Misiones. Destacó su compromiso para gestionar soluciones que lleguen a todos los misioneros”, señaló el gobernador tras la reunión.

El propio Kulfas había señalado que en el encuentro se avanzó “en una agenda productiva para el 2022 que tendrá al desarrollo de las PyMEs como una de las prioridades. Vamos a trabajar para que la reactivación en marcha llegue a cada rincón de Argentina”, dijo.

 

El renacer del turismo

Pero si de reactivación se habla, forzosamente hay que hablar del turismo en Misiones que por estos días atraviesa una temporada histórica. Hay más visitantes que en 2021 que había sido el mejor año de las últimas décadas.

Las fronteras abiertas y el dólar blue por las nubes favorecieron la llegada de visitantes de Brasil y Paraguay que pisan la provincia en un plan combinado de compras y turismo. Los argentinos siguen eligiendo a Misiones, pero también los misioneros están redescubriendo los atractivos de siempre y conociendo las nuevas propuestas. En ese contexto se destaca Posadas y sus ofertas recreativas, las playas –especialmente la Costa Sur- se imponen entre los posadeños que en otras épocas preferían viajar a Ituzaingó.

Todos los días hay actividades recreativas, deportivas y espectáculos culturales para disfrutar además de la oferta gastronómica, los amplios espacios de estacionamiento y el cuidado del personal de la Municipalidad en aspectos como guardavidas, limpieza, embellecimiento, orden y permanente atención a cualquier necesidad.

Los misioneros están redescubriendo Posadas, así como también los turistas que vienen de otros lugares. Mucha de la gente que iba a Ituzaingó, Brasil o Encarnación ahora disfruta del verano en Posadas y eso genera una sinergia económica muy fuerte, con más empleo, más emprendimientos y generación de riqueza.

Puerto Iguazú se posiciona como la quinta ciudad más elegida del país arrojando una ocupación hotelera del 91% durante el primer fin de semana del año a partir de la llegada de más de 25 mil turistas, pero la novedad es que el éxito de esta capital del turismo se derrama como nunca antes a los demás atractivos desparramados en la provincia.

Con estadías promedio que se extienden cada vez más, los visitantes que llegan a Misiones para ver las Cataratas aprovechan para conocer también los Saltos del Moconá, las reducciones jesuíticas, los establecimientos de turismo rural, los establecimientos que ofrecen experiencias de turismo aventura y deportes extremos, además de la interminable oferta de saltos y cascadas que ofrece Misiones.

 

¿Cambio en Yacyretá?

Con el cambio de año llegaron rumores de desplazamiento de funcionarios nacionales. Uno de ellos apunta al director de la Entidad Binacional Yacyretá, Ignacio “Nacho” Barrios Arrechea.

El hijo del exgobernador Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea llegó a tan encumbrado puesto sin ninguna experiencia en la gestión pública y con una cercanía muy directa a los principales referentes de La Cámpora como principal antecedente.

El paupérrimo desempeño electoral que tuvo el camporismo de Misiones primero en las PASO y luego en las generales, provocó que más de uno dentro de esa agrupación kirchnerista (que oficia como una agencia de contrataciones para los cargos públicos nacionales) cuestionara la presencia de un misionero al frente de la EBY.

Los rumores señalan que el cargo de Arrechea sería ocupado por Fernando De Vido, exintendente de la capital formoseña, actual director de vialidad de esa provincia y hombre de confianza del eterno Gildo Insfran.

Para Misiones sería la consumación de una pérdida que se viene dando de manera progresiva desde hace ya varios años.

Yacyretá supo ser una herramienta de desarrollo para Misiones, provincia que debió asumir casi la totalidad del pasivo ambiental que provocó el embalse en la margen argentina del Paraná.

Desde el Gobierno provincial entienden que durante su gestión, Barrios Arrechea no generó obras importantes para la provincia y que en cambio sí las hizo en Corrientes y en Paraguay. También reservan duros cuestionamientos para su antecesor, Martín Goerling, tercero cómodo en la interna de Cambiemos en Misiones previa a las legislativas del año pasado.

 

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