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Análisis semanal: jugar bien para ganar seguido

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No es que a los cultores del buen juego les resulte indiferente ganar o perder, es que están convencidos de que la consistencia en la senda del triunfo está directamente relacionada con la calidad del juego. Dicho de otro modo: que para ganar seguido es necesario jugar bien.

En política pasa algo similar. Los resultadistas de ese ámbito sólo piensan en ganar la próxima elección, aunque las decisiones que se tomen pensando en sumar algunos votos terminen dificultando una eventual gestión, mientras que para los defensores del buen juego, la buena gestión es el único camino para consolidar a un partido o movimiento y así aspirar a ganar no una sino muchas elecciones.

El Barcelona de Guardiola, el Boca de Bianchi, el River de Gallardo: en el plano futbolístico los antecedentes demuestran que para ganar cosas importantes primero hay que jugar bien, pese a ello en Argentina por lo general pesan más las urgencias por sumar puntos como sea y lo que prima es el “resultadismo”.

Nuevamente, en la política nacional ocurre algo similar pero con consecuencias mucho más graves. Ante la falta de liderazgos con capacidad de unir al país y de proyectos de desarrollo que sean viables en el plano económico pero también en el plano social, se establecen alianzas electoralistas insostenibles, algunas de las cuales consiguen sonoros éxitos en las urnas para luego llevar adelante políticas pensadas con el único propósito de ganar la próxima elección aunque ello termine socavando las posibilidades de hacer una buena gestión.

La urgencia por sumar dos o tres diputados, o en su defecto por no perderlos, o por retener tal o cual municipio de Buenos Aires se valoran por encima de lo que debería ser lo más importante para un gobierno: hacer una buena gestión.

Argentina es un país en el que impera el cortoplacismo más absoluto. En las oposiciones se forman alianzas entre partidos y dirigentes a los que solamente une el espanto frente al que está gobernando y la ambición por llegar a un cargo, aunque no sepan muy bien para qué y los oficialismos no dudan en hipotecar el futuro de las generaciones por venir en la desesperación por no perder una elección.

El plan atolondrado del gobierno de Alberto Fernández para revertir los resultados de las primarias poniendo “platita en los bolsillos de la gente” y de paso recalentando la emisión monetaria en un contexto inflacionario es un ejemplo claro de esto último, pero no tan claro como el préstamo impagable que Macri le hizo tomar al país con irresponsabilidad criminal con el único objetivo de ganar las elecciones de 2019.

Tanto en el fútbol como en la política el resultadismo lleva a una paradoja: mientras más se piensa en el resultado inmediato, menos posibilidades hay de consolidar un proceso. Los técnicos duran cada vez menos tiempo y los presidentes también.

Cristina fue la última/o presidente en lograr la reelección, su sucesor consiguió ganar su elección de medio término pero se quedó en el “primer tiempo” y todo indica que Alberto saldrá con un aplazo de su primer examen electoral como presidente.

 

Con visión de largo plazo

A diferencia de lo que viene ocurriendo a escala nacional, con ciclos políticos cada vez más cortos y gestiones con resultados siempre pobres, en Misiones la renovación lleva 18 años gobernando y en buena medida logró esa continuidad gracias a que siempre se las arregló para atender lo urgente sin dejar de trabajar en lo importante.

Podrá gustar más o menos el estilo de liderazgo del conductor de ese espacio político, Carlos Rovira, lo que no se puede negar es que tiene un proyecto a largo plazo, algo de lo que carecen los dos frentes mayoritarios de escala nacional.

El presidente de la Legislatura provincial volvió a dar una muestra de su capacidad de anticipar escenarios, una cualidad esencial para cualquiera que pretenda hacer política pensando más allá del día a día.

Mientras todo el resto del arco político tiene la cabeza enfrascada en las elecciones de la semana próxima, Rovira salió a presentar la estrategia para encarar el escenario poselectoral que tendrá nuevos balances de poder.

Mientras los analistas discuten si el Gobierno nacional ganará o perderá dos o cuatro puntos en provincia de Buenos Aires o si podrá revertir el resultado en La Pampa y así evitar la pérdida de un senador, Rovira anticipó la creación de un nuevo bloque legislativo en el Congreso al que denominó Neo Revisionista.

Es que más allá de los puntos que pueda o no recuperar el Gobierno nacional en las generales del domingo próximo, está claro que no tendrá quorum propio ni mayoría automática en ninguna de las cámaras y allí yace una oportunidad de oro para los bloques independientes, como el misionerista, para hacer valer sus votos.

Rovira vio esa oportunidad antes que los demás y actuó en consecuencia. Inició una serie de contactos con representantes de provincias que no están alineados con el Frente de Todos ni con Cambiemos para sumar masa crítica y conformar un núcleo de poder con capacidad real de imponer condiciones frente a cualquiera de los bandos de la grieta.

Esa misma visión de largo plazo permitió a Misiones ser el primer Estado (nacional o subnacional) en entrar al mercado de bonos de carbono. Lo hizo mediante la firma de un acuerdo con la  empresa suiza Mercuria Energy Tradin que fue presentado el viernes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático desarrollada en Glasgow.

Según estimó el asesor de Gabinete de ministros de Misiones, Maximiliano Galli, que mantuvo un contacto virtual desde Glasgow con el programa La Hora M, ingresarían a la provincia alrededor de 200 millones de dólares anuales por la venta de bonos de carbono, lo que convertiría a los servicios ambientales de la selva misionera en una de las principales exportaciones de la provincia.

 

Con agenda propia

De cara a las elecciones del domingo que viene, el Gobierno de Misiones presenta a la calidad de gestión y la independencia frente a los mandatos de los frentes manejados desde Buenos Aires como sus principales argumentos de campaña.

Con Rovira pensando y diseñando las políticas de fondo y el Gobernador Oscar Herrera Ahuad, su gabinete de ministros y los intendentes –con mención de honor para el posadeño Lalo Stelatto- trabajando sin descanso para resolver el aspecto ejecutivo que impone el día a día de la gestión, la renovación consiguió consolidar un modelo que tiene la capacidad de atender al mismo tiempo las cuestiones de largo y mediano plazo sin resignar capacidad de reacción para dar respuesta inmediata a las urgencias.

De eso último dio sobradas muestras Herrera Ahuad en la gestión de la pandemia, cuyo éxito permitió a Misiones ser la primera provincia en reactivar su economía y en flexibilizar protocolos. El sábado pasado se convirtió además en la primera en permitirse celebrar un multitudinario recital al aire libre.

Desde la renovación reivindican a su lista de candidatos a diputados nacionales encabezada por el obereño Carlitos Fernández como la única con la independencia necesaria para plantarse frente a cualquier gobierno nacional para reclamar por los intereses de Misiones.

Para Rovira, el espacio que conduce marca una diferencia respecto a sus competidores en cuanto al tratamiento de los proyectos considerados cruciales para la administración de la provincia. “La única garantía que tienen los misioneros es que el Bloque Renovador se diferencia del resto. El resto, es la grieta”, apuntó.

“La única garantía que tienen los misioneros es que el Bloque Renovador se diferencia del resto. El resto, es la grieta”

De esta manera, Rovira volvió a pedir a los misioneros su cuota de confianza a la lista que encabeza el actual intendente de Oberá, Carlos Fernández; junto a la presidenta del Parque del Conocimiento, Claudia Gauto y el concejal de Posadas, Fernando Meza, quienes representarán al espacio misionerista en los comicios del 14 de noviembre.

“No somos independentistas, pero sí en el plano de las ideas, tenemos un movimiento propio, genuino, de vanguardia, que muchas veces es adoptado por otras regiones. Estamos en condiciones de consolidar un bloque neorevisionista”, aseveró desde Twitter.

 

Desde la renovación advierten que tanto Martín Arjol por Cambiemos e Isaac Lenguaza por el Frente de Todos, terminarán obedeciendo el mandato de los bloques nacionales si llegan al Congreso sin atender los intereses de Misiones, los diputados renovadores “tienen entre sus consignas una agenda repleta de objetivos concretos para la provincia como recuperar el punto de coparticipación que se perdió en el gobierno radical cediendo recursos a la provincia de Buenos Aires, la zona aduanera especial, la compensación ambiental y obras para los 77 municipios”.

Lalo Stelatto también fue muy categórico al expresar que “a veces, es necesario explicar que estas obras no se hacen solas y que detrás de cada cuadra que asfaltamos, de cada luminaria que colocamos e instalamos, de cada plaza que realizamos, hay un proyecto político que pone a los misioneros como prioridad. Que entiende las necesidades de la provincia antes que nada, y que trabaja por y para nuestra gente”.

 

Mate amargo

Mientras la renovación intenta poner el foco de las elecciones del domingo próximo en la defensa de los intereses de Misiones, en Juntos por el Cambio apuestan decididamente a nacionalizar la contienda.

De allí que el candidato que encabeza la nómina de ese espacio haya invitado al gobernador de Corrientes,  Gustavo Valdés y al principal candidato radical en provincia de Buenos Aires, Facundo Manes.

Lo que no se esperaba Arjol era que prácticamente todos los representantes de la producción yerbatera salieran a coro a repudiar la presencia del correntino, quien tiene un historial bien documentado de acciones a favor de la gran molinería de esa provincia en detrimento de los pequeños productores misioneros.

Bajo el título “El abrazo de la exclusión y la miseria”, en referencia al saludo proselitista que cerró la reunión entre Arjol y Valdés, representantes de tres de las asociaciones de productores yerbateros más importantes de la provincia se refirieron en duros términos al mandatario correntino.

En la nota firmada por Jonás Peterson de la Asociación Civil de Productores Yerbateros del Norte (ACPYN), Nelson Dalcolmo de la Asociación Chimiray y Marcelo Hacklander de la Unión De Agricultores de Misiones (UDAM), los productores recuerdan que el mandatario radical correntino se opuso a la resolución 170 del INYM, mediante la cual el instituto pretende ordenar la actividad y así dar respuesta a un reclamo histórico de los pequeños productores.

“Claramente la administración que encabeza Valdés representa una política yerbatera basada en grandes extensiones de cultivo en manos de pocos latifundistas, con un sistema de cosecha mecanizado que dejará afuera a miles de pequeños productores y tareferos. Por el contrario, nosotros propiciamos una actividad yerbatera pujante, que genere riqueza para todos los sectores y crezca de la mano de miles de familias arraigadas en sus chacras”, indicaron.

El tiro le salió por la culata al candidato radical posadeño, al menos frente a los productores yerbateros que salieron a advertir que por lealtad partidaria Arjol podría terminar obedeciendo órdenes y directivas políticas del jefe correntino.

“Tampoco podemos dejar pasar por alto el significado de su abrazo con Arjol, ya que en ese gesto vemos también el abrazo a una política que alienta el monopolio y que aparenta tener en el candidato a diputado nacional como un claro referente para intentar trasladar esa manera de hacer política en la provincia de Misiones, generando exclusión y miseria en la actividad yerbatera”, expresaron.

“Tampoco podemos dejar pasar por alto el significado de su abrazo con Arjol, ya que en ese gesto vemos también el abrazo a una política que alienta el monopolio y que aparenta tener en el candidato a diputado nacional como un claro referente para intentar trasladar esa manera de hacer política en la provincia de Misiones, generando exclusión y miseria en la actividad yerbatera”,

Arjol ya se manifestó en defensa del modelo político y económico de Corrientes, donde el Estado cobra impuestos bajos para favorecer especialmente a las grandes empresas que terminan influyendo en las decisiones de gobierno. Como resultado, el Estado correntino no cuenta con recursos para escuelas, viviendas, asfalto, hospitales y asistencia social, como ocurre en Misiones.

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