El cadáver del argentino Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, quien asesinó el 24 de agosto a su hijo de dos años en un hotel de Barcelona, fue hallado por la policía local en las inmediaciones del aeropuerto barcelonés de El Prat.
El parricida, que estaba desaparecido desde el día del crimen, aparentemente se quito la vida, informó la prensa española.
La última vez que Álvarez Giaccio fue visto con vida fue en el aeropuerto, a donde llegó en taxi tras dejar el hotel donde fue encontrado el cuerpo sin vida de su hijo, a quien mató para vengarse de su ex esposa.
«El hombre no llevaba consigo su pasaporte, porque este fue hallado en uno de los domicilios registrados, aunque en un primer momento se creyó que Álvarez Giaccio había tratado de huir de Barcelona en avión«, recordó El Periódico.
Inicialmente se creyó que el parricida había planificado la huida, pero cuando se encontró el pasaporte en su domicilio esa teoría fue abandonada por los investigadores.
Lo que sí había elegido premeditadamente fue el sitio donde cometió el crimen: el hotel donde se había celebrado la boda con la madre del niño, con quien estaba en trámites de separación desde hacía poco, destacó el diario español.
«En el hotel encontrarás lo que te mereces», le escribió Martín Ezequiel Álvarez Giaccio en un mensaje a la madre del niño.
El argentino que asesinó a su hijo de 2 años en España podría haber regresado al país https://t.co/LgGQ4wtwJH
— misionesonline.net (@misionesonline) September 8, 2021
“Te dejé en el hotel lo que te merecés”: la historia del argentino buscado por asesinar a su hijo
Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, argentino, economista, radicado en España hace más de 20 años, se había separado de su esposa el 16 de agosto. Los dos trabajaban en la misma sucursal del banco La Caixa, en el centro de Barcelona. Vivían junto a su hijo de dos años en el barrio barcelonés de Sants.
Se habían separado, a simple vista, en buenos términos. No se habían registrado conflictos graves, discusiones. Ni siquiera había cortocircuitos en lo que iba a referirse al reparto de la tenencia del hijo de ambos. Álvarez Giaccio había construido toda su vida en España. Emigró desde la Argentina en la década del 90 y estableció su red de contactos y amistades en el país ibérico. Una vez confirmada la ruptura, abandonó la ciudad de Barcelona y se mudó provisoriamente a El Vendrell, en Tarragona, donde vive su padre. Se suponía que desde allí viajaría varios días a la semana para poder pasar tiempo junto a su hijo.
El domingo 22 de marzo, Álvarez Giaccio realizó una reserva en el hotel Concordia, de la Avenida Paralelo, en la zona de Montjuic, para pasar únicamente la noche del martes 24. Era el día que le tocaba estar con el pequeño. El pago lo realizó mediante una aplicación de promociones, descuentos y regalos digitales. Ese mismo martes, pasó por la mañana a buscar a su hijo por la casa que hasta hacía menos de dos semanas compartía con su mujer.
Según aseguró Mayka Navarro, una de las periodistas de casos policiales de mayor renombre en Cataluña, en el proceso de la separación no hubo mayores conflictos ni situaciones de violencia. Fue por eso que la madre del pequeño permitió que el padre se llevara al chico para pasar la noche en un hotel sin ningún problema.
Así, Álvarez Giaccio y su hijo llegaron cerca del mediodía al hotel Concordia. Pasaron gran parte de la tarde en la pileta del hotel, donde incluso fueron vistos por otros huéspedes.
“Coincidimos ayer en la piscina con el padre y el niño. El padre le decía ‘Mira a mamá, dile que estás bien, que estás en la piscina’. Lo grabó en el agua y en una silla al lado. Lo único que me pareció curioso es que lo grabó dos veces al pequeño”, afirmó el 25 de agosto una de las huéspedes que pasó la jornada en el hotel, ante varios medios de prensa.
Todo parecía marchar dentro de la normalidad hasta cerca de las 22, cuando la madre del niño empezó a recibir mensajes amenazantes e intimidatorios por parte de su ex pareja. “Te dejé en el hotel lo que mereces”, fue quizás la frase que llevó a la ex esposa de Álvarez Giaccio a dirigirse de inmediato al hotel Concordia.
La madre del chico llegó al hotel poco después de las 23. Pidió acceder a la habitación donde se encontraban su hijo, la número 704, pero el pedido fue rechazado por el empleado que la atendió en el lobby.
La mujer, desesperada, le mostró los mensajes recibidos en el celular y el empleado le ofreció llamar a la policía para que fueran ellos quienes indagaran sobre lo que estaba sucediendo en la habitación.
Acudieron al séptimo piso una mujer y un hombre pertenecientes a los Mossos d’Esquadra, la policía catalana. Al abrir la puerta de entrada, vieron una de las ventanas abiertas de par en par, por lo que sospecharon que el hombre había saltado al vacío con el menor. Sin embargo, al cabo de pocos segundos, se encontraron con el cuerpo del menor escondido debajo de la cama principal de la habitación. Las tareas de reanimación fueron en vano. El chico estaba muerto.
La autopsia indicó que murió por asfixia mecánica: la hipótesis que surgió con más fuerza es que fue asesinado por su propio padre con una almohada del hotel.
La policía no pudo encontrar a Álvarez Giaccio dentro del Concordia. Sin embargo, las cámaras de seguridad registraron dos secuencias en los que se lo ve al presunto asesino en soledad. En la primera, asoma por la puerta de la habitación para constatar si hay otro huésped en el pasillo del piso 7.
El segundo plano lo muestra en un costado de la pileta. Se lo ve mientras trepa a través de una cerca a una pared lateral y desde allí salta a un balcón de un edificio lindero.
Al parecer, Álvarez Giaccio se escapó por dos balcones de un edificio contiguo al hotel y saltó desde un primer piso directo a la calle. Fue visto por un chico que caminaba por la calle con su madre. El menor contó que el hombre vestía con la misma remera gris con la que se lo ve en videos, que cayó al suelo y que salió corriendo inmediatamente después de ponerse en pie.
Así, el argentino tomó un taxi en una de las calles del barrio Montjuic y pidió dirigirse al aeropuerto de El Prat. Al llegar a la Terminal 1, le solicitó al conductor que lo esperara por un lapso corto, que debía realizar un trámite y que luego continuaría con su camino. De todos modos, le pagó con billetes sacados de un sobre. El conductor afirmaría luego que en ese sobre había una gran cantidad de dinero en efectivo.
Después de 15 minutos sin que Álvarez Giaccio apareciera, el taxista decidió abandonar el lugar.
El argentino llegó al primer puesto de control de la Terminal 1 y se topó con una agente de seguridad privada. Le dijo que no iba a tomar ningún vuelo, pero que debía realizar un trámite administrativo dentro del aeropuerto, un comentario difícil de creer: eran casi las 12 de la noche.
La agente rechazó el pedido y le dijo que si no presentaba la documentación exigida por el protocolo de pandemia no podía ingresar al aeropuerto. Álvarez Giaccio dio media vuelta y se fue caminando.
Desde ese entonces, pasó una semana. Sigue sin ser visto, con un pedido internacional de captura sobre su cabeza.
Las fuerzas de seguridad de Cataluña acudieron a la casa familiar de El Vendrell, pero Álvarez Giaccio nunca pasó por el domicilio de su padre. En tanto, la Policía Nacional calificó al argentino como el prófugo más buscado en España en la actualidad. Hubo contactos con las fuerzas de seguridad argentinas para alertar de la situación. Así, descubrieron que el prófugo no tenía vínculos con la Argentina, al menos en un primer análisis.
A la hora de establecer el título de la acusación, la Justicia apuntará a los delitos de homicidio y de violencia vicaria, un femicidio vinculado, matar a su propio hijo para dañar a su ex pareja. Este último responde a un término acuñado en 2015 por la psicóloga clínica y feminista argentina Sonia Vaccaro y que en el 2017 fue incluido en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género de la Justicia española. La pena máxima que contempla tal delito es la de prisión perpetua revisable.
La violencia vicaria es un tipo de violencia de género que contempla cuando el hombre busca causar dolor en una mujer mediante el daño a personas que tengan un especial significado para ella. Precisamente, el ataque a los hijos de esas mujeres es la manifestación más habitual de violencia vicaria.
Por el momento, el equipo especializado en búsqueda de prófugos, integrados por efectivos de la Policía Nacional y la Guardia Civil contempla la posibilidad de extender el campo de investigación por fuera de Cataluña. Las autoridades argentinas estiman que es sumamente difícil que Giaccio venga a su país dadas las restricciones y la dificultad de conseguir un vuelo en medio de la pandemia.
Mientras tanto, aquellos que se mantuvieron en contacto diario con la ex esposa de Álvarez Giaccio indicaron que la mujer todavía se culpaba a sí misma por haber dejado ir al niño solo con su padre. El daño que el economista argentino pensaba inflingir, si es que es culpable, ya estaba hecho. El nombre de su hijo era Leo, un homenaje a Lionel Messi.
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