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Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

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Según especialistas, un homicida que mata a dos o más personas puede ser considerado un asesino múltiple, en masa o serial, según ciertas características en la escena del crimen y el comportamiento frente a sus víctimas.

 

Hay historias que merecen ser contadas, algunos nombres los conocemos, los escuchamos, los leímos o incluso los escribimos. Estas historias que contaremos a continuación nos recuerdan que las personas están atadas a un hilo rojo que los conecta con su otra mitad, aquel que por más que se enrede, siempre encuentra la otra parte.

 

Estos nombres lejos de encontrar el amor, del otro lado del hilo encontraron el crimen, la muerte.

 

Gómez, Penteado y Neumann son tres de los personajes más reconocidos y temidos de la provincia. Todos tienen en común la crueldad y frialdad al momento de actuar, ello los llevo a cometer crímenes sanguinarios en Misiones. Cumplen condenas por dos homicidios. Sobre dos de ellos recayó una doble cadena perpetua y, el otro se declaró culpable y aceptó dos juicios abreviados.

 

El primer asesino serial de Misiones | Su punto clave: la confianza

 

Marcelo Fabián Gómez, más conocido como El filipino, Sapo Culeado, Pelado o El Camaleón.  De su pasado poco se sabe. Nació el 17 de mayo de 1980 en la Localidad de Oberá. Tiene 41 años en la actualidad. Es considerado, para muchos, el primer asesino serial de Misiones y uno de los hombres más temidos de la provincia.

 

crímenes sanguinarios en Misiones

 

El Filipino purga una condena a 30 años de prisión por dos crímenes macabros, pero sin descartar que estuviera vinculado a otros crueles asesinatos cometidos en distintas localidades de la provincia de Misiones.

 

Su modus operandi siempre era el mismo, todo se rubricaba en la confianza, mostrándose como un hombre trabajador, tímido, respetuoso e inofensivo. Sus víctimas eran personas vulnerables, mayores de edad, quienes no tendrían casi oportunidad de defenderse. Con la intención de robarles algún objeto de valor o tan solo asesinar, por placer.

 

Comenzó su carrera delictiva como un simple “ratero” en su ciudad natal. Pasó varias noches encerrado en una celda dentro de alguna comisaría de la localidad en cuestión. Fue detenido por primera vez en el año 1995, siendo tan solo un jovencito, menor de edad, y desde ahí se fue enamorando del crimen. Se crió prácticamente en la calle, la mala junta pudo más que el entorno familiar, lo ajeno fue más valioso que lo propio. Es por ello también que durante su vida utilizó varios apodos para así no poder ser reconocido.

 

Desde niño, quién sabe a qué edad exactamente, tenía un objetivo, ser reconocido por todos como un sanguinario, un asesino a sangre fría. Sembrar el temor en las personas que oyeran su nombre. Lejos de Dios y de cualquier otra religión, era él y solamente él, su propio amo. No le gustaba seguir leyes ni tampoco tomar el camino derecho de la vida.

 

Su primera víctima fatal se concretó el 7 de septiembre de 2009. Elio Scarban de 42 años, un reconocido peluquero de Colonia Guaraní, a pocos kilómetros de su lugar de origen. El filipino era de su extremada confianza, compañero de tragos y de la timba. En esa fecha, el brutal asesinato tuvo lugar poco después de uno de sus encuentros. El victimario lo golpeó salvajemente y lo apuñaló en el pecho, dejándolo moribundo y huyendo del lugar, llevando consigo algunos objetos de valor que Scarban custodiaba en su domicilio.

 

La víctima, con la poca fuerza que le quedaba, casi moribundo, derramando litros de sangre con cada paso que recorría,  logró avanzar unos pocos metros hasta la vivienda lindante de su hermano, le agarró la mano y le dejó un mensaje, un nombre: “fue Manduricio”. Así también era conocido Marcelo Fabián Gómez. El hombre murió tras acabar de deletrear ese apodo, pero dejando un dato clave.

 

Desde ese momento, era arduamente buscado por los investigadores, pero el hombre era extremadamente inteligente, siempre un paso adelante al resto, pero sin dar una prórroga a su actividad delictiva. Tal como una película, parecía que todo estaba actuado, planeado. Asesinar y saber dónde esconderse.

 

De eso vivía, del crimen. Robaba y mataba. Robaba para acceder al vicio: alcohol, drogas. Mataba por gusto, por placer, incluso por fetiche, tal como lo hacía Robledo Puch, como un juego, donde perdía aquel que caía en su trampa. Alejado de sus seres queridos, no tenía absolutamente nada que perder.

 

Para el siguiente asesinato, nos remitimos al 17 de septiembre, también del año 2010. Anastasio Dos Santos de 72 años, colono de Loreto, estuvo 10 días desaparecido. Transcurrido ese tiempo, su cuerpo fue hallado en un mandiocal, dentro de su propiedad.

 

Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

 

Tal era la confianza que la víctima había depositado en el victimario que lo apodaba como “sobrino”. El mismo modus operandi y la misma manera de matar, lo asesinó con salvajes golpes en su cabeza. Era un cirujano del crimen, no le tenía miedo ni le daba impresión la sangre, es más, lo excitaba.

 

La Policía de Misiones tenía un dato, un nombre que no coincidía con el de Marcelo Fabián Gómez. Todo indicaba que el asesino era un tal “Hugo Flores”, así fue como se presentó. Ese hombre no existió, no existe, ni nunca va a existir. Era un brillante invento del Filipino, no darse a conocer con su nombre de pila sino con uno que el mismo se había inventado. Pero no pudo resguardar por mucho tiempo su falsa identidad ya que su documento de identidad fue hallado en un techo de paja en la vivienda de Dos Santos.

 

El asesino se ofreció como trabajador, un cultivador de la tierra. Antes de recibirse en la facultad del crimen, Gómez había aprendido varios oficios, los cuales no los iba a utilizar, claro está, de una manera benéfica. Era multifuncional, desde trabajar en un taller, cultivar la tierra, cuidar animales e incluso hasta chapista.

 

No sólo era considerado para la víctima como un empleado, sino un hombre de su extrema confianza, acompañante de tragos, de charlas nocturnas y, lo más importante, un fiel compañero. ¿Cómo? No se sabe, pero siempre lograba ganarse la confianza de sus víctimas, se mostraba indefenso, vulnerable, en pocos meses ya podía ser considerado como parte de la familia. Lo planeaba todo perfectamente. Tiempo, le sobraba.

 

Y así fue como nuevamente volvió a matar. Sólo el sabrá el motivo de sus asesinatos, si es por plata, por codicia o tan solo porque sí.

 

Marcelo Fabián Gómez fue detenido por la Policía de Misiones el 3 de noviembre del año 2010. Los pesquisas tenían el dato de que el hombre aparentemente tendría un romance con una joven de la localidad de Candelaria, con quien se encontraba a menudo.

 

Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

Marcelo Fabián Gómez fue detenido por la Policía de Misiones el 3 de noviembre del año 2010

 

La mujer emprendía un corto viaje constantemente desde su localidad hacia Posadas, donde residía el Filipino. Ese 3 de noviembre, los detectives siguieron a la mujer, quien se iba a encontrar nuevamente con el hombre, ella sin saber donde se estaba metiendo, inclusive sin conocer su verdadera identidad. Fue allí cuando dieron con Gómez.

 

Fue capturado, enjuiciado y condenado, en primer lugar por el crimen de Scarban, a 11 de años de prisión. Se declaró culpable y aceptó así un juicio abreviado, con una pena muy por debajo de la que debería cumplir si se tiene en cuenta la gravedad de sus atrocidades. Ensañamiento, alevosía, placer, odio racial, religioso, cualquiera de esas agravantes estipuladas en el artículo 80 del Código Penal Argentino podría haberle sido aplicada.

 

Hasta allí, esos crímenes estaban esclarecidos, contaba con sentencia firme, y con el hombre pasando sus días tras las rejas. Pero eso no es todo, también estuvo vinculado a otros asesinatos ya que, según aportes de testigos, todo indicaría que sería el Filipino Gómez.

 

Uno de esos casos es el del hombre identificado como Alcides Suárez de 44 años, un vendedor de chipas en la zona de Garupá. El sangriento hecho se registró el 13 de febrero de 2010.

 

Gómez era inquilino de Suárez. En un inquilinato ubicado en calle Las Flores casi Cataratas dentro del populoso barrio de Ñu Porá, en la localidad de Garupá. Aquella noche, como cualquier otra, se juntaron a beber. Aparentemente, mantenían una muy buena relación de amistad, o eso es lo que creía Suárez.

 

El Filipino, siempre al asecho, no sabía lo que era tener amigos, pero lo disimulaba perfectamente. Casi totalmente alcoholizada la víctima, aprovechándose por la situación desventajosa, el asesino actuó. Tomo un objeto contundente y lo golpeó salvajemente hasta el punto de provocarle el estallido del cráneo, bañándose de sangre, imaginándonos con una sonrisa en su rostro.

 

Lo tenía todo fríamente calculado, tomó el cuerpo del chipero, lo envolvió con lo primero que tenía a mano: una frazada, la cual cubría un sillón viejo de la habitación; y arrojó el cadáver al pozo de agua en el interior del patio del predio. Allí estuvo el cuerpo de Suárez sin vida por varios días; y fue hallado cuando estaba completamente en estado de putrefacción, casi irreconocible.

 

Por aportes de testigos, los pesquisas llegaron al dato de que el aparente inquilino de Suárez se hacía llamar Hugo Flores, el mismo nombre inexistente, pero vinculado de lleno al Filipino. Ese “extraño” inquilino no volvió a acercarse al lugar, donde a su vez habían desaparecido varios objetos de valor.

 

Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

 

Luego, el sábado 30 de octubre del mismo año, una jubilada de 75 años fue encontrada muerta, sobre un charco de sangre, dentro de su vivienda en la calle Hungría 3564 casi Luis Pasteur, en el barrio Palomar de Posadas.

 

Varias fueron las horas en las cuales no se sabía nada de Juana Ferreyra. Un vendedor de diarios y revistas que trabajaba por la zona y le llevaba el periódico todas las mañana a la anciana, se preocupó al no notar la presencia de la mujer y llegó hacia la vivienda de la misma, golpeó la puerta pero sin respuesta positiva. Al ingresar, se encontró con una impresionable escena. La mujer se hallaba sin vida, inhumanamente golpeada.

 

La autopsia reveló un escalofriante crimen. La mujer tenía golpes en el cráneo, un corte en la oreja izquierda y fracturas en las costillas. Obviamente, en un primer momento, no se tenía indicios acerca de quién había sido el sanguinario, pero la noticia hizo temblar del miedo a los vecinos. No era para menos.

 

Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

 

La suerte del Filipino se fue acabando cuando testigos de la zona indicaron haber visto a la mujer conversando con un hombre, que según los investigadores tenía exactamente las facciones de Marcelo Fabián Gómez.

 

A las pocas horas, los uniformados, totalmente de civil, observaron al presunto asesino deambulando por la zona  y fue detenido en un sector próximo al Hospital Ramón Madariaga. Pero en ese entonces fue liberado debido a que no pudo ser del todo vinculado con el hecho.

 

Esos fueron los crímenes conocidos, pero no quedan dudas de que podría haber otros asesinatos, otros morbosos crímenes que involucren a Marcelo Fabián Gómez como autor en primera persona. Un expediente que lejos está de ser encajonado.

 

En el año 2015 fue condenado por segunda vez, en esta oportunidad, por el homicidio de Suárez. Admitió su responsabilidad nuevamente en un juicio abreviado. Cayeron sobre él  19 años de prisión. El Tribunal Penal 1 de Posadas unificó las sentencias y aplicó una pena única a 30 años de prisión, de cumplimiento efectivo.

 

El asesino volvería a pisar la calle recién en el año 2040.

 

La bestia misionera, un oscuro personaje que cometió crímenes escalofriantes

 

Domingo Jesús Penteado, más conocido como “la bestia misionera” nació en el año 1956 y sus crímenes son aún más macabros que el anterior. Combinaba dos de los peores delitos, abuso sexual y asesinato.

 

Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

 

Hijo de madre soltera, no terminó el colegio o, tal vez nunca ingresó. No tenía amigos, nunca tuvo pareja; no le interesaban esas cosas.

 

Era un joven muy observador, meticuloso. Le gustaba ir a la cancha, no jugaba, solo se sentaba bajo un árbol y observaba, analizaba, pensaba.

 

Un tipo solitario, salía de fiesta, sin compañía y, regresaba de igual manera. Muy reservado, hablaba poco y nada pero, seguramente, por su cabeza pasaban cientos de ideas macabras.

 

Con tan sólo 28 años asesinó a su única familiar directa, su madre, en octubre de 1984, en el Paraje Machadiño, Arroyo del Medio, a poco más de diez kilómetros de Cerro Azul. Tiempo después, confesó el crimen.

 

Frío en la forma de actuar y de expresarse, en esa oportunidad (1985), al momento de su confesión, dejó claro que asesinó a su madre de un hachazo, siendo su cerebro totalmente destruido por los golpes que recibió y, desechó su cadáver en un pozo, por la única razón de que su progenitora no quería vender la chacra de su propiedad. Ella tenía la culpa, eso rondaba en la cabeza de Penteado.

 

Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

 

Poco después de su detención, en julio de 1985, fue declarado inimputable, porque aparentemente no comprendía el hecho sanguinario que había cometido y, además, era considerado peligroso para terceros. Fue alojado en el Penal de Loreto, en el pabellón que reúne a los reos de ese calibre.

 

Excelente conducta, lo que caracterizó su estadía de siete años en la cárcel. Allí hizo su primer amigo, Pedro Galeano, quien purgaba una condena de doce años por homicidio. Por una pequeña ventanita que separa el pabellón de inimputables con el patio del resto de los presos, ambos se comunicaban.

 

La bestia fue declarado enfermo mental por una junta médica y ordenaron su liberación, sin saber que habían cometido el peor error de sus vidas. No liberaron a cualquier persona, habían dejado en libertad a un asesino.

 

Al no tener familia, Penteado fue entregado en guarda justamente a Galeano. Pocos días pasaron, y este último denunció que la bestia se había escapado. El juez que atendía en la causa argumentó que su excarcelación se basó en su buena conducta dentro del penal y, además, porque tenía un informe psiquiátrico favorable. Pero luego reconoció que fue una experiencia negativa.

 

Al salir de la cárcel, se mudo a la localidad de San Vicente, pasando varios años en el anonimato. Falsificó varios DNI y se inventó nuevos nombres: José Francisco Balbuena o José Francisco Batista. Por más de que no sabía leer ni escribir, era inteligente, astuto. Se movía como una ficha de ajedrez, un minucioso paso a la vez.

 

No se supo de él por un largo lapso, pero sin dudas cometió alguno que otro crimen, los cuales nunca serían descubiertos. De algo vivía, de algo tenía que sustentarse, ya que lo que mejor sabía hacer era delinquir.

 

Crímenes sanguinarios en Misiones: los asesinos múltiples más peligrosos de la historia de la provincia

 

En 1995 iba a volver a ser noticia, tras protagonizar un sanguinario crimen: abusó sexualmente y mató. El 19 de abril de ese año, una niña de tan sólo 16 años, llena de vida, con una sonrisa que contagiaba a cada persona que se le cruzaba por el camino, iba a ser su próxima víctima fatal.

 

Norma Esther Sequeira residía junto con sus padres en Colonia Río Victoria. Casi como de costumbre, la adolescente caminaba unos 2000 metros desde su casa hacia lo de su hermana mayor, Isabel. Era un pueblo tranquilo, alejado del ruido de las grandes ciudades.

 

Zacarías Sequeira, padre de la niña, casi de casualidad u obra del destino se encuentra con Isabel, dos días después. El padre preocupado por no tener noticias de su hija menor, le consulta a su otra hija sobre el paradero de Norma, a lo que esta responde que jamás apareció en su casa, tal como habían quedado.

 

 

 

Tal era la desesperación que los allegados a la niña comenzaron a buscarla por cada rincón del pequeño pueblo.  A las pocas horas, se encontraron con lo peor, en una zona de montes, próxima a un camino vecinal distante, a unos 18 kilómetros del centro de San Vicente, Norma Esther Sequeira fue hallada sin vida.

 

Los detalles del asesinato son escalofriantes. La víctima fue degollada y tenía múltiples puñaladas por todo el cuerpo. Debido a ello se ganó el alias que hoy en día lo caracteriza, la bestia. El hombre abuso de la menor incluso post mortem, es decir en el momento de que ya se encontraba sin vida.

 

La Policía de Misiones allanó una vivienda cercana a la propiedad de la familia de la víctima. En una de las habitaciones del lugar, perteneciente al peón de la hacienda, hallaron un puñal y una frasada bañada en sangre. Ese peón era Domingo Jesús Penteado.

 

La bestia se había criado en la calle, en zona de montes, los conocía como la palma de su mano y, además estaba casi acostumbrado a esconderse y huir de la justicia, por ello logro esquivar casi perfectamente a los pesquisas.

 

Su suerte se había acabado, una curandera brindó el dato clave a los investigadores. “Anda cerca de un arroyo grande” fue lo determinante.

 

El 8 de mayo de 1995 fue detenido cuando caminaba por la banquina de la Ruta Provincial 213 en el Soberbio, cercano al río Uruguay.

 

crímenes sanguinarios en Misiones

 

Detenido, imputado y encarcelado. Fue a juicio oficialmente por dos homicidios, pero sin descartarse que pudiera estar involucrado en demás crímenes. Se tiene la sospecha que también fue autor de un atentado de similares características al de Sequeira.

 

Así se caracterizan los abusadores seriales. Tranquilos e inofensivos. Nunca se enfrentan con otro hombre, sino que sus víctimas son mujeres, adolescentes o niñas vulnerables.

 

crímenes sanguinarios en Misiones

Domingo Jesús Penteado fue detenido el 8 de mayo de 1995

 

Desde ese momento cumple su condena en la Penitenciaria de Oberá. Según se sabe es un preso modelo, alejado de todos los conflictos. Pero sin descartar que aquellos reos que cumplen condena por violación son considerados dentro de la cárcel “la novia” del resto de los internos. Sus casi 30 años en prisión no habrán sido para nada fáciles, pero es lo mínimo que se merece por las atrocidades que cometió.

 

Aparentemente tiene familiares en la Localidad de Bonpland, pero nadie quiere saber de él. Nunca recibió visitas, únicamente familiares de otros presos. Es un total rechazo para la sociedad.

 

Nunca se arrepintió de sus crímenes.

 

Bertoldo Neumann | Un estratega del crimen: frío y conservador

 

Para el final, dejamos a Roberto Bertoldo Neumann Rojas, de 40 años de edad. Sobre el recayeron dos cadenas perpetuas por asesinato, cometidos en Posadas.

 

 

Con una intelecto fuera de lo normal, un estratega del crimen. Es considerado uno de los hombres más peligrosos y temidos de la provincia de Misiones, no solamente por la peligrosidad de sus actos, sino también por su gran inteligencia y planificación.

 

El “Polaco” como es conocido entre sus seres cercanos, siempre fue y sigue siendo un estudioso. Claro está que si su camino no se hubiese desviado y hubiera utilizado su cabeza y recursos para hacer el bien, hubiera llegado lejos.

 

En su niñez, no tenía una familia de bajos recursos, era normal, clase media. La mala junta o tal vez el afán por hacer el mal fueron más fuertes que la educación que le habrían brindado sus padres. En la escuela del crimen, una de las primeras materias que curso fue la del robo, un boletín de calificaciones brillante.

 

Un tipo frio, pensativo, un estratega del mal y, sumamente peligroso. Las armas lo apasionaban, obtenidas creemos del mercado negro.

 

De joven robaba pero no había despertado aun su fanatismo por la muerte.

 

El 19 de junio del 2003 asesinó por primera vez, o eso se creía. Bertoldo Neumann estaba en pareja desde hace un tiempo con la reconocida escribana posadeña Adriana García.

 

La escribana y su marido, Guillermo José Valdez, habrían puesto punto final a su matrimonio de años y, esa misma tarde la mujer citó a su ex pareja en su escribanía, ubicada sobre la calle La Rioja, con la excusa de tratar temas relacionados a la separación.

 

crímenes sanguinarios en Misiones

Adriana García y Guillermo José Valdez

 

El reloj marcaba alrededor de las 19:30 del día en cuestión, cuando casi de infraganti arribaron también al lugar, Bertoldo Neumann y Jorge Alberto “Mosquito” Ramírez. Se camuflaron en la parte superior del inmueble, al asecho. Tenían un solo objetivo: matar a Valdez.

 

A las 20:00 en punto, las dos secretarias de García dieron por finalizada su jornada laboral y, cada una emprendió su camino.

 

A los pocos minutos llego Valdez, sin tener ni el menor indicio que ese día iba a ser brutalmente asesinado.

 

Tras la reconstrucción del hecho, el equipo médico forense pudo unir cabos y narrar casi exactamente como fue la muerte de la víctima. Anonadados quedaron al conocer los detalles del crimen.

 

Una ráfaga de balas tuvo como destinatario al inofensivo Valdez, quien ni siquiera llego a pestañar y mucho menos lograr identificar a los sanguinarios. El hombre era de contextura robusta, sus más de cien kilos fueron a parar a la sala de reuniones del estudio.

 

De allí, a rastras, llevaron el cadáver del hombre hasta el baño y lo sentaron en el inodoro. Se presume que durante un hora trabajaron sobre el cuerpo del hombre, obviamente ya sin vida. Con un cuchillo, tipo tramontina, desfiguraron el rostro de Valdez, fue quitado totalmente y arrojado, al sistema cloacal. El hombre quedó irreconocible, la escena era tal de una película de terror, Jack el destripador en carne propia.

 

Nuevamente arrastrándolo, el cuerpo del abogado fue cargado en su propia camioneta, una Nissan Limited 4×4 que había sido estacionado sobre la calle La Rioja del microcentro posadeño y, trasladado hacia la Avenida Cabo de Hornos.

 

El cadáver fue hallado al otro día, en la mañana del 20 de junio. La Policía de Misiones se movilizó tras haberse topado con el cuerpo del hombre tirado al costado de la Avenida. Lo asesinaron y alguien se encargó de arrancarle el rostro. Una imagen que seguramente habrá quedado en la mente de más de uno. Algo inhumano  y extremadamente macabro.

 

Tras la autopsia y diversas pesquisas, se logró establecer que ese cadáver era nada más ni nada menos que el del abogado Guillermo José Valdez, ex esposo de la conocida escribana posadeña, Adriana García.

 

La primer sospecha, dada la gravedad y la violencia desplegada, era que se trataba de un supuesto ajuste de cuentas entre bandas narco, por un conflicto de territorio. Pero esa posibilidad fue perdiendo fuerza a medida que transcurrían las horas. En pocos días se pudo descubrir como había sucedido todo.

 

Los pesquisas, establecieron que la escribana mantenía una relación amorosa con un joven, identificado como Bertoldo Neumann y, las sospechas recayeron de lleno sobre él. Además, en el torpedo de su Cryster Stratus se encontró una pistola calibre 11.25 con silenciador, la cual había sido utilizada en el sanguinario crimen.

 

crímenes sanguinarios en Misiones

El arma utilizada por Neumann

 

La torre de cristal que habían construido los tres cómplices del crimen del abogado, se iba destruyendo de a poquito. Primero cayó Neumann. Después de pasados tres días, fueron detenidos tanto el Mosquito Ramírez como la escribana García.

 

Todos fueron procesados por homicidio calificado por el vínculo, con ensañamiento y por el concurso premeditado de dos o más personas, agravantes que el código penal argentino prevé una pena de cadena perpetua. En 2007 les llegó la condena.

 

crímenes sanguinarios en Misiones

Adriana García frente al tribunal

 

Todo parecía llegar a su fin una vez que se procedió a la detención de los involucrados en el sangriento crimen. Pero eso no fue todo. Los investigadores continuaron con las pesquisas y los allanamientos.

 

Sobre la Avenida Roque Pérez, en un hotel donde residía Bertoldo Neumann, los uniformados dieron con computadores que habían sido robadas de una sede del Instituto de Previsión Social (IPS), sobre la calle Córdoba.

 

Este último hecho había tenido lugar poco antes del asesinato de Valdez. Tras el robo en febrero de 2003, fue baleado el sereno del IPS, identificado como Alfonso Pintos Cardozo. El cuento se contaba solo, Neumann había sido el autor de ese robo calificado y posterior asesinato de Cardozo.

 

Para ambos asesinatos había utilizado la misma arma incautada por la policía. La defensa del sanguinario fue ejercida por uno de los abogados más prestigiosos y reconocidos de la provincia de Misiones, Hugo Zapana.

 

A raíz de ello, sobre Bertoldo Neumann recayeron dos condenas a cadena perpetua y, desde allí pasa sus días en la Unidad Penal de Oberá.

 

No pierde su tiempo, estudia, trabaja y entrena dentro del penal. Tal es así que se recibió de mecánico dental y estudio abogacía a distancia. Una mente brillante. Según averiguaciones por Misiones Online, Bertoldo Neumann no es un preso común, normal. Es un asesino pero un tipo completamente capaz de lograr lo que se proponga y, se teme que al salir del reclusorio vuelva a cometer las atrocidades que lo llevaron a ser condenado en 2007.

 

Tal como en las películas de reos, el homicida está en la “categoría más alta” y más si sobre el recaen dos cadenas perpetuas por asesinato como es el caso de Bertoldo. Su prestigio es aún mayor, lo respetan todos.

 

Una conducta intachable, no genera ni busca problemas. Recién se tuvieron noticias de él en septiembre del año 2017. Neumann fue abordado por otro reo dentro del Módulo B (internos en fase de confianza) del presidio.

 

crímenes sanguinarios en Misiones

 

Ricardo Ramón Insaurralde con una faca en mano se lanzó sobre el polaco con la intención de apuñalarlo, por motivos que nunca se conocieron. Bertoldo con la astucia con la cual se lo caracteriza logró sacarle el cuchillo casero a su rival, lo tiró en el piso y lo desafió a un mano a mano limpio.

 

Los penitenciarios lograron poner fin al altercado y por ello, Neumann fue sancionado y enviado a una celda de aislamiento, el peor castigo que puede recibir un preso dentro de un penal.

 

Ahora, se encuentra a la espera de las salidas transitorias.

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