La Fundación Ineco indagó sobre la salud mental de los argentinos en plena pandemia. Los cuidados en el cumplimiento de los protocolos bajan con la edad de los consultados. La orientación política es un condicionante para aceptar o no las medidas restrictivas.
Aunque en general las personas perciben un “riesgo importante” ante la pandemia de COVID-19, para algunos grupos ese riesgo resulta “menor” y el comportamiento de ese sector puede tener “un impacto significativo global”.
Además, se sienten “cumplidores” de las pautas preventivas aunque la orientación política influye en la aceptación de las medidas restrictivas.
Estos fueron algunos de los resultados obtenidos en una encuesta que realizó la fundación Ineco con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para analizar cómo afronta la población argentina la segunda ola de COVID-19. La muestra comprendió a 2.909 personas de todo el país e incluyó estas preguntas:
“¿Son conscientes los ciudadanos argentinos de los riesgos?; En circunstancias económicas difíciles y después de más de un año de pandemia, es posible sostener las conductas de cuidado?; ¿Están dispuestas las personas a aceptar nuevas restricciones?”.
Percepciones
“Los principales resultados arrojaron que, si bien la mayoría de los participantes percibe un riesgo importante, hay grupos que perciben un riesgo menor y el comportamiento de esos grupos puede tener impacto significativo global”, explicaron desde el Instituto de Neorologia Cognitiva (Ineco), fundado por el doctor Facundo Manes.
Así, en el caso de los más jóvenes, se estableció que “perciben adecuadamente el riesgo general (el contexto sanitario) pero se sienten menos amenazados en lo personal y esta diferencia puede impactar en sus conductas de cuidado. Según los datos, las conductas de cuidado se vuelven más laxas a medida que disminuye la edad”.
Por otra parte, también se encontró que la mayoría de las personas se autopercibe como “cumplidora” con las conductas de cuidado. En contraste con los niveles crecientes de contagio, “los niveles altos de cumplimiento reportados plantean el interrogante sobre la exactitud de este registro. Muchas veces las personas tienen apreciaciones demasiado benévolas sobre sus conductas. Este tipo de sesgo podría estar afectando las conductas de cuidado: creer que cumplen más de lo que realmente se cumple”.
Riesgos
En el estudio también se pudo inferir que “la percepción del riesgo es el factor más importante en relación a los cuidados. Cuanto mayor es el nivel de riesgo personal percibido, más se cuidan las personas”.
“Si bien la mayoría de las personas en general percibe un riesgo importante -añadió-, hay grupos que perciben un riesgo menor y el comportamiento de esos grupos puede tener impacto significativo global. Los más jóvenes perciben adecuadamente el riesgo general (el contexto) pero se sienten menos amenazados en lo personal y esa diferencia puede impactar en las conductas de cuidado”.
Según las respuestas proporcionadas, la mayoría de los consultados se sienten “preparados y dispuestos a aceptar medidas más restrictivas”, aunque la mayoría también aceptó medidas no extremas y un porcentaje importante (30 por ciento) “no está dispuesto a mayores restricciones”.
En este punto, se pudo establecer que “la orientación política influye en la aceptación de medidas restrictivas, por lo que resulta clave separar los mensajes sanitarios y sus motivaciones de la discusión política polarizada”.
Así, a través de la encuesta se pudo establecer que “comunicar mejor el riesgo, sobre todo a los grupos más jóvenes, agotados o refractarios, puede mejorar la adopción de conductas de cuidado”.
Restricciones
Asimismo, se estableció que el estado emocional de las personas “parece ser menos negativo” que un año atrás y no influye demasiado en la adopción de medidas de cuidado y en la aceptación de medidas restrictivas en general. Sin embargo, entre aquellos que menos se cuidan el ánimo es “más negativo”, pudiendo ser un factor que favorece el no cumplimiento en ese grupo.
Por otra parte, la mayoría de los participantes percibieron a la situación sanitaria actual y futura próxima (tres meses) como “riesgosa o muy riesgosa” y los más jóvenes (menores de 29) describieron “un riesgo personal menor que otros grupos etarios”. En ese sentido, se pudo establecer que “la percepción de riesgo personal aumenta de forma escalonada con el rango de edad”.
“La percepción de riesgo personal y contextual -agregó la encuesta- se asocia a un mayor cumplimiento con las medidas de cuidado y son las variables más importantes para explicarlas. Los participantes que incumplen las medidas de cuidado perciben un riesgo menor y presentan más síntomas del ánimo”.
Orientación política
En cuanto a las medidas más restrictivas, un 67 por ciento de los consultados se mosteó dispuesto a la adopción de las mismas frente al empeoramiento de la situación contextual, aunque “con preferencia por medidas de intensidad intermedia”.
“La orientación política es la variable que más influye en la aceptación/rechazo de medidas restrictivas -agregó-. Los mensajes basados en aumentar la percepción del riesgo muestran un efecto significativo y superior a los mensajes con contenido pro-social (cuidar a los otros) en la intención de adoptar medidas de cuidado más estrictas”.
Por último, en el estudio se probó la efectividad de diferentes mensajes para aumentar la aceptación de las medidas sanitarias y se encontró que “los mensajes que enfatizan el riesgo resultan más efectivos que aquellos que apelan a cuidar a los otros, ya que se percibe como mensaje altruista o prosocial”.
Fuente: La Capital
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