El Papa pidió la suspensión de las patentes de las vacunas contra el coronavirus. Se sumó así a una solicitud que cobra cada vez más fuerza en todo el mundo y que recibió hace pocos días el apoyo del presidente estadounidense Joe Biden.
El Pontífice envió su mensaje a través de un video que será transmitido en el concierto en Los Ángeles (Estados Unidos) de la campaña “Vax Live” para recaudar fondos para la distribución de vacunas en todo el mundo.
Al comenzar su mensaje, Francisco se presentó, como “un viejo, que no baila ni canta como ustedes, pero que cree junto a ustedes que la injusticia y el mal no son invencibles”.
El Papa convocó a tener “un espíritu de justicia que nos movilice para asegurar el acceso universal a la vacuna y la suspensión temporaria de derechos de propiedad intelectual”. Pidió también trabajar por “un espíritu de comunión” para generar un “modelo económico diferente, más inclusivo, justo, sustentable”.
La suspensión de los derechos exclusivos de los productores de las vacunas contra el COVID-19 permitiría transferir las licencias o suspender los alcances de la propiedad intelectual de las vacunas para que cada país pueda elaborar sus propios inmunizantes.
“El coronavirus ha producido muertes y sufrimientos, afectando la vida de todos, especialmente la de los más vulnerables”, señaló en su discurso Jorge Bergoglio. ”Una variante de este virus es el nacionalismo cerrado, que impide, por ejemplo, un internacionalismo de las vacunas. Otra variante es cuando ponemos las leyes del mercado o de propiedad intelectual por sobre las leyes del amor y de la salud de la humanidad”, se lamentó.
“Otra variante es cuando creemos y fomentamos una economía enferma, que permite que unos pocos muy ricos posean más que todo el resto de la humanidad, y que modelos de producción y consumo destruyan el planeta, nuestra casa común”, continuó.
“Ante tanta oscuridad e incertidumbre hace falta luz y esperanza”, expresó el pontífice. “En las raíces enfermas encontramos el virus del individualismo, que no nos hace más libres ni más iguales ni más hermanos, más bien nos convierte en indiferentes al sufrimiento de los demás”, agregó en referencia a las desigualdades que la pandemia exacerbó.
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“No se olviden que de una crisis no salimos igual, o salimos mejores o peores”, cerró al rememorar una de las frases que repitió a lo largo de la pandemia.
De momento, más allá de la presión norteamericana, esta liberación de patentes deberá contar con la anuencia de las grandes compañías farmacéuticas que invirtieron millonarios recursos para elaborar sus vacunas contra el COVID-19 en tiempo récord.
Y en ese contexto, estas compañías multinacionales suelen tener infinidad de accionistas a los que deben rendir cuentas, lo que haría más complicado un acuerdo inmediato.
Una salida podría ser conceder licencias o, como propone Biden y la Organización Mundial de la Salud (OMS), renunciar a derechos de protección intelectual. Pero es un debate que recién comienza.
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