El cambio de rutina a causa de la pandemia ha traído muchas consecuencias a nuestro estilo de vida: cambiaron los horarios, las actividades, la forma de relacionarse y recrearse. En este contexto, la población infantil y juvenil ha sido una de las más afectadas.
Ya casi se cumple un año que el mundo entero se encuentra en estado de Pandemia causada por el Covid 19. Esto ha traído consecuencias a nivel mundial, producto de las medidas de bioseguridad establecidas, tales como el aislamiento social, el trabajo y las clases virtuales, la restricción de actividades recreativas con la finalidad de prevenir la expansión del virus.
Pero a pesar que la virtualidad tiene sus beneficios, el cambio rotundo de rutina ha traído un sin fin de consecuencias a nuestro estilo de vida: ya que cambiaron los horarios, las actividades, la forma de relacionarse y recrearse.
Si pensamos en la actividad física, el cierre de los gimnasios, las limitaciones para hacer ejercicio grupal o deportes, los cierres de parques públicos, han influido drásticamente en el comportamiento físico de las personas.
En este contexto, uno de los fenómenos que ha aparecido es la actividad física en casa.
Sin embargo, hay personas a las que no les fue fácil adaptarse al contexto del aislamiento y las consecuencias de la inactividad física no tardaron en llegar. Consecuencias que se vieron tanto en el ámbito físico como en el ámbito psicológico.
Cómo afectó el confinamiento a la población infanto-juvenil
A raíz de la pandemia, muchas investigaciones se abocaron a obtener información en cuanto a la inactividad física que causó el aislamiento en la población infantil/juvenil.
En cuanto a lo físico podemos mencionar problemas cardiovasculares y de obesidad, mientras que, en el ámbito psicológico, la depresión, especialmente en mujeres.
En el caso particular de los niños y adolescentes, se detectaron problemas relacionados con los síntomas de estrés postraumático, agresividad, rebeldía, obesidad, regulación emocional y conductual, provocando enojos, llantos, miedos, trastornos alimentarios, de sueño e hiperactividad.
El no poder practicar deportes con sus amigos, la suspensión de las competencias y el cierre de los parques públicos trajo consecuencias mentales negativas en los mas pequeños.
También el no tener la oportunidad de ver a sus compañeros/as, por lo tanto no seguir estableciendo relaciones sociales.
Los niños que invertían menos tiempo en el ejercicio físico y hacían mayor uso de pantallas presentaron un mayor número de reacciones negativas. Los datos sugieren, por tanto, que realizar ejercicio físico regular y limitar el uso diario de pantallas puede beneficiar a la salud mental infantil en situaciones de aislamiento.
Algunas medidas que se pueden tomar para revertir la situación de sedentarismo pueden ser las siguientes:
- Utilizar los objetos que se encuentran en casa para crear circuitos de actividad, por ejemplo, subir escaleras, saltar objetos o realizar ejercicios con el peso corporal.
- Promover caminatas familiares (senderismo), o juegos
- Crear grupos en las redes sociales de familia o amigos para participar en desafíos de actividad física
- Usar apps de actividad física o desafíos de acondicionamiento físico en línea con sus amigos, y los padres y madres deben siempre fomentar la actividad física a sus hijos/as
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