Una jueza procesó al comerciante acusado de haber abusado sexualmente de una joven venezolana tras una entrevista laboral en un local de la zona de Once, aunque le permitió continuar en libertad a pesar del pedido formulado por una fiscal y por el abogado de la víctima para que sea detenido, informaron fuentes judiciales.
La jueza Karina Mariana Zucconi, a cargo del juzgado nacional en lo Criminal y Correccional 15, procesó anoche a Irineo Humberto Garzón Martínez por el «abuso sexual agravado con acceso carnal» de una joven venezolana, un delito más grave que el que se le había imputado al momento de ser detenido, ya que lo habían acusado de «abuso sexual simple».
Sin embargo, según la resolución a la que tuvo acceso Télam, la jueza dispuso que Garzón Martínez permanezca en libertad aunque estará «condicionada a que cumpla con las reglas impuestas al momento de concederle la excarcelación», entre ellas, la prohibición de tomar contacto por todos los medios de la víctima.
También, de acuerdo a la decisión de la magistrada, el acusado no puede salir del país y se le embargaron sus bienes en 90.000 pesos.
Familiares, amigos y conocidos de la joven que denunció el abuso realizaron un acto en reclamo de Justicia frente al local de la calle Paso 693, en el barrio del Balvanera, que pertenece a Garzón Martínez.
En el encuentro, la madre de la joven aseguró que su hija «está desprotegida» y que la Justicia recién esta tarde le entregará un botón antipánico para poder alertar a la policía en caso de volver a sufrir algún contacto del agresor, tras lo cual reiteró su pedido para que sea detenido el acusado.
«Nosotros pudimos salvar la vida de mi hija, pero no su integridad, llamamos a los jueces, a los fiscales, a las autoridades de esta Nación a que escuchen este grito de justicia”, expresó la madre de la chica abusada.
En tanto, el abogado Pablo Baqué, que representa a la joven venezolana, volvió a cuestionar la decisión de la jueza, al considerar que es necesario que este hombre sea detenido «por la gravedad del caso y porque pueden existir otras víctimas que aún no se animaron a denunciarlo».
De hecho, la fiscal nacional en lo Criminal y Correccional 41, Silvana Russi, ya se había opuesto a excarcelar al imputado cuando la jueza Zucconi le corrió vista antes de liberar al comerciante, por lo que apeló ayer el fallo de la magistrada por considerar que existe «peligro de fuga» y de «entorpecimiento de la investigación».
«Los estudios demostraron que existen lesiones compatibles con el acceso carnal, no nos queda duda que eso ocurrió», dijo el letrado en una entrevista con radio La Red, tras lo cual consideró que «hay que preguntarle a la jueza los motivos por los que llegó a la decisión de liberarlo».
«Entiendo que no tenia todos los elementos para decidir de otra manera, pero creo que no se midió lo que estaba pasando realmente», explicó.
Según el abogado, «es urgente que se revoque la excarcelación del imputado pero hay que ver si lo encuentran».
Es que, según explicó el letrado, durante la investigación, el comerciante dio como domicilio «la casa de su hermana, en la calle Tandil, en Mataderos, pero luego se presentó a declarar la hermana ante la Justicia y dijo que él no vivía con ella, sino que vivía en el local».
En tanto, en las últimas horas se conoció una petición a través de la plataforma Change.org en la cual una ciudadana exige la destitución de la jueza Zucconi y alcanzó en pocas horas más de 12.000 firmas.
«No debemos permitir que esto siga sucediendo, que personas como esta jueza Karina Zucconi dejen libres a violadores. Basta. Zucconi es cómplice de estas aberraciones», dice la petición Change.org/LaJusticiaEsComplice.
El hecho
El hecho se registró el pasado sábado cerca de las 14, cuando la denunciante fue citada para realizar una entrevista laboral que había coordinado días antes por la red social Facebook.
Aparentemente, el acusado le pidió cenar el viernes para así «poder hablar sobre el trabajo», propuesta que fue rechazada por la joven, quien finalmente arregló presentarse el sábado por la mañana en el mencionado local de la calle Paso.
Según el relato de la denunciante, durante la jornada de trabajo, el acusado le ofreció varias veces «un vaso de gaseosa o de jugo» que finalmente aceptó cerca del mediodía.
De acuerdo con su relato ante los investigadores, tras beber un vaso de agua comenzó a sentirse mareada, por lo que le envió un mensaje a su hermana explicándole la situación.
«Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada», expresó la joven en el mensaje que le envió a través de WhatsApp y agregó la dirección en donde se encontraba.
Cuando la policía ingresó al local, encontró a la joven en el fondo del comercio y el acusado estaba vistiéndola y poniéndole los pantalones.
Fuente: Télam
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