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Análisis semanal: Dudas y certezas en el año de la recuperación

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Año de la recuperación

Con los operativos de vacunación en marcha en casi todos los países y una economía mundial que comienza a dar signos de recuperación, 2021 promete reparar parte del enorme daño causado por su pérfido antecesor.

 

Entre los analistas hay un conceso generalizado: el año que inicia será de crecimiento, un dato no menor para Argentina que no para de caer desde 2017. El escenario económico plantea al Gobierno nacional una serie de complicaciones no menores, como presión inflacionaria y devaluatoria, brecha cambiaria, atraso tarifario, desorden en los precios relativos y un déficit fiscal alto. Pero también hay elementos positivos por el lado de los precios de las commodities y el crecimiento esperado de los principales socios comerciales de Argentina.

 

El coronavirus seguirá siendo la variable de hierro. De lo que ocurra con el pendenciero virus dependerá todo lo demás. Si bien hay vacunas que han demostrado su efectividad en todas las etapas de prueba, el proceso de inmunización no es sencillo ni rápido, mucho menos en países que no tienen el poderío económico para garantizarse grandes cantidades de dosis ni la infraestructura necesaria para avanzar en un operativo rápido de vacunación.

 

Hay que hacerse a la idea de que, especialmente en países como Argentina, el coronavirus seguirá presente durante varios meses –al menos el primer semestre- y habrá que seguir cumpliendo con los protocolos de distanciamiento social para evitar un rebrote, no solo por cuestiones sanitarias sino también para preservar el embrionario rebote de la economía.

 

Uno de los desafíos más grandes que tendrá el Gobierno de Alberto Fernández en materia de economía será conciliar las necesidades de controlar el déficit fiscal y conjurar las presiones inflacionarias y devaluatorias sin apagar la reactivación de la economía, que después de una caída de PBI más de 12% en 2020 necesita imperiosamente recuperarse.

 

Casi todos los pronosticadores –que no siempre aciertan- anticipan una aceleración de la inflación. La enorme cantidad de pesos que el país debió emitir para evitar una caída más pronunciada en la actividad en plena pandemia, genera presión sobre los precios. Hasta ahora esa presión había sido controlada vía congelamiento de tarifas y acuerdos de precios y “esterilización” vía Leliq.

 

Ambos mecanismos parecen agotados: las tarifas en el AMBA (el federalismo en la distribución de los subsidios sigue siendo una materia pendiente) en muchos casos cubren apenas el 10% del costo de la prestación y la mayoría de los precios máximos está francamente atrasada, algo de lo que los molineros yerbateros pueden dar fe. Por otra parte el stock de Leliq equivale al 65% de la base monetaria, no es escandalosamente alto pero sí preocupante.

 

Si a eso se suma que el país todavía tiene pendiente la renegociación de la deuda con el FMI,  todo indica que Argentina está obligada a reducir la emisión monetaria y como la opción de recurrir al endeudamiento externo para financiar déficit quedó agotada por el abuso que se hizo de ese recurso durante la gestión de Mauricio Macri, un ajuste del gasto público aparece como inevitable.

 

La eliminación de la IFE y el ATP y la fórmula de actualización de las jubilaciones recientemente aprobada van por ese camino.

 

Para 2021 el Gobierno dejó pendiente la readecuación de las tarifas. No se trata en este punto de abogar por la rentabilidad de las prestatarias sino de una necesidad concreta del Estado de reducir la multimillonaria cifra que destina a subsidios, dinero que en mayor medida termina beneficiando a los sectores sociales más acomodados.

 

Los analistas que cultivan el riesgoso arte del pronóstico, anticipan que –de no mediar situaciones extraordinarias- la inflación en 2021 no estaría por debajo del 40% y más bien cerca de 50% y que dólar oficial aumentaría en un porcentaje similar.

 

El dilema de siempre es que todo lo que haga el país para reducir la inflación vía política monetaria, irá en contra del crecimiento. Por otra parte, no hacer nada por contener la inflación aseguraría una nueva debacle.

 

La clave para salir de ese eterno dilema pasa por la inversión. Pero la inversión orientada a la producción, no los capitales golondrina que hacen su diferencia especulativa y se van dejando una situación peor a la precedente. En ese punto Argentina tiene una ventaja: la utilización de la capacidad instalada de la industria apenas supera el 60%, lo que indica que se puede ampliar su producción industrial sin fuertes inversiones de capital.

 

Sin embargo, los analistas de cuña más o menos ortodoxa consideran que el escenario actual desalienta la inversión privada por la elevada presión impositiva y regulaciones como el control de precios, prohibición de despidos o las referidas al acceso a divisas que limitan las importaciones.

 

Pero no todas son pálidas. 2021 también reserva aspectos positivos. El hecho de que la enorme mayoría de los demás países –incluido Estados Unidos- también hayan recurrido a la maquinita de imprimir billetes para enfrentar al coronavirus, hizo que la inflación se haya acelerado en todo el mundo.

 

Eso para Argentina es bueno porque los precios en dólares de las commodities vienen aumentando y todo indica que seguirán en la misma tendencia durante el año que inicia, más aun teniendo en cuenta que se espera un rebote de la economía en todo el mundo. Como ya ocurriera antes, una buena cosecha combinada con precios relativamente altos, podría resolver temporalmente muchos de los problemas económicos del país y convertir a 2021 en el año de la recuperación.

 

malo de este escenario de mayor inflación a escala global es que lo que suelen hacer las potencias del mundo para frenar los precios es aumentar sus tasas de interés, algo que nunca es bueno para los países en desarrollo porque les dificulta las posibilidades de atraer inversiones y eleva el costo del crédito.

 

Hito histórico

 

El año pasado finalizó con un cambio histórico que para una mitad del país significó un avance enorme en materia de derechos para las mujeres y para la otra mitad representó una abominación criminal.

 

Con el apoyo del Frente de Todos y el voto mayoritario de las legisladoras mujeres, el Senado convirtió en ley la interrupción voluntaria del embarazo.

 

Como ocurriera con la legalización del divorcio o el reconocimiento de la diversidad sexual, las iglesias se opusieron y legiones de creyentes militaron en contra.

 

Esta vez eso no impidió que la legalización del aborto se convirtiera en ley, aunque para que la letra del proyecto se traduzca en una realidad práctica todavía falta resolver algunas cuestiones para nada menores.

 

En primer término, resta avanzar en la reglamentación de la que dependerá en gran medida que el derecho que consagra la ley sea accesible. Luego habrá que definir protocolos que garanticen que la mujer que pretenda abortar pueda acceder a esa práctica en el tiempo necesario.

 

Finalmente habrá que encontrar profesionales que no presenten objeciones morales frente al aborto, pero que además estén dispuestos a enfrentar las presiones sociales y el rechazo de grupos religiosos.

 

Los antecedentes que se dieron en distintas provincias en casos de aborto no punible dan cuenta de las dificultades que presenta en Argentina llevar adelante un aborto por fuera de la clandestinidad.

 

Otro escollo que deberá sortear la ley de ILE es la judicialización. Distintos grupos y particulares ya adelantaron que presentarán planteos de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema. En contra de estos planteos opera el hecho de que en la enorme mayoría de los países desarrollados de Norteamérica y Europa, con constituciones muy parecidas a la argentina, el aborto es legal desde hace muchísimos años.

 

Misiones binaria

 

Habiendo iniciado antes que el resto de las provincias el camino de la recuperación de su economía, el inicio del operativo de vacunación abre en Misiones mayores expectativas de crecimiento.

 

Sectores productivos como la forestoindustria y la yerba mate tuvieron un 2020 a contrapelo del resto de la economía mundial: les fue mejor que antes de la pandemia, mientras que el puente cerrado llevó al comercio mayorista y minorista a registrar niveles récord de facturación, especialmente en Posadas.

 

Como resultado, la recaudación de Ingresos Brutos registró en Misiones un incremento interanual de 77% en un contexto en el que muy pocas provincias lograron aumentar su recaudación por encima de la inflación, que se estima cerró el año en torno al 40%.

 

El éxito de Misiones en recuperar su economía se debe en gran medida por el carácter dual de sus políticas que apuntaron a atender al mismo tiempo la emergencia sanitaria y la recuperación de la economía, entendiendo que sin un buen manejo de la salud hubiera sido imposible impulsar la economía. Ese enfoque permitió autorizar progresivamente el desarrollo de las distintas actividades, lo que resultó fundamental para recuperar el consumo y el empleo.

 

Este nuevo año presenta el mismo desafío: mantener controlada la situación sanitaria entendiendo que de ello depende no solamente la salud de los misioneros sino también el desempeño de la economía.

 

La novedad es que ahora la provincia cuenta con una nueva herramienta: la vacuna. Ya llegó la primera parte del primer embarque de 5.200 dosis que comprometió la Nación y en la segunda quincena se recibirá en igual cantidad el componente necesario para aplicar la segunda dosis.

 

El orden de prioridades ubica primero al personal de la salud, luego al resto de los grupos de riesgo y finalmente al resto de la población.

 

En ese contexto, el Gobierno provincial deberá volver a someterse a un nuevo examen electoral en el que la renovación buscará revalidar el trabajo realizado en el primer año de la gestión de Oscar Herrera Ahuad, que ha logrado un fuerte acompañamiento de la sociedad.

 

A su favor, el Gobernador y su equipo pueden mostrar una gestión efectiva en una coyuntura de crisis sanitaria y económica que puso al mundo de rodillas. Con esos pergaminos buscará revalidar las bancas legislativas y garantizar la continuidad a algunos de sus dirigentes que mejor desempeño han tenido.

 

Autorizaron a Misiones a producir cannabis medicinal

 

Por otra parte, el ministro de Salud de la Nación, Ginés González, pasó la fiesta de año nuevo en Misiones por invitación del presidente de la Legislatura, Carlos Rovira. Además de disfrutar de algunas de las bellezas naturales de la provincia, se trajo la resolución que habilita a la provincia, luego de cumplir todas las exigencias, a comenzar la producción de cannabis medicinal con el objetivo de atender a la población que necesita este producto para mejorar su calidad de vida.

 

El ambicioso proyecto de producción de cannabis medicinal no solo pone a Misiones a la vanguardia en el área de la salud, sino que también generar una nueva herramienta para obtener recursos para la provincia a través de la empresa estatal creada a tal efecto.

 

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