Peldaño por peldaño va Lionel Scaloni subiendo esta escalera infinita celeste y blanca que puede darle vértigo hasta al entrenador más experimentado. El técnico de 42 años va llenando casilleros desde que asumió en 2018, primero de modo interino y luego ratificado. No le tocó una tarea simple en su primera experiencia en el cargo. Debió afrontar una honda renovación, con lo que todo eso implica. Luego, probar hasta ir encontrándoles dueños a los diferentes puestos del equipo titular. Y ahora llegó el momento, después de 23 encuentros de los cuales muchos fueron parte del extenso casting de nombres, de dar el siguiente paso: definir la identidad de la nueva Selección.
Este duelo con Paraguay, desde las 21 de este jueves en la Bombonera por la tercera fecha de las Eliminatorias, tendrá como premisa aprovechar el impulso de los seis puntos logrados en octubre en el inicio del camino y seguir sumando de a tres en el país para luego visitar a Perú el martes que viene. Pero más allá del rival de turno, y habiendo superado con creces el desafío de La Paz, a la Argentina le tocó el tiempo de asentar los rasgos característicos que pretende tener como equipo independientemente de quien tenga enfrente.
Hasta ahora no resulta fácil clasificar el juego de la Selección de Scaloni. Dos decenas de presentaciones podrían ser más que suficientes para que eso ya hubiera ocurrido. Sin embargo, hubo que hacer todo un arduo trabajo de base previo.
El DT convocó a 64 futbolistas, de los cuales 31 debutaron con la camiseta albiceleste. Tuvo que ir analizando, el técnico nacido en Pujato junto a sus colaboradores, nombre por nombre para elegir a los que integrarían el grupo que hoy se muestra unido y con muy buen ánimo cada vez que se reencuentra. Con los apellidos sobre la mesa, llegó el turno de armar la formación.
Messi y el abrazo con sus compañeros tras la victoria en La Paz. (Foto: EFE)
La Copa América de Brasil sirvió para afirmar esos cimientos. Desde ese tercer puesto logrado en el país vecino, el conjunto nacional tiene la mayoría de sus posiciones con un patrón fijo. Hay siete u ocho nombres que salen de memoria ya ante cada compromiso.
Pero aún no termina de resolver su personalidad este equipo que tiene a Lionel Messi como capitán y referente, aunque busca sacarle la exclusiva responsabilidad del juego al 10 para que pueda soltarse y rendir al máximo en el sector del campo en donde más lastima: los últimos metros.
Hay, sí, una cuestión que se nota innegociable. Es el compromiso y el coraje con el que los jugadores salen a la cancha. La mayor virtud legible es la actitud. Aun cuando se falló en la elaboración, la Selección ha sabido sacar adelante partidos con empuje y sudor. Se sabe: en todo ciclo naciente, suele percibirse una entrega por encima de la media porque es el momento de pujar por ganarse los lugares en disputa.
Las individualidades vienen definiendo a la Argentina y no tanto una elaboración colectiva. Tiene los nombres, pero ahora Scaloni debe impregnarles un estilo. Y eso es una problemática de arrastre en la Selección. Desde el alejamiento de Gerardo Martino, el combinado celeste y blanco perdió la brújula en el césped.
Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli no lograron darle su sello, presionados por el apuro y los temores de no clasificarse. Y en Rusia, Sampa se alejó más del plantel de lo que se acercó. Scaloni tuvo la gran ventaja de arrancar desde cero y de moldear el grupo y el equipo a su gusto. Sin embargo, le falta sacar el DNI a este equipo que ya necesita saber a lo que juega.
No le gusta al DT hablar de números de esquemas tácticos. En casi la mitad de los encuentros que dirigió, usó el dibujo 4-3-3, aunque también implementó otras formas: 4-4-2, 4-3-1-2, 4-2-3-1… Hasta plantó una defensa de tres centrales en un par de oportunidades.
La Selección de Scaloni es cambiante y puede no presentar la misma idea de un cotejo a otro. La postura del rival ha condicionado al entrenador también para armar lo suyo. Sin ir más lejos, los laterales ante Ecuador pasaron poco y nada la línea media como recaudo ante los eventuales contraataques del equipo de Gustavo Alfaro.
¿Será siempre así? ¿Habrá que acostumbrarse a una Argentina que se mueva al compás del adversario? ¿Será este el estilo de Scaloni? La falta de referencias previas en cuanto a su trabajo con el buzo de técnico impide tener indicios de lo que puede llegar a pretender de sus dirigidos en un conjunto.
Quizá todavía deba terminar de descubrirse como DT para saber qué estilo adopta y, por consecuencia, qué identidad tendrá su Selección. Contra Paraguay, en La Boca, será momento de empezar a tramitar el nuevo DNI albiceleste.
Fuente: Clarín
Comentarios