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El can se encontraba en diferentes calles de Córdoba capital. Un día, una joven observó el comportamiento de la gente que pasaba por al lado de él y, a partir de eso, decidió adoptarlo.
La de Chéster es una de esas historias que vale la pena ser contada ya que demuestra que el amor incondicional entre las personas y los animales existe. Los protagonistas son un perro callejero y una joven de Córdoba que tras ver el comportamiento de la gente ante el can decidió darle amor y lo adoptó.
La chica lo bautizó como Chester y desde el día que decidió darle alojamiento en su casa nunca dejó de mimarlo. «Ya tuvo muchas ausencias y desaires como para que siga sufriendo», aseguró la dueña del perro.
Desde entonces todo el tiempo lo acaricia, lo mima, lo trata como un integrante más de su familia. Chester ya no está más solo en la calle, hoy su amor está compensado.
Fuente: El Sol
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