Vos podés!

Lo mismo sucede o debería pasar con la persona que te acompaña, con tus padres, amigos, conocidos, vecinos y todos aquellos que no conocés. Ellos también pueden, saben, son capaces, valen. En una palabra, todos tenemos derecho a encontrar nuestro propósito, repito, todos.

Para lograrlo, cada uno debería tomarse tiempo para descubrir o entender su porqué y para qué; segundo, hacer lo que corresponde que cada uno haga; y tercero respetar los sueños de otros que también buscan su espacio, tiempo y la manera de llevarlos a cabo.

El problema es que algunos, estamos obsesionados con “hacer nuestra propia película” “nuestro viaje”, y vamos hacia adelante sin mirar por el espejo retrovisor, avanzamos a toda velocidad y muchas veces olvidamos que probablemente el vehículo que nos lleva lo fabricó otro, lo conduce otro, o tiene que arreglarlo otro. Es imposible hacer todo absolutamente todo solos, aunque los objetivos sean personales dependemos de la buena voluntad de un otro que tiene el derecho a “realizar su propia película, y a vivir su propio viaje”. Eso significa que necesitaremos algunas veces paciencia cuando tengamos que pedir ayuda, y otras veces un alto grado de empatía con quienes, quizás, no compartimos los mismos intereses, tiempos, o necesidades.

La naturaleza que nos rodea es ejemplo de equilibrio, balance e interconexión sistémica absoluta. Todos dependiendo de todos, alimentándose, nutriéndose, conviviendo con otros. A nosotros nos pasa lo mismo, sólo que hace mucho tiempo nos olvidamos que habitamos en un Planeta, la Tierra, que no es sólo nuestra, forma parte de un gran sistema, donde convivimos con otros seres que necesitan los mismos recursos que nosotros, y que también sueñan.