Convencido de que la mejor defensa es el ataque, el presidente Mauricio Macri ya no agacha la cabeza en tono derrotista cuando habla de economía –por lejos el costado más flojo de su gestión- ahora se declara enojado, se muestra orgulloso del rumbo asumido, no admite la posibilidad de introducir cambios y acusa de mentirosos a quienes plantean que el país podría transitar caminos diferentes al del ajuste que siempre propone el FMI.
En sintonía con la doctrina posideológica que pregona el duranbarbismo, el discurso de campaña de Cambiemos versión 2019 no sabe de izquierdas y derechas, de ortodoxia o heterodoxia. Sin medias tintas se reivindica como depositario de la verdad y reserva para los demás el oscuro rincón de la mentira, lugar en el que propio presidente se ocupó de poner –a los gritos- a sus opositores en la frase más difundida de su discurso motivacional en el CCK: “siempre me calentó la mentira, siempre. Es inaguantable, no lo puedo aguantar más, son muchos años de haber frustrado generaciones y haber tirado oportunidades por la ventana”.
A partir de ese manejo monopólico de la verdad que se autoatribuye, el Gobierno apela a la figura del “campeón moral” para explicar los pobres resultados de la economía esquivando la autocrítica. Según esta lectura, el Gobierno habría hecho todo bien y si los resultados no son los esperados se debe a la combinación de una pesada herencia de 70 años de desaciertos, factores externos de diversa índole y la resistencia de muchos argentinos a aceptar su verdadera pobreza y procurar disimularla con “atajos” o “trampas” que terminaron conspirando contra el interés general.
Siguiendo esta línea argumentativa que disocia méritos y resultados, se pretende imponer la idea de que aquellos opositores que hayan logrado resultados positivos en gestiones pasadas lo consiguieron gracias a factores externos, a pesar de su inoperancia y al costo de males posteriores.
Esta semana el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne llevó ese razonamiento al paroxismo cuando salió a cruzar al exministro de Economía, Roberto Lavagna, quien había recordado que durante su gestión el país había crecido al 9% anual durante tres años. “Una cosa es crecer al 9% haciendo todo mal y otra cosa es crecer haciendo todo bien”, respondió insólitamente el excolumnista de Clarín.
Desde la oposición le respondieron con ironía a Dujovne y le pidieron que dejara de hacer las cosas tan bien y empezara a hacerlas mal, a ver si de esa manera consigue revertir la recesión que atraviesa el país.
¿Opositor elegido?
La última transformación de Macri, del personaje zen construido en oposición a la crispación cristinista a un líder rabioso dispuesto a salir a atacar cuando lo critican, coincide con la instalación cada vez más firme de la precandidatura presidencial de Lavagna, a quien mencionan cada vez más seguido desde el oficialismo cuando se remiten a la “pesada herencia”.
Algunos analistas ven en los ataques a Lavagna un intento por “inflar” su candidatura siguiendo el paradigma romano que recomienda divide y vencerás y recuerdan que el macrismo siempre se ocupó de elegir cuidadosamente a sus rivales. Otros ven verdadera preocupación porque el exministro de Duhalde y Néstor Kirchner no solo puede mostrar antecedentes positivos en el manejo de la economía –posibilidad muy lejana para la gestión de Macri- sino que también puede captar adhesiones de sectores del electorado radical y del establishment empresarial que hasta ahora era clientela exclusiva de Cambiemos.
Abona la segunda lectura una reciente foto de Lavagna y dirigentes radicales que están disconformes tanto con el rumbo del gobierno de Macri, cuanto con el papel de reparto que le designó el PRO a la UCR en la película de Cambiemos. Ricardo Alfonsín, Juan Manuel Casella y Jorge Sappia, titular de la Convención Nacional de la UCR, posaron sonrientes junto al hombre de las sandalias con medias y alimentaron las dudas de cara a la próxima convención nacional del radicalismo que se haría en mayo.
Hoy el partido centenario se divide entre los amarillos de fierro, la mayoría gobernadores o funcionarios nacionales interesados en sostener el status quo; los expectantes, que esperan un gesto del Gobierno en materia de reactivación económica y –fundamentalmente- en el reparto de las candidaturas y los díscolos que no se contentan con menos que una interna que les permita disputarle al PRO no solo el candidato a presidente sino también el manejo de la alianza.
Desde el lavagnismo apuestan a que la caída de Macri en las encuestas y las mezquindades propias de las negociaciones por el reparto de candidaturas terminen explotando en la convención radical, que el partido se fracture y que las esquirlas más grandes vuelen en dirección al exministro de Economía, que ya supo representar a los radicales en las presidenciales de 2007.
El entramado político con el que sueña Lavagna integra también al socialismo de Miguel Lifschitz y al GEN de Margarita Stolbizer en lo que terminaría siendo un armado parecido al que consiguió el gobernador cordobés Juan Schiaretti para ir por la reelección.
Por el lado de Sergio Massa, todavía no hay definiciones claras respecto a la posibilidad de tender puentes con el kirchnerismo. En diálogo con Radio Libertad y Misiones Online, el tigrense eludió la pregunta y aseguró que en este tramo del año se concentrará en definir una propuesta programática que sería anunciada el 2 de abril.
Al rojo vivo
Más allá de los movimientos dentro de la oposición, el principal escollo que enfrenta Macri en su camino a la reelección es la realidad reflejada en los datos concretos de la estadística y en el termómetro de la calle, donde la crisis se magnifica de la mano de aumentos desproporcionados en alimentos básicos como la leche y la carne que llegaron justo después del tarifazo de inicios de año.
En ese contexto el reclamo de Macri de “seguir remando sin llorarla” resultó poco feliz. Aunque el pedido estaba dirigido a sus propios funcionarios reunidos en el CCK, la frase terminó haciendo ruido porque el discurso estaba siendo transmitido en vivo a muchos argentinos que ya no saben cómo remarla ni para dónde apuntar el bote.
La estadística sigue por el mismo rumbo del declive que inició a mediados del año pasado. Según datos del Indec, el PBI cayó un 6,2% en el último trimestre del año pasado frente a igual período de 2017. Con esta baja, que deja un complicado arrastre negativo para el inicio de 2019, la economía cerró 2018 con una contracción de 2,5%. Desde la asunción de Macri en diciembre 2015 hasta diciembre de 2018, la actividad económica cayó 2%.
El mismo día en el que Macri se enojaba con quienes critican el rumbo de la economía se conoció el último informe de condiciones laborales del Indec que refleja el impacto de la crisis en el trabajo. En un año, la desocupación se disparó casi dos puntos hasta el 9,1%, es decir, hubo 415.000 personas más que buscaron trabajo y no lo consiguieron, en medio de la destrucción de puestos de trabajo y el derrumbe salarial.
El alza de la desocupación, que ya alcanza a casi dos millones de argentinos, coincidió con una caída en la tasa de empleo desde el 43% en 2017 hasta el 42,2% en 2018, lo que implicó la pérdida de alrededor de 160.000 puestos, y con un leve incremento en la tasa de actividad hasta el 46,5% motivada por el declive del 12,1% en el salario real que hizo que más personas salgan a buscar trabajo para completar los devaluados ingresos familiares. Esto también generó un fuerte aumento en la cantidad de ocupados que demandan empleo, que pasó del 14,7% al 17,3%. Así, la población que necesita trabajo (lo tenga o no) creció del 21,9% al 26,4% en el mismo período.
La pérdida de calidad laboral fue otro de los datos salientes. El empleo asalariado registrado pasó de representar el 49,3% del empleo al 48,3%, mientras que los no registrados ganaron participación al pasar del 25,6% al 26,3%.
El flanco financiero tampoco está tranquilo. A pesar de una constante suba en las tasas de interés de las Letras de Liquidez –finalizaron la semana en torno a 67%- el dólar aumentó casi dos pesos en la semana impulsado por el fortalecimiento de la moneda estadounidense en todo el mundo.
Pesimismo generalizado
Pese a las explicaciones de Macri y de Dujovne, la crisis económica continúa mellando la imagen del Gobierno y de sus principales referentes que ya está por debajo de los niveles previos a diciembre, cuando habían repuntado levemente de la mano de la disminución de la inflación y la celebración de la Cumbre del G20 en Buenos Aires. Al menos eso es lo que marcaron seis encuestas difundidas durante la semana pasada.
Un trabajo de Ricardo Rouvier & Asociados arrojó que la imagen positiva del Presidente cayó en marzo por debajo del 40%, en tanto que 44% opina que la gestión es mala o muy mala y 18% la califica como regular-mala. La expectativa sobre un mejoramiento de la economía se mantiene escasa (21%), con una tendencia descendiente tras el leve repunte que había registrado a principio de año. Otra encuesta, esta vez de Reyes – Filardo muestra el pesimismo en la población sobre el devenir de la economía en los próximos 12 meses. El 77% de los argentinos consultados considera que la situación económica estará igual de mal o inclusive peor que ahora.
Para Poliarquía, la percepción negativa acerca de la economía argentina creció de 58% a 61%, a la par que retrocedieron las expectativas positivas para el próximo año de (28% a 24%) y las evaluaciones positivas de las economías personales de los entrevistados (de 33% a 32%). La imagen positiva de Macri cayó de 28% a 25%, mientras que la de Cristina Kirchner aumentó de 30% a 33%.
Taquion consultó acerca de las causas de la actual situación económica. El 43,8% lo vinculó a la sumatoria de los malos gobiernos, 39,2% a las políticas económicas de Macri y el 11,4% a la herencia kirchnerista. El 43,7% respondió que prefiere que cambie el gobierno de Macri, mientras que el 23,7% se inclinó por una continuidad, pero con mejoras.
Por último la encuesta de Isonomía concluyó que 34% de los consultados votaría a Cambiemos si las elecciones fueran hoy, una cifra que se ubica ocho puntos por debajo de los 42 alcanzados en diciembre. En tanto, 27% se inclinaría a votar por el kirchnerismo, nueve puntos por encima de los 18 registrados en diciembre.
Disputa radical
El descontento que generó en parte del radicalismo misionero la incorporación del puertismo al frente provincial, que dejó de llamarse Cambiemos y ahora se denomina Juntos por el Cambio, se tradujo en un pedido de nulidad de dicho frente y de impugnación de la participación del radicalismo en ese espacio.
Julio Canale, quien actuó como convencional en la última convención provincial de la UCR, argumentó que dicha convención habilitó al partido a ratificar en la provincia la alianza nacional Cambiemos y no a formar parte de un nuevo frente provincial que integra a expresiones políticas que no forman parte de ese frente nacional. El afiliado radical formalizó su petición a través de un escrito presentado al presidente del Tribunal Electoral, Rubén Uset.
“No fuimos consultados sobre este cambio, ni tampoco fue lo que votamos y aprobamos en fecha 16/12/2018 en la última Convención Provincial de la UCR llevada a cabo en San Ignacio, por lo tanto mis derechos se hallan avasallados, negados y no respetados por las autoridades partidarias que tomaron esa decisión, por lo tanto demando que se respete mi voto”, expresó Canale, convencional radical de la zona de Profundidad.
En la nota se aclara que no se trata de una cuestión de nombres, ya que el Frente Cambiemos al cual la UCR dejo constancia su alianza implica una Acuerdo Electoral Nacional y Provincial que fuera oportunamente ratificado por decisión de los convencionales provinciales en diciembre de 2018 fue reemplazado por un frente con distintos integrantes.
Apuesta al conocimiento
Con la inauguración del Observatorio Astronómico del Parque del Conocimiento, que siguió a las aperturas de la Escuela de la Innovación y la remozada Escuela de Robótica, Misiones cerró un primer trimestre histórico en materia de aportes al conocimiento. El Observatorio comenzó a gestarse ya durante la gobernación de Carlos Rovira, pero la complejidad del proyecto hizo que recién ahora esté operativo. Con una cúpula de 12 metros y una óptica de 600 milímetros de diámetro, el telescopio instalado en el lugar es el cuarto más grande del país.
“Todo empezó con una idea, la cual se concretó hoy como cabal demostración de que se ha hecho, para el bien de los misioneros, un telescopio en esta primera etapa, el cual permitirá captar a través de los sentidos esta visión de objetos distantes que forman parte del universo”, recordó Rovira principal gestor del proyecto en un acto que contó con la presencia del gobernador Hugo Passalacqua.
Sobre la importancia de la educación, Carlos Rovira consideró que “lo más importante, a nuestro entender, de cualquier proyecto político debe ser darle lo mejor educación, pero no desde el discurso, sino desde la praxis, desde la cosa tangible, mostrando resultados, acomodándolo a las realidades y los desafíos de la gente. Y sobre todo para nuestros jóvenes, donde todo nuestro esfuerzo está destinado a ellos”. “Hoy está acá, lo hemos hecho, está para el disfrute de todos los misioneros, las nuevas generaciones van a ser distintas a partir de este Parque del Conocimiento que hoy termina una etapa”, sentenció.
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