A menos de una semana de que el presidente Macri se refiriera a las “bases sólidas” de la economía en su discurso de apertura de sesiones ordinarias, una nueva corrida cambiaria desnudó la fragilidad de un sistema que transita al borde del colapso, susceptible a cualquier brisa que sople en el ámbito internacional y a los caprichos de capitales especulativos. Mientras tanto, la industria nacional continúa en proceso de destrucción acelerada y de expulsión de mano de obra. Lo sombrío del contexto se refleja en las estimaciones de las consultoras privadas, que apenas pasado un bimestre ya recalcularon todas sus proyecciones y ahora piensan que 2019 será –en el mejor de los casos- muy parecido al año pasado.
Después del fiasco del gradualismo y la tercerización del manejo de la economía a manos del FMI, el Gobierno nacional se olvidó rápidamente de su sueño desarrollista y postergó a un futuro incierto cualquier posibilidad de volver a poner al país en la senda del crecimiento, que es justo decir, había sido abandonada bastante antes de 2015. Se conformó entonces con un programa económico muy rudimentario y poco ambicioso que planteó como único objetivo llegar a las elecciones de octubre sin sufrir una nueva corrida cambiaria como la del año pasado.
Para evitar un colapso financiero, el Gobierno de Cambiemos aceptó el precio de profundizar la recesión a fuerza de tasas elevadas, una política monetaria contractiva y ajuste del gasto fiscal, pero aun así encuentra crecientes dificultades para cumplir con el único objetivo que se propuso: contener al dólar.
El miércoles la divisa estadounidense alcanzó el récord de 43,50 pesos, el Banco Central acusó el golpe y aumentó en 6 puntos porcentuales la tasa de referencia –que así llegó a 58% en promedio- y encendió la aspiradora de pesos con dos enormes licitaciones de Leliqs por la friolera de 204.000 millones de pesos. El dólar reaccionó y bajó el viernes a 42,12 pesos, pero los analistas se preguntan hasta cuándo podrá el Gobierno contener al dólar con subas de tasas y cuánto tardará en estallar por los aires la bomba de las Leliqs.
Uno de los que encendió alarmas fue el influyente economista Juan Carlos De Pablo, quien advirtió en entrevista con una radio de Buenos Aires que “el jueguito de la tasa vs el dólar termina mal, lo dice la historia y el sentido común, porque llegará un momento en el que no habrá nada que evite que vayas al dólar”, aseguró.
Consideró que el presidente Mauricio Macri “debería estar asustado” por la situación económica actual. “Lo que hay de fondo es que la economía está partida en 400 pedazos y nadie parece hacerse cargo, entonces el Banco Central sube la tasa que es lo único que puede hacer”, indicó.
Otro economista que se refirió al tema fue Julián Zícari, que en coincidencia con De Pablo, consideró que utilizar la tasa de interés para controlar el tipo de cambio puede ser efectivo solamente en el corto plazo, pero nunca en forma definitiva. Argumentó que si así lo fuera “no existirían las corridas en el mundo porque simplemente con subir las tasas de interés quedarían abortadas en el acto”. Recordó que en el 2001 las tasas de interés llegaron a superar el 1.000% anual en noviembre y sin embargo las corridas fueron indetenibles y que en la híper del 89 ocurrió lo mismo. “No hubo tasa que pudiera calmar la corrida tampoco entonces. Parece que el Central se niega a aprender lecciones del pasado”, lamentó.
Industria en terapia intensiva
Mientras la economía financiera del país está bajo riesgo de colapso, la economía real ya atravesó ese umbral hace mucho tiempo y se encuentra ahora en un franco proceso de destrucción en el que la industria se lleva la peor parte. La larga lista de fábricas que apagaron sus máquinas se engrosó la semana pasada con la planta de BGH ubicada en Tierra del Fuego, que suspendió sus actividades hasta el 18 de abril por falta de demanda. 830 trabajadores están al borde del despido.
El mismo día que BGH bajó la persiana, el ministerio de Producción habilitó la apertura del procedimiento preventivo de crisis solicitado por la empresa Fate, la principal fabricante de neumáticos del país. Para ajustar su nivel de producción a la pronunciada caída de la demanda registrada en el mercado interno, la compañía pretende despedir a 430 empleados.
Semejante derrumbe de la economía volvió a poner a Argentina en los titulares de las principales publicaciones del mundo, por razones similares a las de 2001. La revista norteamericana Forbes –voz autorizada si las hay en el mundo de las finanzas- advirtió que “Argentina está a un paso del colapso económico” en un artículo en el que enfatizó el rápido crecimiento de la deuda externa que se produjo durante el gobierno de Macri, la enorme proporción de la fuga de capitales y el constante cierre de empresas.
Recalculando
Las proyecciones de las consultoras privadas se alejan cada vez más del optimismo oficial reflejado en piezas de ficción como el Presupuesto 2019 o en los discursos de funcionarios de gobierno desbordantes de optimismo y se acercan peligrosamente a la cruda realidad vivida el año pasado o a un escenario todavía peor que tendría lugar en caso de que el Central no consiga evitar una nueva corrida cambiaria.
La reactivación en forma de V que el Gobierno nacional proyectó para el segundo semestre de 2019 no aparece en el radar de las consultoras privadas, como tampoco aparece la baja de la inflación declamada al unísono por funcionarios de Cambiemos y últimamente ni siquiera el tan mentado “déficit cero” está en los cálculos de los analistas.
En materia de inflación, las proyecciones de las consultoras CESO, PxQ, Eco Go y Libertad y Progreso oscilan entre 31% y 40%, muy por encima de la pauta de 23% incluida en el Presupuesto. Las diferencias son mayores todavía cuando se trata de actividad económica, mientras el Presupuesto contempla una caída de 0,5% del PBI, las proyecciones de los privados se ubican entre 1,6% y 2,8%, siempre de signo negativo.
En cuanto al déficit primario, las estimaciones de las mencionadas consultoras varían entre 0,4% y 2,1%, por encima del 0% que enarbola el presupuesto.
Ajustando la rosca
Con la economía haciendo agua por los cuatro costados, los referentes de la oposición sueñan con un revés electoral de Cambiemos que les abra las puertas de la Casa Rosada. Las últimas encuestas que se conocieron marcan una tendencia poco favorable para el Gobierno, pero también un grado de dispersión relativamente alto en el voto opositor, lo que mejora las chances de una eventual reelección de Macri.
Una encuesta de intención de voto realizada por la consultora Raúl Aragón y Asociados indica que 64,8% de la población se inclinaría por una opción opositora y solo 27,9% votaría a la continuidad del proyecto actual.
Ante ese contexto poco halagüeño, juega a favor de los intereses de Cambiemos que la candidata con mayor intención de voto (28,4%) sea Cristina Kirchner, porque es la opositora con imagen negativa más alta (60%), lo que conspira contra sus posibilidades en una eventual segunda vuelta.
Según esta encuesta, el ranking de intención de voto sigue con Mauricio Macri (26,9%), Sergio Massa (10,9%), Juan Manuel Urtubey (9,7%) y Roberto Lavagna (9,1%).
El exministro de Economía de Néstor Kirchner es el que está creciendo más rápidamente en el panorama político. Más allá de los números que muestre en las encuestas de intención de voto, Lavagna aparece como el más apto para captar votos de los distintos grupos que están disconformes con Macri, desde el kirchnerismo hasta sectores moderados del establishment económico, pasando por el peronismo más ortodoxo, radicales enemistados con Cambiemos y socialistas.
El economista desembarcó en el espacio de Alternativa Federal que sigue apostando a la estrategia de amontonar precandidatos con la esperanza de ampliar así su base electoral. Tanto Sergio Massa, como Urtubey y Pichetto saben que solos no llegan a ninguna parte y buscan alianzas que los fortalezcan. El tiempo dirá si la estrategia resulta efectiva, porque en política 2+2 no siempre suma 4.
El Gobierno se encuentra en una situación particular, en tanto su suerte electoral depende más de factores externos que de lo que pueda hacer desde ahora hasta la fecha de las elecciones. Por más esfuerzos que haga el equipo de Durán Barba, la gestión de Macri quedará marcada por un fracaso en materia de economía que no se podrá revertir en lo que queda de mandato. Difícilmente el presidente pueda mejorar en las urnas los números que muestran actualmente las encuestas, por lo tanto depende de lo que logre construir la oposición.
Un acuerdo político que consiga captar el voto de las distintas y a veces lejanas vertientes opositoras dejaría directamente fuera de carrera al oficialismo, pero hasta ahora eso está lejos de suceder. Ante el escenario actual, todas las encuestas ponen a Macri en segunda vuelta con Cristina Kirchner, el mejor escenario posible para Cambiemos, que sin embargo tampoco tendría la elección resuelta si ese supuesto se hiciera realidad.
Misiones, una de las pocas provincias que irá a clases
La política de ajuste y de deterioro del salario que lleva adelante el Gobierno nacional se tradujo en un previsible incremento en la conflictividad laboral que encuentra en el inicio de las clases uno de sus puntos más álgidos. En 15 provincias las clases no iniciaron o no iniciarán en la fecha prevista por paros docentes.
Misiones es una de las pocas en las que sí comenzarán las clases. En una gestión en la que intervino directamente el Gobernador Hugo Passalacqua, el gremio docente con representación mayoritaria cerró paritarias a inicios de enero, lo que permitió que los trabajadores de esa actividad cobrar íntegramente un aumento de 23% definido para 2019 antes incluso de volver a las aulas para comenzar el ciclo lectivo. La posibilidad de alcanzar un acuerdo en fecha tan temprana habla a las claras de una administración provincial que a fuerza de orden y austeridad en el manejo de las finanzas consigue cumplir con los compromisos asumidos con los trabajadores estatales a pesar de la severa crisis económica que atraviesa el país y de ser históricamente desfavorecida por el reparto de los fondos federales.
La educación representa para Misiones un desafío particularmente complejo porque es la jurisdicción con mayor proporción de niños, adolescentes y jóvenes del país y además buena parte de esa población está desparramada en pueblos pequeños o colonias rurales alejadas de los centros urbanos. Todo eso obliga a la provincia a sostener un sistema educativo gigante en relación a los recursos que maneja.
Para dimensionar el tamaño de la tarea de brindar una educación pública de calidad en Misiones, basta con señalar que uno de cada tres habitantes concurre a alguno de los 2.000 establecimientos educativos diseminados en la provincia, en los que trabajan más de 30 mil docentes a los que hay que pagarles sueldo todos los meses.
El apoyo de la Provincia a la educación también se vio reflejado este año en el lanzamiento de una versión del programa Ahora Misiones orientada exclusivamente a la compra de útiles escolares y libros de texto y otra para la compra de indumentaria y calzado escolar. Atento al esfuerzo económico que representa para la mayoría de las familias misioneras el inicio del ciclo lectivo, el programa ofreció la posibilidad de pagar en hasta 12 cuotas sin intereses y con un reintegro de hasta 15%, beneficios que provocan sorpresa en un país castigado por el altísimo costo en el financiamiento que impone la política monetaria que lleva adelante el Banco Central para contener al dólar.
El compromiso del Gobierno provincial con la educación cobra especial relevancia ante el progresivo retiro de la Nación de las inversiones en ese sector. La afilada tijera de la administración de Cambiemos volvió a recortar a la educación, esta vez las víctimas serán los más de 9.000 estudiantes misioneros de escuelas públicas de gestión privada que hasta el año pasado contaban con una beca del programa Progresar y este año no la tendrán.
En su mayoría se trata de alumnos de condición humilde que asisten a escuelas parroquiales y EFAs que ya no contarán con una ayuda que les resultaba esencial para costear gastos de traslado y de compra de materiales escolares. Les quedará el dudoso consuelo de estar colaborando con el objetivo de déficit cero que se planteó el Gobierno nacional para conservar la confianza del FMI.
La obra pública es otro frente en el que el Gobierno provincial debe salir a cubrir con fondos propios el retiro de la inversión nacional a efectos de evitar una parálisis total. En ese aspecto se destaca la labor de la Dirección Provincial de Vialidad que está logrando llevar adelante proyectos de pequeña escala pero de gran impacto social porque mejoran la conexión en pueblos o barrios aislados y mantienen activa la demanda de mano de obra en un sector estratégico como la construcción. El programa 100 puentes, que superó holgadamente esa cifra, es tal vez el ejemplo más acabado.
Mientras a escala nacional el oficialismo busca desesperadamente encontrar una estrategia de campaña que permita la reelección de Macri a pesar de la debacle económica y la oposición busca construir una unidad que sea algo más que un amontonamiento de dirigentes aspirantes al poder, en Misiones el Gobierno provincial enfoca su gestión en un único objetivo: contener el impacto de una crisis económica que se extiende como una avalancha en todo el país.
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