Jennifer Vargas. Familas TEA Misiones
Jennifer Vargas, integrante de la Fundación Flia TEA Misiones, expreso: «extremadamente necesario», ya que la fundación había recibido numerosas quejas sobre las dificultades que enfrentaban estos pacientes en el sistema hospitalario.
«Las esperas son realmente complicadas para un chico con autismo», afirmó. Además, destacó la implementación del uso de pictogramas para explicar los procedimientos médicos, lo que considera un avance clave. «Es fundamental que se le explique al paciente qué le van a hacer para que no entre en crisis», señaló.
El protocolo también prevé la creación de «rincones de la calma», espacios diseñados para reducir la sobrecarga sensorial provocada por ruidos fuertes, luces intensas o música ambiente, factores que pueden afectar a personas con autismo.
Vargas mencionó una preocupación central: la restricción de un solo acompañante por niño durante las consultas o prácticas médicas. «Es un tema muy importante para nosotros y lo queremos poner en la mesa para discutirlo». «Un chico que está en medio de una crisis o atravesando un momento difícil, como un niño que necesita recibir una inyección, es muy complicado para una sola persona contenerlo», señaló.
«Es fundamental que ambos padres, o dos cuidadores, puedan estar presentes para contener al niño tanto física como emocionalmente», destacó. Vargas explicó que la contención por parte de los padres nunca será igual a la que pueda brindar un enfermero o un extraño, quienes muchas veces no tienen conocimiento adecuado sobre cómo tratar a personas con autismo.
«Es necesario que el personal del hospital, médicos, enfermeros y administrativos, tengan la obligación de aplicar este protocolo, y no que quede a su discreción», manifestó. Actualmente, según explicó, si un médico o enfermero decide no seguir el protocolo, no existen sanciones o consecuencias. «Si no hay una penalidad por no cumplir, es probable que la aplicación no sea tan efectiva», agregó.
«Es fundamental que se establezcan estos mecanismos y se brinde la formación necesaria para que el protocolo funcione y sea una herramienta útil para las personas con autismo y sus familias», concluyó.
«Siempre decimos que si se va a realizar un proyecto de esta envergadura, sería ideal que contemple no solo a los niños con autismo, sino también a aquellos con otras discapacidades, y que cuenten con el acompañamiento de las asociaciones que trabajan en esto», destacó Vargas.
fuente: misionesonline
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