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Análisis semanal: Milei hecha nafta al fuego que Massa intenta apagar, el último manotazo de Bullrich y otro fin de semana histórico para Misiones

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Ni el triunfo histórico de Los Pumas ni el arranque arrollador de la Scaloneta en las eliminatorias. La estrella de la semana en Argentina volvió a ser el dólar que en furioso sprint superó la barrera psicológica de los mil pesos en su versión blue. Lo hizo impulsado por una serie de declaraciones incendiarias de Javier Milei que tuvieron efecto explosivo merced a una volatilidad económica altísima, por la cual no se le puede achacar responsabilidad alguna al libertario.

Era previsible que el dólar aumentara a pocos días de una nueva cita con las urnas. La incertidumbre política tiene un efecto directo en el pulso de las expectativas económicas y el cronograma electoral innecesariamente largo que impera en Argentina lo desordena todo.

Pero lo que era un movimiento esperable de la divisa, tomó ribetes preocupantes después de que el candidato con más posibilidades de convertirse en presidente calificara al peso como material menos valioso que el excremento y recomendara abiertamente salir a comprar dólares. Días antes había dicho que cuanto más alto estuviera el dólar más fácil le resultaría dolarizar.

Llovieron las críticas contra el libertario y desde su entorno salieron a aclarar que el hombre simplemente estaba haciendo un análisis técnico de la situación, sin segundas intenciones. Más allá de la calidad técnica del análisis de Milei, pensar que hizo esas declaraciones sin saber que provocarían una corrida cambiaria requiere una dosis muy alta de ingenuidad.

El candidato de La Libertad Avanza no solo le apuntó al dólar sino también a los depósitos, con clara intención de incentivar una corrida bancaria que de hacerse realidad sería una catástrofe para casi todos los argentinos.

Pero no para Milei que en la lógica irresponsable que aconseja aquello de “cuanto peor, mejor” busca en la estrategia de embarrarle la cancha al Gobierno una ventaja comparativa respecto a su principal contendiente en las generales, al menos eso es lo que indican las encuestas, Sergio Massa.

Tampoco está lejos de los cálculos de los libertarios que una crisis que se desate antes de una hipotética asunción de Milei ahorraría al nuevo presidente el trabajo sucio de ejecutar el ajuste brutal que necesitaría para avanzar en su proyecto dolarizador, algo que dejó en evidencia el propio candidato cuando dijo que cuanto más alto estuviera el dólar más fácil le resultaría dolarizar.

Argentina ya vivió algo parecido en 1989, durante la transición Alfonsín-Menem, cuando el desquiciado cronograma electoral de aquella época obligó al radical a enfrentar los últimos siete meses de su mandato con un presidente electo poco dispuesto a esperar para asumir.

Alfonsín sufrió el síndrome del pato rengo y el peronismo aprovechó la situación para desestabilizarlo. El economista Guido Di Tella (que fungía de vocero de Menem en materia de economía) pronosticaba un “dólar recontra alto” con el inocultable objetivo de acelerar el traspaso de poder.

Lo consiguió, porque la situación rápidamente se volvió insostenible para un Alfonsín debilitado por la elección perdida. Pero la victoria fue pírrica no solo por el alto costo que tuvo para los argentinos, sino también porque los efectos de la crisis se extendieron al gobierno de Menem que tuvo que enfrentar un proceso de hiperinflación del que solamente pudo salir confiscando los depósitos bancarios de los ahorristas a través del nefasto Plan Bonex y aplicando una megadevaluación que licuó los ingresos de los trabajadores.

La historia parece repetirse con un Milei que recuerda a Menem como el mejor presidente desde la recuperación de la democracia y a Domingo Cavallo como el más brillante ministro de economía de la historia nacional.

Los dichos del libertarios fueron cuestionados no solamente por los voceros oficialistas, sino también por referentes de JxC (incluida su candidata Patricia Bullrich), por economistas de toda laya y por actores relevantes, como las asociaciones de bancos que salieron al unísono a pedir “responsabilidad” a los candidatos para preservar al sistema financiero.

Más lejos que el resto fue el presidente (simbólico) Alberto Fernández quien presentó una denuncia penal contra Milei por “intimidación pública” y consiguió que una fiscal lo imputara. La jugada inconsulta del mandatario ausente generó chispazos con el candidato y ministro de Economía a cargo de la gestión de gobierno, Sergio Massa.

El proceso judicial iniciado por Alberto le dio a Milei el argumento que necesitaba para autopercibirse como víctima de un intento de proscripción, imitando a la vice Cristina Kirchner. Aprovechó la circunstancia para convocar a una conferencia de prensa en la reiteró a los ahorristas su consejo de retirar sus depósitos y comprar dólares y responsabilizó al actual gobierno por la corrida cambiaria.

De acuerdo con la opinión del libertario, el aumento del dólar no responde a sus dichos sino al incremento del gasto público y las recientes medidas tendientes a incrementar el poder adquisitivo de la gente.

A favor del candidato de LLA obra la certeza de que si Argentina dispusiera de 50 mil millones de dólares en sus reservas, ninguna declaración pública provocaría corridas. También es altamente probable que medidas como la eliminación del impuesto a las ganancias para los trabajadores hayan derivado en un incremento en la demanda de dólar blue.

Sin embargo, nada de eso justifica la búsqueda evidente de Milei de acelerar una crisis con efectos altamente destructivos para el bolsillo de la gente.

 

La épica del bombero

Las encuestas de las últimas semanas mostraban a Sergio Massa en crecimiento, entrando cómodamente al balotaje y en algunas de ellas incluso disputando el primer lugar con Javier Milei. Pero una seguidilla de sucesos vino a ponerle incertidumbre al tramo final de la campaña. Primero fueron las imágenes de Insaurralde navegando el Mediterráneo en buena compañía, luego el dólar a mil, siempre la inflación y finalmente, la inoportuna denuncia de Alberto Fernández que le devolvió a Milei la centralidad que Massa le había quitado a fuerza de anuncios.

En el oficialismo esperaban que la mayor parte del pase a precios de la devaluación post PASO quedara encapsulada en las últimas dos semanas de agosto y la primera de septiembre, lo que hubiera permitido bajar a un dígito la inflación del mes pasado. No ocurrió tal cosa y los precios aumentaron 12,7% el mes pasado, en los últimos doce meses es mismo índice escaló 138,3% y en los últimos dos meses varió 25,1%.

Cómo se traducirá en las urnas el aumento del dólar blue es la otra gran incógnita. Más allá de la incidencia real que tenga esta cotización en el bolsillo de la gente, el dólar siempre fue un termómetro para la gobernabilidad o al menos para la percepción que tiene la gente respecto a la capacidad de gobernar.

Toda corrida del dólar genera una sensación de que el gobierno está perdiendo control de la situación. Pero si Massa consiguiera revertir la suba del blue en la semana previa a las elecciones, terminará reforzando su imagen de funcionario capaz de lidiar con las crisis y estará en condiciones de instalar una narrativa épica (que siempre rinde en política) que lo ubique como el bombero que apaga los incendios que inician los demás, ya sea Macri, Alberto o Milei.

Por otro lado, las propuestas exóticas que enarbolan sus competidores (como la dolarización sin Banco Central de Milei o el bimonetarismo de Bullrich) dejaron libre para Massa el lugar del técnico ortodoxo que pretende resolver los problemas con recetas que ya fueron probadas con éxito en todo el mundo.

Comparado con lo que ofrece su competencia, con eso le basta para convertirse en un candidato atractivo para un amplísimo espectro que va desde la izquierda espantada por el crecimiento de la extrema derecha, hasta el establishment empresarial que no quiere saber nada de recetas disruptivas y está consciente de que una crisis como la que parece buscar Milei les costaría muchísimo dinero.

Esa capacidad de atraer a votantes de tan variado perfil ideológico lo convierte un candidato potente de cara a una segunda vuelta.

 

Unidad de última hora

A Patricia Bullrich le costó asimilar el golpe de las PASO. Tardó en reaccionar y no terminó de encontrar la estrategia que le permitiera recuperar el caudal electoral que alguna vez le atribuyeron las encuestas.

La Patricia valiente y decidida a un cambio radical que antes de las PASO repetía que “si no es todo, es nada” dio lugar después del sopapo de las primarias a una versión mucho más moderada, dispuesta a adoptar una “filosofía muy particular” y “enfocada en el ser humano” que con explicaciones confusas no hizo más que desconcertar a su electorado.

Su equipo de campaña tardó demasiado en reconocer que, a diferencia de lo que ocurre con los otros dos candidatos, la figura de Bullrich no era suficiente para traccionar la cantidad de votos necesaria para entrar al balotaje y había que rodearla de un equipo que disimule su insolvencia en asuntos tan delicados como la economía y su rusticidad para el debate político. Entonces aparecieron Carlos Melconian, como economista estrella del espacio, y el ensayista Santiago Kovadloff como una especie de gurú humanista de función incierta en un eventual gobierno de JxC.

Otra transición que le costó mucho a Bullrich fue la de pasar de cabecilla de una facción dentro de JxC, posición razonable para quien enfrenta una interna como la que se libró en ese espacio, a convertirse en la líder indiscutida dentro de esa alianza.

Es que la interna fue tan costosa en términos de votos totales para JxC que no solo los heridos le dieron la espalda, sino que algunos que la acompañaron en la campaña de las PASO después intentaron despegarse de lo que parecía una elección muy complicada en primera vuelta. El caso más llamativo es el de Mauricio Macri que después de apoyar a Bullrich en su cruzada contra Rodríguez Larreta, se mostró más cercano a Milei que a la candidata de su propio espacio.

A menos de una semana de la veda, los planetas del sistema cambiemita finalmente parecen haberse acomodado alrededor de Bullrich. Macri dejó de lado los guiños cómplices destinados a Milei y hasta el jefe de gobierno porteño se incorporó a su equipo como posible jefe de gabinete de una eventual presidencia de quien hace poco era su encarnizada rival interna.

Son acciones que seguramente hubieran tenido un efecto concreto si se tomaban en la semana posterior a las PASO, pero que a esta altura de la campaña lucen como gestos forzados.

Para sumar incertidumbre también en las filas opositoras y a pesar del evidente silencio de los grandes medios periodísticos del país, esta semana explotó en redes sociales el denominado Melco-gate tras la difusión de una serie de conversaciones telefónicas en las que puede escucharse, supuestamente, a Carlos Melconian en situaciones de evidente acoso sexual y laboral.

Rápida de reflejos, Bullrich aseguró que se trataba de conversaciones falsas elaboradas con inteligencia artificial, versión que luego fue replicada por todo el arco de JxC, menos por el propio Melconian que en una entrevista televisiva se mostró como víctima de una operación, pero no desmintió que la voz que se escucha en las conversaciones fuera la propia “aunque fuese yo, ¿qué dice esto? Nada”, indicó.

Capítulo aparte merece la doble vara de los mismos medios periodísticos que hace algunos años se regodearon repitiendo audios de conversaciones privadas de Cristina Kirchner, obtenidos de manera ilegal y en los que no se hablaba de ninguna cuestión relacionada al Estado o que pudiera configurar un delito, y ahora encontraron escrúpulos que les impidieron difundir los audios del Melco-gate.

A esta altura, dentro de las filas cambiemitas ilusionan más los tropiezos ajenos que los aciertos propios. Se repiten que ningún gobierno logró ganar una elección con un nivel de inflación como el actual y apuestan a que Milei termine como las almejas, enterrándose con su propia lengua.

 

Números para todos los gustos

En lo que va de octubre se difundieron tres encuestas que coinciden en un escenario relativamente parejo, pero que difieren bastante en la intención de votos asignada a los tres principales candidatos.

El estudio más reciente es de la consultora Atlas Intel que se destaca por ser el único desde las PASO a esta parte, que muestra a Sergio Massa como el candidato con mayor intención de voto, con 30,6%, contra 25,2% de Milei, 25% de Bullrich y un sorprendente 11,8% de Schiaretti.

Otra encuesta, esta vez de Zuban Córdoba, muestra a Milei liderando con 34,7%, seguido de muy cerca por Massa, con 32,7% y Bullrich en un lejano tercer puesto con 25% de la intención de voto.

Finalmente, un trabajo de Fixer Asuntos Corporativos ubica primero a Milei con 34,3%, segundo a Massa con 26,1% y tercera a Bullrich, con 25,4%.

Si bien en las tres encuestas Bullrich ocupa el tercer escalón con 25% de la intención de voto, en dos de ellas ese porcentaje la ubica en situación de empate técnico con el segundo, pero pa restante la muestra lejos del balotaje.

Milei encabeza dos encuestas, pero en una de ellas apenas le saca dos puntos al segundo y uno de los estudios (el de Atlas Intel) incluso lo muestra con posibilidades de quedarse afuera de la segunda vuelta.

Las tres encuestas otorgan a Massa posibilidades concretas de entrar a la segunda vuelta y una incluso lo posiciona como ganador.

 

Bendito dólar

La nueva escalada del dólar blue se tradujo en un nuevo aluvión de turistas y compradores paraguayos y brasileños en Misiones, que además recibió a visitantes de todo el país en el feriado extralargo que tradicionalmente marca un anticipo para la temporada de verano.

Prácticamente todas las plazas hoteleras de Puerto Iguazú fueron reservadas con semanas de antelación, lo que provocó un efecto derrame que se alcanzó a toda la zona Centro y Norte de la provincia, con picos muy altos en la zona de El Soberbio, donde los Santos del Moconá se consolidan como uno de los atractivos naturales con mayor crecimiento.

Posadas también está desbordada y en los locales gastronómicos del centro y de la costanera se escucha más portugués que castellano.

En los principales aeropuertos de Misiones se anticipan cifras récord durante el fin de semana. Por la terminal aeroportuaria de la Ciudad de las Cataratas pasarán más de 13 mil pasajeros desde la tarde del viernes hasta el lunes.

Como lo demostrara recientemente un informe elaborado por el IERAL-Mediterránea, la brecha cambiaria alta termina favoreciendo al comercio de frontera y a la llegada de visitantes de países limítrofes porque sus reales, guaraníes y dólares valen mucho más que en sus países de origen.

Sin embargo, la particular situación cambiaria de Argentina está generando complicaciones a la industria ante las dificultades que enfrentan para acceder a dólares a tipo de cambio oficial. Lo sintió esta semana la fábrica de calzados Dass que despidió a 45 operarios por dificultades para comprar insumos.

Fuentes de la empresa destacan que su producción tiene niveles muy altos de demanda, venden todo lo que producen, con lo cual estarían en condiciones de contratar a más empleados ni bien se resuelva el problema de acceso a divisas para importar insumos y repuestos.

Más allá de casos puntuales que se explican por razones particulares, el cuadro general de la economía misionera muestra a una provincia con crecimiento del empleo, lo que le permitió alcanzar en julio el nivel más alto de empleo privado registrado de su historia con una cifra muy cercana a los 115 mil trabajadores en blanco, mientras que ninguna de las demás provincias del NEA alcanza los 100 mil.

 

Misioneros, a las urnas

Mientras que en el resto del país la política le suma más incertidumbre a la economía, en Misiones ocurre lo contrario, impera un clima político que garantiza certidumbre y eso permite que el sector privado proyecte e invierta.

En la Tierra Colorada se vive un clima de convivencia política y paz social que la destaca en un país convulsionado y eso también tiene efecto directo en la economía. Una administración provincial ordenada, con sus cuentas saneadas, que paga al día salarios y jubilaciones, puede darse el lujo de llevar adelante programas que sostienen el consumo y el trabajo con financiación sin intereses y reintegros.

El empresario invierte porque sabe que la capacidad de consumo está garantizada, así llegan nuevas empresas y se crean fuentes de trabajo que retroalimentan el ciclo de crecimiento.

Este círculo virtuoso que integra paz social con crecimiento económico es el que permitió al oficialista Frente Renovador hilvanar dos décadas de triunfos en las urnas. La gente valora los resultados de este proceso y lo respalda con su voto.

En ese contexto Misiones irá nuevamente a votar en una semana para elegir presidente y representantes propios en el Congreso nacional.

De acuerdo con cifras que manejan desde el oficialismo, la renovación se encamina a repetir el resultado de mayo, cuando alcanzó casi 70% de los votos.

Desde esa fuerza política sacan la calculadora y anticipan que el total de los misioneros que elegirán a Massa como presidente, votarán por las listas renovadoras encabezadas por Carlos Arce como candidato a senador y Colo Vancsik a diputado. Afirman además que dos terceras partes de los votantes de Milei, que no tiene listas propias en la provincia, también se inclinarán por los legisladores renovadores “para que defiendan a Misiones en Buenos Aires”.

Las encuestas son poco halagüeñas para las listas misioneras de JxC y la reciente visita de Mauricio Macri a Posadas no alcanzó para revertir esa sensación.

El expresidente llegó acompañado por Ramón Puerta y encabezó un acto de campaña en el salón principal del Hotel Julio César. Para no correr riesgos, eligieron un salón pequeño para este tipo de actos, pese a ello no lograron un lleno total y llamó la atención la ausencia casi total de jóvenes en la convocatoria.

Entre los dirigentes de base de ese espacio hubo cruce de reproches por la baja intensidad de la campaña. A nivel provincial, hay cuestionamientos a los que perdieron las internas porque se olvidaron aquello de que “el que pierde acompaña” y reprochan a Macri que se acordó tarde de salir a respaldar a Bullrich, especialmente después de haber coqueteado con Milei.

De los larretistas misioneros ni siquiera queda el llamativo local partidario que Alfredo Schiavoni montó en la esquina Junín y Salta de Posadas, lugar que ahora funge de bunker de Milei.

El paso poco trascendente de Macri por la capital misionera estuvo opacado por el fallo de la justicia que anuló el decreto por medio del cual Macri había permitido a los familiares de funcionarios públicos blanquear millonarias sumas que tenían en negro y para luego fugarlas al exterior, ya blanqueadas.

En un momento en el que se hace evidente el enorme costo que trajo el endeudamiento externo, factor que hoy limita el crecimiento de la economía, la llegada de Macri que intentó hacer apología de su gestión marcada por la deuda y la fuga de divisas lo puso nuevamente en la mira de las críticas y alimenta pronósticos como el del otrora gurú de Cambiemos, Jaime Durán Barba, quien anticipa la desaparición del frente si Bullrich no resultara ganadora de las presidenciales.

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