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Análisis semanal: el auge de un nuevo populismo

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Los resultados mostraron un escenario dividido en tres tercios casi exactos, tal cual se preveía, pero con el ganador menos esperado por las encuestadoras. Los dos grandes frentes que siempre apostaron a la polarización del electorado bajo la lógica de la grieta, encontraron a alguien que los polariza a ambos.

Afirmado en un carisma natural propio de un mesías secular, Javier Milei capitalizó mejor que ningún otro el hastío de sucesivos gobiernos nacionales que no consiguieron cumplir ni remotamente con las expectativas que en algún momento generaron. Así emergió de las primarias como el candidato más votado en unas generales en las que cualquiera podría ganar.

Detrás del tercio de votos de Milei hay bronca, pero también un componente de esperanza que, como suele ocurrir con todos los líderes carismáticos, no necesariamente tiene un sustento racional firme.

En su libro “Por qué funciona el populismo”, la politóloga María Casullo explica que la característica central de los populismos radica en la construcción de discursos que mezclan lo político con lo místico y apelan a recursos y características más propios de los relatos de ficción. Como en la Biblia o las películas de superhéroes hay una lectura antagónica de la realidad en la que siempre está presente un villano cuya existencia impide la felicidad de la gente y siempre hay un justiciero destinado a liberar a la gente del yugo de ese villano.

Casullo indica que los populismos latinoamericanos de izquierda con pretensiones revolucionarias ubican a sus enemigos en una posición superior a la del resto de la sociedad (las elites dominantes, los mercados, las corporaciones, las potencias mundiales) mientras que los populismos de la derecha conservadora de Europa y Estados Unidos representan al enemigo como un mal que se inocula de “abajo hacia arriba” a través de la acción de grupos vulnerables o que no se ajustan a la norma (inmigrantes, minorías étnicas, homosexuales) y destruyen los “valores originales” de la comunidad.

La novedad de Milei es que, siendo un líder de extrema derecha, ubica a su enemigo del mismo modo que lo hacen los populismos de izquierda, como una elite dominante. Con ello logró que en Argentina la revolución ahora sea de derecha y que la cara de Milton Friedman reemplace a la del Che Guevara en las remeras que los jóvenes exhiben inflando el pecho.

El lugar que ocupan en el discurso kirchnerista actores más o menos identificables como las corporaciones, el FMI, el neoliberalismo o el colonialismo yanqui, en el discurso libertario está reservado para la casta política, el intervencionismo estatal y (aunque prácticamente ya no exista como tal) el comunismo. Cambiaron los actores que interpretan cada personaje, pero el guion no es muy diferente.

 

La viabilidad de un gobierno de Milei

Como bien reseña la propia Casullo, los populismos de izquierda y derecha han tenido tanto éxito en la política de casi todo el mundo por su efectividad para construir relatos que resultan convincentes para grandes porciones de la población.

Eso es suficiente para ganar elecciones, pero no para gobernar.

El problema que suelen tener los populismos cuando acceden al poder radica en su incapacidad de responder a las expectativas que generaron. El relato de los líderes populistas tiende a simplificar los problemas, lo que los lleva a prometer soluciones drásticas, rápidas y exitosas.

Como el principal enemigo en la cosmogonía de Milei es el Estado, que solo existe para enriquecer a una casta con lo cual impide el completo desarrollo del potencial de los mercados y también de cada uno de los individuos, la solución que cae al piso por su notoria madurez es la reducción de ese Estado.

Lo disruptivo del libertario es que se animó a hacer bandera con temas que históricamente resultaron incómodos para candidatos de perfil liberal. Prometió el ajuste fiscal más brutal del que se tenga memoria, el fin de los subsidios al transporte y la energía, eliminar la salud y la educación públicas y gratuitas, flexibilización laboral, además de un achicamiento en la estructura estatal.

Incluso propone quitarle al Estado la posibilidad de emitir su propia moneda y de tener un banco central.

Por irracional que parezca, consiguió que un gran número de personas que se benefician de manera directa de la intervención del Estado, votaran a favor de eliminarlas.

El candidato de La Libertad Avanza ganó en barrios habitados por beneficiarios de planes sociales, por gente que depende de la salud y de la educación públicas y hasta ganó en Tierra del Fuego, la provincia más subsidiada por el Estado cuya principal fuente de trabajo es una industria (la del ensamblado de artículos electrónicos) que existe únicamente gracias al intervencionismo estatal y que sin él desaparecería automáticamente.

Pero su triunfo en las primarias, a pesar de que sus propuestas son extremadamente pro-mercados, generó más incertidumbre que tranquilidad en el establishment económico nacional. Desconfían de la viabilidad de las medidas que pretende llevar adelante, como también del efecto que tendrían.

Para aclarar el panorama, la fundación Fiel (faro de la ortodoxia liberal) convocó a referentes en materia de economía de los tres candidatos que quedaron en carrera. Buena parte del debate giró en torno al combo dolarización, ajuste fiscal, eliminación del Banco Central, que está en la raíz de la plataforma económica de Milei.

Para explicar la letra fina de la dolarización se hizo presente Emilio Ocampo (UCEMA) uno de los principales teóricos de la dolarización del equipo de Milei. Reconoció que desterrar la moneda nacional no es lo ideal (utilizó el anglicismo second best para referirse a la dolarización) pero en Argentina resulta imprescindible para quitarle a “los políticos” la potestad de imprimir dinero.

Desde esa óptica, la causa principal de los reiterados procesos inflacionarios que atraviesa el país es la inclinación que siempre tienen los gobiernos nacionales a emitir más dinero del que deberían.

Cuando le preguntaron cómo haría para dolarizar cuando el país prácticamente no tiene reservas de libre disponibilidad, Ocampo explicó que como la idea es liquidar el Banco Central, no habría necesidad de mantener ningún tipo de reserva, con lo cual se podría vender el oro y cualquier otro capital para financiar la migración del peso al dólar. En una entrevista radial posterior, utilizó la tranquilizadora frase “vender las joyas de la abuela”.

La propuesta concreta es vender lo poco que queda (30 mil millones de dólares estimó Ocampo) para embarcar al país en una aventura de dudoso resultado de la que prácticamente no hay antecedentes.

Están las experiencias dolarizadoras de Ecuador y El Salvador, pero en la lista de países que además prescindieron de tener un Banco Central cuesta encontrar algún caso que sirva de parámetro: Andorra, los Estados Federados de Micronesia, Islas Marshall, Islas de Man, Kiribati, Mónaco, Nauru, Tuvalu, Palaos y Panamá.

Tal vez la experiencia más cercana a la dolarización que propone Milei, fue la convertibilidad que rigió en Argentina durante casi una década. Resultó útil para estabilizar los precios, pero terminó en la catástrofe de diciembre de 2001. La diferencia principal es que de una dolarización no se podría salir tan rápido como de la convertibilidad.

En el encuentro de FIEL hubo dos economistas que salieron a cruzar a Ocampo, Martín Tetaz y Ricardo López Murphy (a quienes no se podrá acusar de simpatizar con la izquierda). Argumentaron que más allá de la discusión respecto a la disponibilidad de dólares para avanzar en la dolarización, al país no le convendría esa medida porque quedaría atado a la política monetaria de Estados Unidos, cuya productividad aumenta mucho más rápido que la argentina, con lo cual más tarde o más temprano caeríamos en un atraso cambiario acumulativo y sin retorno.

“Después Brasil te devalúa y vas derecho a 2001”, acotó Tetaz.

“Después Brasil te devalúa y vas derecho a 2001”, acotó Tetaz.

Además hay analistas del derecho que sostienen que una dolarización sería inconstitucional porque en su artículo 75 la Carta Magna le ordena al Congreso “establecer y reglamentar un banco federal con facultad de emitir moneda” y “hacer sellar la moneda y fijar su valor”, entre otras cuestiones.

Otras de las reformas que propone Milei en educación, salud y en las relaciones laborales solo podrían llevarse adelante con respaldo del Congreso, algo que no parece posible, al menos en los primeros años de un eventual gobierno del economista.

Para superar este escollo, el candidato y sus partidarios afirman que si las cámaras legislativas no dieran lugar a las mencionadas reformas, terminarían sometiendo todo al voto popular a través de plebiscitos, herramienta que solo serviría para ejercer presión sobre los legisladores.

La otra gran duda que genera un eventual gobierno de Milei es el grado de conflictividad social que generarían los recortes presupuestarios que propone. Porque muchos de los que hoy respaldan al libertario podrían no estar tan convencidos cuando el ajuste se sienta en sus bolsillos y se enteren de que los subsidiados también eran ellos.

 

La derrota de JxC y el vía crucis de Massa

Los dos tercios del electorado que no votaron a Milei se repartieron en partes prácticamente iguales entre Juntos por el Cambio (JxC) y Unión por la Patria (UxP). La elección del oficialismo estuvo dentro de los parámetros esperados, pero para el frente opositor el resultado fue un baldazo de agua fría.

No solo porque la candidata de este espacio que quedó en carrera, Patricia Bullrich, consiguió solamente el 17% de los votos sino también porque quedó muy por debajo de Milei, lo que la pone en situación de perder votos rumbo a las generales de octubre a manos del “voto útil”.

Con los resultados en la mano, Bullrich se enfrenta a una disyuntiva compleja: confrontar con el libertario por el voto de la extrema derecha (al que siempre consideró propio) o girar hacia la moderación en búsqueda de los votos de Rodríguez Larreta.

Si busca los votos de Milei corre el riesgo de dejarle libre el terreno a Massa para ir por el voto moderado, pero si cultivara un perfil más conciliador, podría perder sus propios votantes a manos del candidato de La Libertad Avanza que incluso podría imponerse en primera vuelta.

Por primera vez desde que militaba en la Alianza junto a De la Rua, Patricia Bullrich se encuentra en el lugar que más incómodo le resulta: el medio, lejos de los extremos.

Por primera vez desde que militaba en la Alianza junto a De la Rua, Patricia Bullrich se encuentra en el lugar que más incómodo le resulta: el medio, lejos de los extremos.

Como si no tuviera suficiente problema con el surgimiento de un candidato competitivo a su derecha (donde parecía que solo estaba la pared), el principal padrino de su candidatura, Mauricio Macri salió a embarrarle la cancha.

El expresidente no oculta su simpatía por Milei, al que percibe como alguien que capaz de hacer lo que a él le hubiera gustado y no pudo. El mismo día en el Bullrich celebraba su triunfo sobre Larreta en la interna, salió a hablar de sus coincidencias con el libertario y planteó una especie de alianza de derecha para hacer viables “las transformaciones que necesita el país”.

Milei recogió el guante y afirmó que si resultara electo, Macri tendría un papel importante en su gobierno.

El acercamiento de Macri al economista libertario generó inquietud en las filas de Juntos por el Cambio. No solo porque conspira contra las posibilidades electorales de la candidata de ese espacio sino también porque plantea interrogantes serios respecto a la continuidad de ese frente.

Para Macri la alianza con los radicales y la Coalición Cívica ya no tiene utilidad ni sentido. Resultó necesaria en 2015 para ganar aquellas elecciones, pero ahora la siente como un lastre. Lo dijo bastante claro en su discurso del domingo de las PASO, prefiere al PRO como integrante de una alianza con los libertarios antes que seguir perdiendo el tiempo con socios minoritarios que poco le aportan.

Si Bullrich no terminara el año con la banda presidencial en el pecho, el escenario más probable para JxC será la disgregación, camino que ya empezaron a transitar con la encarnizada interna que los llevó a perder su caudal electoral.

Para Massa lo único que cambió con las PASO es que ahora está más claro que el adversario electoral no es Larreta, tampoco Bullrich sino Milei. Lo que no cambia es que su candidatura dependerá más de lo que ocurra con la economía que de los vaivenes de la campaña.

Sus rivales corren con la ventaja de no tener responsabilidades de gestión en un contexto tan complicado como el actual, mochila que sí pesa sobre los hombros del tigrense.

Atado por un préstamo que tomó Macri a un acuerdo restrictivo con el FMI, encuentra serias limitaciones para adoptar medidas que alivien el día a día de la gente y mejores el humor social.

El efecto tóxico de las PASO lo obligó a adelantar una devaluación que era exigida por el organismo de crédito a efectos de reducir la presión sobre el tipo de cambio. Sin aviso previo, sin medidas complementarias y sin nadie que diera alguna explicación, el lunes el Banco Central dispuso una devaluación de 22%.

Lo que siguió fue un previsible festival remarcatorio y una creciente incertidumbre en la definición de los precios. Las principales formadoras de precios en rubros sensibles como alimentos y productos de limpieza (Molinos, Arcor y Unilever) picaron en punta con aumentos que oscilaron entre el 25% y 28%. Ante la incertidumbre se remarca por las dudas.

Las siguieron las petroleras. Más mesuradas, con aumentos promedio de 12,5%.

El Gobierno tardó en reaccionar. Recién el miércoles a la noche Sergio Massa salió a hablar, lo hizo en la señal de TN y aseguró que el FMI le pedía devaluar 60% y anticipó medidas para compensar el efecto inflacionario.

“Va a haber suma fija; va a haber un esfuerzo adicional con asignaciones; vamos a reforzar AUH; vamos a ver cómo impacta en la canasta de jubilados. La gente tiene que saber que sabemos qué le pasa y que al Fondo no lo traje yo y que este acuerdo no lo firmé yo”, aseguró.

A favor de Massa en la carrera electoral obra la victoria de Bullrich en la interna cambiemita. Porque le dejó libre todo el arco de votantes del centro a la izquierda. Sus dos adversarios deberán buscar sus votos en un electorado muy parecido, quien mejor lo graficó fue el propio Milei cuando dijo que la candidata de JxC era “una segunda marca” de él.

En contra le juega la inflación, que en agosto muy posiblemente se ubique en los dos dígitos y difícilmente baje septiembre.

 

Panorama provincial

Por Misiones también pasó la ola libertaria, pero solo salpicó en la categoría presidente, lo que posibilitó un nuevo triunfo holgado de la renovación en las categorías senadores y diputados nacionales.

Casi la mitad de los votos positivos emitidos en la provincia fueron para la boleta de Innovación Federal que encabezaron Carlos Arce en senadores  y el Colo Vancsik en diputados

Casi la mitad de los votos positivos emitidos en la provincia fueron para la boleta de Innovación Federal que encabezaron Carlos Arce en senadores  y el Colo Vancsik en diputados, con más de diez puntos de diferencia sobre la sumatoria de votos alcanzada por las dos listas que presentó JxC, en cuya interna se impuso la lista de legisladores de Patricia Bullrich, encabezada por Martín Goerling en la categoría senadores y a Emmanuel Bianchetti en diputados.

Otros datos que llamaron la atención fueron la baja participación del electorado, unos diez puntos por debajo de lo habitual, y la gran cantidad de votos en blanco en las categorías correspondientes a legisladores.

De cara a octubre, el frente oficialista se fortalece registrando el regreso a los orígenes de muchos candidatos y agrupaciones que estuvieron trabajando para las listas que se referenciaron con Milei pero no pasaron el corte de las PASO por los rigores que impone la boleta corta.

Para el oficialismo provincial, el escenario es propicio para quedarse con dos de las tres bancas en senadores y tres de las cuatro que se disputan en diputados. De cara a un Congreso que se presupone fragmentado y muy discutido, los diputados y senadores nacionales serán la llave para conseguir beneficios para Misiones.

El cálculo que hacen en los círculos renovadores es que si ganaron con bastante comodidad en unas elecciones en las que no pusieron toda la carne al asador en materia de maquinaria electoral, en las de octubre -en las que sí se jugará fuerte porque es la que define el reparto de las bancas- los resultados deberían ser todavía mejores.

Además juega el hecho de que la interna de JxC dejó heridos que no se muestran muy entusiasmados con la idea de militar las boletas de quienes fueron sus rivales hasta hace poco tiempo.

Más allá de lo que hagan los dirigentes, se presume también que el frente opositor perderá los votos de los independientes que en las PASO optaron por definir la interna de Juntos que estaba muy polarizada, pero en las generales votarán distinto. Desde la renovación confían que allí hay muchos votos que fueron para el oficialismo en mayo y volverán en octubre.

Al igual que a escala nacional, en Misiones los más complicados son los radicales. Se quedaron sin candidato a presidente, ni a jefe de gobierno porteño, ni tampoco a legisladores nacionales por Misiones.

En Misiones el voto radical pesa cada vez menos, se enteraron de eso el domingo Horacio Rodríguez Larreta, Pepe Pianesi y hasta Alfredo Schiavoni. Se anota también en la lista de derrotados Pedro Puerta, que tampoco aportó los votos que prometió y acumula un nuevo traspié electoral.

 

Realidad diferente

La realidad económica que le cuesta votos a Massa en todo el país opera de manera diferente en Misiones por su característica de provincia de frontera. Las estadísticas laborales y los indicadores socio económicos marcan que sigue creciendo con fuerza el empleo, principalmente en la población joven. No solo en Posadas sino también en las ciudades más grandes de la provincia, impulsado por el auge del comercio y del turismo que se vive en el último año.

Los números oficiales del INDEC volvieron a ubicar a Misiones como la provincia con mayor generación de ingresos por exportaciones en el NEA.

Restaurantes, hoteles y comercios de todo tipo han generado una escalada de los puestos laborales para atender la incesante demanda de visitantes que hacen turismo y tour de compras, provenientes de Brasil, Paraguay, de otros países y de otras provincias argentinas.

Es que la devaluación hace que Misiones se encuentre barata para los países vecinos que se sienten cada vez más atraídos por las ventajas cambiarias lo que genera un ingreso de divisas a la economía local y generan un derrame hacia todos los rubros.

Los visitantes no dejan de destacar permanentemente la jerarquía que han adquirido en los últimos años las ciudades de Posadas y Puerto Iguazú, por la mejora en las obras y los servicios.

Por su característica de frontera y la llegada masiva de visitantes, Misiones termina siendo la única provincia del país que aprovecha y saca ventajas de la devaluación que se viene aplicando.

 

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