Según testigos presenciales, la cuadrilla de la embarcación paraguaya se aproximó con una actitud temeraria y la intención de incautar las pertenencias de los pescadores, así como también su lancha. El incidente ocurrió en aguas de jurisdicción argentina, lo que generó una acalorada discusión debido a la resistencia natural de los argentinos.
Después de un tiempo, los paraguayos se retiraron, pero no sin antes amenazar a los pescadores argentinos con represalias en futuras ocasiones. Los argentinos argumentan que estaban practicando la pesca cerca del límite que divide las jurisdicciones, una cuestión en conflicto desde 1982, cuando los límites internacionales fueron cambiados de manera arbitraria por las autoridades militares.
Según un guía de pesca local, en la zona se encuentra un cardumen de surubí y, durante las noches, los pescadores paraguayos depredan el río con la aparente anuencia de la Armada de Paraguay. Esta práctica ha generado un ambiente de tensión y actitudes intimidatorias para disuadir a otros pescadores de aventurarse en la zona. Estos conflictos se remontan a 1994, e incluso se han registrado casos de violencia con víctimas mortales que aún no han sido esclarecidos.
La comunidad de pescadores argentinos y los residentes locales coinciden en que estos incidentes representan una clara estrategia para obstaculizar la pesca en la zona en disputa. Existe una creciente preocupación por la falta de resolución de este conflicto fronterizo, así como por la ausencia de medidas concretas para proteger los derechos de los pescadores y preservar los recursos naturales de la región.
Las autoridades competentes deberán abordar esta problemática de manera urgente, estableciendo un diálogo constructivo con sus contrapartes paraguayas para encontrar una solución pacífica y duradera. La seguridad de los pescadores y la preservación de los recursos acuáticos deben ser prioridades en este conflicto en curso, a fin de evitar la escalada de tensiones y futuros incidentes lamentables.
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