Según las versiones relatadas, en el año 1992 Celso se encontraba caminando por una picada, llevando consigo una radio a pilas y disfrutando de alguna canción. De manera repentina, fue sorprendido por el ataque de un yaguareté, que lo hirió con un zarpazo y lo obligó a arrojar la radio al suelo. Para sorpresa de Celso, el felino redirigió su atención hacia el aparato caído, lo que le permitió escapar del inminente peligro, según reconstruyó la página «Andresito Una Historia Mil Relatos».
Celso era conocido por su fuerza física, y esto se evidenció cuando le propinó un puñetazo al felino. Sin embargo, tuvo la mala suerte de que el golpe provocara la apertura de las fauces del yaguareté, quien literalmente le mordió la mano, causando graves lesiones y desarticulando varias falanges. Algunas de estas lesiones fueron posteriormente restauradas por el huesero “Opa Lenz”, recordó un usuario.
La batalla culminó con una desesperada patada de Celso, que logró empujar al felino unos 4 metros hacia atrás. Curiosamente, cuando el felino fue capturado, se descubrió que tenía un colmillo trunco, lo cual coincidía con la mordida en la radio encontrada a unos mil metros del lugar del incidente.
El relato de Celso ha sido respaldado por testimonios de personas que estuvieron presentes en aquel entonces. Una enfermera que trabajaba en la sala de primeros auxilios recordó el impacto de aquel suceso: «Recuerdo que estábamos de guardia en la salita de primeros auxilios, donde ahora se encuentra el club de los Abuelos. Junto a mi compañera de trabajo, la Sra. Rimilda Mendes, le realizamos las curaciones. Al principio no lo creíamos, pero cuando vimos su mano, nos dimos cuenta de que algo así había sucedido».
Las autoridades fueron alertadas sobre el incidente y se organizó un operativo de captura del felino. Gracias a la colocación de una jaula trampa en la chacra de Juan Liebrenz, se logró capturar al yaguareté. Posteriormente, el personal de Parques se encargó de trasladarlo al Centro Ambiental de Itaipú, donde recibiría la atención y rehabilitación necesaria. Con el tiempo, se decidió devolver al yaguareté a su hábitat natural en el Parque Urugua-í, cerca del paraje Deseado.
Según otros testimonios, “Don Celso se mudo a una chacra que compró al lado del Lago Urugua-í y vendía sus verduras en Puerto Libertad y zonas cercanas. Al parecer murió hace varios años ya.”
La historia de Celso Franz y su encuentro con el yaguareté nos recuerda la importancia de respetar y preservar la vida salvaje. Este valiente enfrentamiento nos muestra la capacidad de supervivencia y la fuerza
humana ante situaciones extremas. La valentía y la determinación de Celso Franz son un testimonio del espíritu indomable del ser humano cuando se enfrenta a peligros inesperados..
La historia de Celso Franz y su encuentro con el yaguareté perdurará como un recordatorio de la valentía y la resiliencia humana, así como de la importancia de proteger y conservar nuestro entorno natural. Esperemos que este evento inspire a más personas a unirse en la lucha por la conservación de nuestras especies en peligro de extinción y a apreciar la belleza y fragilidad de nuestra biodiversidad.
FOTOS (Gentileza Carlos Medina y Sergio Parada)
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