Se llama Juan Trinidad, vive en Oberá, tiene cerca de 70 años y asegura ser el obrero que figura en la foto. “El de la derecha, mirando al frente soy yo” dijo en diálogo con un periodista de este medio y contó que la foto fue tomada durante su día franco, “estábamos sin camisa por que si nos veia el de seguridad nos bajaba de la guindola a la cual habíamos subido”.
También contó que aún recuerda con mucho cariño a sus compañeros que figuran en la foto. “Uno es Eliseo Jara, Pastoriza de Neuquén, Cirilo Fernandez y el último de la derecha Juan Trindade DaLuz que soy yo”, detalló.
Según la empresa que suministró hormigón en la obra, la altura del puente central es de 579 metros y de acuerdo a lo que comentó Trinidade “para los 4 que estamos ahí, la altura no era ningún problema”. Añadió “que la seguridad siempre estaba presente y el control era muy estricto”.
La construcción del puente fue ejecutada por el consorcio de empresas Impresit Sideco, Girola Argentina y Eaca. Además esta obra obtuvo el Premio Internacional Puente de Alcántara, a la obra pública más destacada del período (1989-1990).
Las tragedias durante la construcción
Muchos usuarios de las redes sociales no dejaron pasar la publicación de la fotografía para recordar que durante la construcción del viaducto internacional se registraron varias muertes y que incluso muchos obreros quedaron “sepultados” en el hormigón.
Juan, como ex empleado de la construcción, dijo que la mayoría de esos comentarios no provienen de una fuente “fidedigna” y reconoció que mientras trabajaban, lamentaron la muerte de tres compañeros en distintas circunstancias.
De acuerdo a sus declaraciones, “murieron más por negligencia y por no ponerse los elementos de seguridad”.
Destacó que existe una buena relación entre los compañeros, y que se encuentran anualmente para compartir anécdotas y recuerdos. “Cada año nos juntamos en el taller de Roberto Parrino, a veces somos hasta 300, obvio que estamos quedando pocos por que estamos pisando los 70 y pico”.
La historia del puente
El puente San Roque González de Santa Cruz, que une las ciudades de Posadas en Argentina y Encarnación en Paraguay, es una obra emblemática de la ingeniería y un símbolo de la unión entre ambos países. Su construcción y posterior inauguración en el año 1990 fueron un hito histórico en la relación bilateral entre Argentina y Paraguay.
El proyecto del puente se inició en 1979 con el objetivo de mejorar las conexiones entre las dos ciudades hermanas, separadas por el río Paraná. La obra se llevó a cabo gracias a la cooperación entre los gobiernos de Argentina y Paraguay, y su construcción fue financiada en gran parte por el Banco Interamericano de Desarrollo.
El diseño y construcción del puente estuvo a cargo de la empresa brasileña Camargo Corrêa. La obra consta de dos puentes paralelos, uno para el tráfico vehicular y otro para el ferrocarril. El puente para vehículos tiene una longitud de 1,2 kilómetros y una altura de 50 metros sobre el nivel del río, lo que lo convierte en uno de los puentes más altos de Sudamérica.
La inauguración del puente San Roque González de Santa Cruz tuvo lugar el 2 de abril de 1990, en un emotivo acto que contó con la presencia de los presidentes de Argentina y Paraguay, Carlos Menem y Andrés Rodríguez respectivamente. El evento fue seguido por miles de personas que celebraron la apertura del puente como un logro histórico para la región.
Desde entonces, el puente se ha convertido en un importante corredor comercial y turístico entre Argentina y Paraguay, facilitando el transporte de bienes y personas entre ambos países. Además, ha contribuido a fortalecer los lazos culturales y sociales entre las ciudades de Posadas y Encarnación, que comparten una historia y una identidad común.
El puente San Roque González de Santa Cruz ha sido objeto de varias remodelaciones y mejoras desde su construcción, con el objetivo de garantizar su seguridad y funcionalidad. En la actualidad, es una estructura bien mantenida que sigue siendo un símbolo de la unión y la cooperación entre Argentina y Paraguay.
La historia del puente San Roque González de Santa Cruz es un testimonio del poder de la colaboración entre los países y la capacidad de la ingeniería para unir a las personas y las culturas. Esta obra maestra de la ingeniería civil sigue siendo una fuente de orgullo para las ciudades de Posadas y Encarnación, y una muestra del potencial que tienen las relaciones entre países para impulsar el desarrollo y la prosperidad.
Comentarios