La noticia, además de la incertidumbre sobre el sucesor de Larreta en CABA, es que Macri será candidato para competir en agosto dentro de las PASO de Juntos por el Cambio, junto a los demás postulantes de dicho espacio.
Macri, quien nuevamente hizo caso omiso al Día de la Memoria y, en cambio, prefirió referirse “al curro de los Derechos Humanos”, trastoca de esta manera los planes tanto del alcalde porteño, como de Patricia Bullrich. Incluso los de Vidal y el radicalismo.
La historia es conocida, a no ser que uno habite en un recipiente de plástico, el armado electoral de Juntos por el Cambio tiene más nombres que un festival de música: Macri, Larreta, Bullrich, Vidal, por el lado del PRO. Mientras que los radicales, cuyo fanatismo por las internas es un atractivo tema de investigación, ya tienen al sheriff jujeño Gerardo Morales como precandidato y al neurólogo Facundo Manes, no se resigna. El escenario se completa con la inefable “Lilita” Carrió, quien afirmó que si la república se encuentra en peligro no dudaría en presentarse a competir por la presidencia de la nación.
Otro aspecto harto martillado en la esfera mediática y sus adyacencias (RRSS) es el que atañe a la clasificación de las aves. Como si fueran miembros de un observatorio de vida silvestre, periodistas, analistas y opinólogos de toda laya debaten diariamente acerca de quienes son las palomas y quienes los halcones dentro de la interna cambiemita. Más allá de esta apasionante discusión ornitológica, las únicas diferencias existentes dentro de la coalición cambiante son las que existen por los cargos: la apelación a la mano dura por parte de la ex ministra Bullrich no difiere en demasía del accionar de la policía porteña de Rodríguez Larreta ni del accionar represivo de Morales en el norte del país. En el mismo sentido, se puede mencionar que todos repiten a coro que el programa impuesto por el Fondo Monetario Internacional al gobierno nacional es muy laxo, que debería ser mucho más duro en materia de ajuste presupuestario. También coinciden los postulantes amarillos con la necesidad imperiosa de flexibilizar el régimen laboral, en palabras del intendente capitalino: “el próximo gobierno no va a tener 100 días para hacer las reformas necesarias, sino 100 horas”.
A todo esto se suma la figura de Mauricio Macri, cuyo caso fue el primero en que un presidente en ejercicio pierde la reelección, que emerge como un nuevo contendiente, luego de especularse con su participación como vocal en la lista del ex ministro de Modernización Andrés Ibarra para competir en las elecciones del Club Boca Juniors a fin de año.
Esta versión del ex gerente de SOCMA se encuentra desprovista de los artificios que en su momento le había otorgado el gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba, o del optimismo exhibido en el tramo que siguió a las PASO 2019 de cara al acto eleccionario de octubre de aquel año. Alineado a las extremas derechas regionales e internacionales y endureciendo todo lo posible su discurso para reducir la sangría de votos hacia Milei, Macri no pierde la oportunidad de mostrar su desprecio hacia Argentina y sus habitantes cada vez que tiene la posibilidad (cuestión que sucede frecuentemente debido a su cargo en la FIFA, que le permite despuntar su pasión: viajar por el mundo), así como señalar que si los argentinos le dan una nueva oportunidad de gobernar el país va a hacer todo lo que no pudo en el periodo 2015-2019. Claro, siempre y cuando siga existiendo Argentina para gobernar.
En suma, este minué al que asistimos y que incluye fotos y reuniones por doquier no parece tener una alta expectativa de vida: antes de oficializar candidaturas estamos observando una guerra descarnada por hacerse con el poder dentro de Juntos por el Cambio. Carpetazos, operaciones, declaraciones cruzadas en on y off, todos indicios de lo que podría ser una segunda presidencia de Cambiemos, en un contexto muy diferente que cuando lo hicieron por primera vez.
Es difícil imaginar que pueda existir gobernabilidad cuando la mayoría de estos actores no consiga su objetivo principal y deba ser conformado con algún puesto menor. ¿Macri podría gobernar mientras, desde su mismo espacio político, acechan Larreta, Bullrich, Vidal, Morales y Carrió?
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