Hacer buena política depende en gran medida de la capacidad que tengan dirigentes, partidos y gobiernos de resolver una contradicción fundamental que plantea ese complejo arte: las estrategias de conformación de alianzas que son más efectivas para ganar elecciones no suelen ser buenas para gobernar y viceversa.
Prueba de ello son los dos últimos gobiernos nacionales que surgieron de alianzas muy amplias que les permitieron sumar votos de distintas vertientes, pero a la hora de llevar adelante una gestión, terminaron inmovilizados por sus propias internas.
La boleta corta de la renovación aporta un ejemplo exactamente inverso, el de una estrategia pensada para gobernar antes que para sumar votos. Surge de una idea que estuvo desde la génesis del espacio político fundado por Carlos Rovira: la de desacoplar a Misiones de la agenda que imponen en Buenos Aires, con la convicción de esa era la única manera de poner sobre la mesa los temas que le interesan a la provincia y no aparecen nunca en esa agenda nacional.
Llevar a la práctica esa idea requirió muchos años y disciplina, porque cualquier pretensión de imponer agenda propia no pasaba de una utopía inconducente para la provincia altamente endeudada y dependiente de las dádivas nacionales que construyó el puertismo, cuando Misiones dependía de los ATN hasta para pagar sueldos.
Primero había que desendeudar a la provincia e instrumentar una política fiscal que le diera cierto margen de autonomía. Con una firme visión de largo plazo sostenida desde su conducción, la renovación lo logró en relativamente poco tiempo y a pesar de las sucesivas crisis de la economía nacional. En 2015 Misiones tuvo por primera vez, al menos desde la recuperación de la democracia, un Gobierno provincial –el de Hugo Passalacqua- que estaba en condiciones de mirar desde arriba del hombro a los conflictos de la política nacional y tomar distancia de los armados nacionales.
El debut de la boleta corta en 2019 fue el paso siguiente y la consecuencia directa de esa visión provincialista. Una decisión política osada porque implicaba participar de comicios en los que se elegía presidente sin colgarse de ningún candidato que compitiera en esa categoría.
Muy probablemente esa estrategia le costó votos a la renovación y tal vez hasta alguna banca en el Congreso –la ucronía es un género impreciso por naturaleza- pero le dio al Gobierno provincial y a sus legisladores nacionales mucho más peso político en el concierto nacional y el grado de independencia necesario para plantarse en su propia agenda.
Misiones no sigue órdenes dictadas desde Buenos Aires ni desde Santa Cruz, sus diputados y senadores no son levantamanos de ningún armado nacional y eso la puso a las puertas de obtener respuestas a muchos de sus reclamos históricos, como la zona especial aduanera o la reactivación de sus puertos y de exigir soluciones a cuestiones más coyunturales como la afectación que sufren los exportadores de la forestoindustria, el tabaco y el té por atraso cambiario.
La visita de Alberto
Al Presidente le tocó chocar contra esta firme postura provincialista en su reciente visita a Misiones. Llegó con ambiciones de sumar al Gobierno provincial a su cruzada por llevar a la Corte Suprema a juicio político, pero solo consiguió una correcta recepción protocolar del gobernador Oscar Herrera Ahuad y parte de su Gabinete y debió volver a escuchar los planteamientos que la renovación viene impulsando a favor de la provincia.
No pasó desapercibida la ausencia del presidente de la Legislatura Carlos Rovira, que no lo fue a recibir al aeropuerto ni participó del acto de entrega de 600 viviendas en el barrio posadeño de Itaembé Guazú que fue el motivo oficial de la visita presidencial.
Tan en soledad lo dejaron a Alberto que ni siquiera lo fueron a ver los dirigentes del Frente de Todos en Misiones, ni la pata kirchnerista ni el PAyS, lo que deja una nueva evidencia de la fractura de ese espacio, también en la provincia.
El presidente que durante su campaña prometía sentar a los gobernadores a la mesa de las decisiones nunca practicó el federalismo a la hora de gobernar y ahora los gobernadores se lo están cobrando.
Nunca hizo nada por corregir el criterio centralista con el que se reparten los subsidios al transporte público y a la energía, consintió la política de precios de la estatal YPF que discrimina a las provincias más alejadas, le quitó la plata que Macri le había regalado a la CABA solo para entregársela en mano al gobernador de Buenos Aires, nunca tuvo un política de apoyo a las economías regionales y vetó el área aduanera especial que estaba incluida en el presupuesto 2021.
Con estos antecedentes no es raro que Alberto ahora encuentre dificultades para granjearse el apoyo de las provincias a su pedido de juicio político a la Corte Suprema de Justicia, presentado hace solo unos días.
Tanto Alberto como Cristina saben que el juicio político tiene nulas chances de avanzar en un Congreso dividido, pero buscan el apoyo de las provincias para dejar en soledad a la oposición y de paso sacar chapa de defensores del federalismo.
Misiones, junto a otras tres provincias, planteó una postura propia en el conflicto de intereses en torno a la coparticipación de la Cuidad de Buenos Aires. Cuestionaron que la ciudad más rica del país, que además es la jurisdicción donde se ejecuta la mayor parte del gasto nacional, reciba más fondos por orden de la justicia, pero también cuestionaron que el Gobierno de Alberto haya destinado exclusivamente a la provincia de Buenos Aires la totalidad de los fondos que oportunamente le recortó a la CABA.
Siempre por encima de la grieta y manteniendo coherencia con su histórico reclamo por más federalismo, Misiones no se metió en la disputa entre el Gobierno nacional y la Corte, en cambio volvió a exigir un reparto más equitativo de los fondos que la Nación recauda en todo el país.
Pero la visita de Alberto estaba lejos de ser la más esperada en Misiones. La mayor expectativa está puesta en la llegada del ministro de Economía, Sergio Massa. Fuentes del Gobierno provincial aseguran que ya está abrochada la puesta en marcha del área especial aduanera que regirá en todo el territorio provincial y se ejecutará en etapas. En primer término habrá beneficios puntuales para la forestoindustria y mejores condiciones para exportar.
Según las mismas fuentes provinciales, también están avanzadas las gestiones para que se ponga en vigencia un tipo de cambio especial para la oferta exportadora misionera, un pedido que el propio gobernador Oscar Herrera Ahuad se encargó de gestionar de manera insistente frente a autoridades nacionales.
La quita de retenciones a las exportaciones misioneras, otro de los planteos del Gobierno provincial, genera más reticencias en órbitas nacionales.
La idea del equipo que lidera Massa es corregir progresivamente el atraso cambiario con microdevaluaciones que superen a la inflación y otorgar tipos de cambio diferenciales –como el dólar soja- para que aquellos sectores que vieron más afectada su rentabilidad, puedan tender un puente hasta que la corrección progresiva del atraso cambiario vuelva a poner las cosas en su lugar.
Claro que todo eso depende directamente de que se consiga mantener la inflación por debajo del 4% mensual y con tendencia a la baja, de otro modo sería muy arriesgado devaluar por encima de la inflación.
Sin descansar en el verano, el gobernador misionero estuvo muy activo, realizando numerosas gestiones y pedidos para resolver otros temas puntuales que interesan a diversos sectores de la economía que generan empleo y riqueza.
Por un lado, pidió a la Nación que en todo el país se construyan viviendas de madera, como una manera de utilizar la materia prima que se dejó de exportar por las diversas situaciones macroeconómicas de los países que antes compraban.
Nuevos aires en Brasil
En el plano estrictamente económico, la asunción de Lula Da Silva en Brasil trajo una noticia que generó expectativa entre los industriales misioneros.
Según informó el embajador argentino en el vecino país, Daniel Scioli, una de las primeras medidas que se adoptará para dinamizar el comercio entre ambos países será la introducción cambios necesarios en el régimen que permite pagar importaciones con moneda local.
Se trata de un régimen que ya estaba en vigencia pero que en la práctica no se utilizaba porque obligaba a hacer actualizaciones diarias de los montos de las operaciones para ajustar la paridad cambiaria, ahora esas actualizaciones podrán hacerse cada 180 días.
Se trata de un cambio muy esperado especialmente por parte de la forestoindustria misionera, dependiente de insumos provenientes de Brasil, que encuentra dificultades para acceder a los dólares que necesita para concretar esas importaciones.
Panorama local
En ese contexto de consolidación de la gestión del Gobierno provincial y de la renovación como proyecto de provincia, hay una creciente identificación, especialmente de los jóvenes estudiantes, emprendedores y profesionales, con el diplomado en Ciencias de la Economía, Lucas Romero Spinelli. Lo ven como una figura joven con contenido y con mensaje dirigido a la juventud y enfocado en sus intereses como el empleo joven y las economías del conocimiento.
Mientras Misiones se ocupa de resolver temas de fondo que hacen al bienestar de la población y al crecimiento de la economía, los grandes frentes nacionales siguen enfrascados en su grieta, en sus internas y en una agenda cada vez más alejada de los intereses de la gente. Peleas estériles por el poder, por los cargos y por la caja están llevando a la política nacional a tener los niveles más bajos de la historia en consideración de la gente.
Es que ni el gobierno anterior ni el actual han logrado resolver el problema más urgente para la gente que es la inflación. Mucho menos de la salud, educación, empleo o seguridad. Sistemáticamente, cada uno de los últimos presidentes, ha ido empeorando el estado económico, la crispación social y la institucionalidad de la Argentina.
En todo ese panorama, Misiones se destaca por el orden, equilibrio y los indicadores en mejora constante en educación, salud pública, seguridad y crecimiento de la economía.
El vacío nacional permitió el crecimiento de la figura de Javier Milei, que dejó de ser un outsider para convertirse en un candidato serio a la presidencia y amenazar con romper la hegemonía de los dos grandes frentes.
Las últimas encuestas ubican al ultraliberal como potencial ganador en el ballotage en caso de enfrentar al candidato más firme de Juntos, que hoy por hoy es Rodríguez Larreta, el beneficiado por la Corte en el reparto de la coparticipación. Es que los votos peronistas no acompañarían al porteño y se inclinarían mayoritariamente por el libertario.
El jefe de gobierno porteño no ha parado de caer en las encuestas desde que estalló el escándalo de los chat de su ministro de Seguridad y Justicia, Marcelo D’Alesandro, con funcionarios de la Corte Suprema de Justicia en los que se los puede ver dialogando sobre fallos judiciales que después se materializaron. El país entero fue testigo de los vínculos del larretismo con la Corte, algo que dejó al ex macrista muy mal frente a sus colegas gobernadores de otras provincias.
Pero falta mucho camino por delante y muchas piezas por mover en el tablero de la política nacional. Hoy el Frente de Todos no tiene candidato serio. En el kirchnerismo miran con más cariño la candidatura a gobernador de Buenos Aires que la candidatura presidencial. El único postulante serio que podría surgir del actual Gobierno nacional es el tigrense Sergio Massa, aunque eso depende de su capacidad para mantener a raya la inflación.
Comentarios