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Su espíritu festivo contagió a propios y extraños y su apoyo incondicional a la Selección, que reflejaba el de todo un país, se volvió rápidamente una de las tantas cábalas que hicieron al apoyo conjunto de la población. Esa es la forma en la que, seguramente, se recordará a quien fue apodada por el pueblo como “abuela la la la,” un nombre salido de una canción que se entonaba improvisadamente cada vez que ella salía a festejar.
Ahora, producto de la indescriptible felicidad que causa haber ganado otra Copa Mundial, el espíritu de la “abuela la la la” – se podría decir – entró en el cuerpo de una aficionada posadeña, que mostró su mejor y más festiva versión frente a un grupo de hinchas festejando como si el mañana no existiera. El sentimiento de la abuela misionera, tan honesto como el de la abuela original, sirvió como fusión de las agonías, tristezas, y alegrías que lograron unir a un país que parecía indefectiblemente separado.
En un mar color celeste y blanco y luciendo un turbante que aportaba a la atmósfera, la abuela la la la misionera, y todos los hinchas que la rodeaban, es otro indicio más del estado de nirvana alcanzado durante el Mundial y poco antes visto en un país que, después de mucho, este domingo se convirtió una vez más en campeón mundial.
El espíritu de la abuela la la la sigue sano y salvo, representando a la época inolvidable que trajo consigo el viaje hacia la tercera Copa de la Selección: la prueba de que una unión nacional, ahora fuera de alcance, todavía es posible.
Lionel Messi fue elegido el domingo como el mejor futbolista del Mundial tras llevar a Argentina a ganar el título en el triunfo 4-2 sobre Francia en la tanda de penales de la final. https://t.co/YlriWxW9gG
— misionesonline.net (@misionesonline) December 18, 2022
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