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Luego de tanta polémica por la Reforma electoral en México, tuvo un giro inesperado: unir a la oposición y alentarla para las elecciones del 2023

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Reforma electoral en México

El 13 de noviembre, miles de mexicanos salieron a las calles de la capital y otras ciudades del país para protestar en contra de los planes del mandatario Andrés Manuel López Obrador para reformar al Instituto Nacional Electoral (INE), algo que, según sus críticos, debilitaría la democracia.

A las protestas, las más grandes desde que López Obrador asumió la presidencia a fines de 2018, acudió el otrora todopoderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI), dejando en claro que no apoyará el proyecto presidencial desde el Congreso, obligando al mandatario a proponer una reforma que no requiera el aval de los dos tercios en ambas cámaras.

Si bien las encuestas favorecen al oficialista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y a sus aliados, políticos de oposición se mostraron confiados en que, tras el envión por la marcha, su alianza podrá conseguir la victoria en los comicios del próximo año en Estado de México y Coahuila, y que pelearán palmo a palmo en las presidenciales del 2 de junio de 2024.

El escenario, que empieza a verse reflejado en encuestas, era impensado hace unos meses luego de que el PRI votara en línea con el oficialismo en el Congreso, fracturando la alianza opositora «Va por México» que nació a fines de 2020 entre el neoliberal PRI, el derechista Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Un sondeo de la firma Buendía & Márquez, publicado esta semana en el diario El Universal, cifra en un 40% el apoyo a Morena para las presidenciales. La alianza «Va por México», por su parte, suma un 34%. Sin embargo, la brecha se ha reducido desde agosto, cuando era de 11 puntos porcentuales.

«Estoy seguro que saldremos victoriosos (en las elecciones del próximo año)», dijo Marco Mendoza, diputado del PRI y vicecoordinador en la cámara baja de la bancada de su partido, la tercera fuerza luego del oficialista Morena y el PAN.

«La alianza Va por México tiene la intención de voto necesaria para ser competitiva en 2024. Hemos ido creciendo los tres partidos», agregó, poniendo como ejemplo las elecciones de 2021, cuando la oposición le arrebató la mayoría calificada al oficialismo en la Cámara de Diputados.

Miembros del centroizquierdista Movimiento Ciudadano (MC) -que también se han opuesto a la reforma electoral- dijeron a Reuters que el partido no ve con malos ojos integrarse a la alianza opositora, un impulso que le sumaría, según encuestas, hasta cinco puntos porcentuales en Estado de México y siete puntos en las presidenciales de 2024.

La postura significa un cambio luego de que, este mismo año, políticos de MC aseguraran que no existía «la más mínima intención» de unirse a la coalición opositora.

La última gran reforma constitucional del mandatario antes de abandonar el poder en octubre de 2024, busca, entre otras cosas, reemplazar al INE por un organismo más pequeño, pero con más competencias, que sus autoridades sean electas por sufragio universal y recortar la financiación a los partidos políticos.

También pretende la reducción del número de parlamentarios y el mayor peso de un sistema proporcional. Todos estos cambios, calcula el presidente, conocido por su acrónimo AMLO, supondrían un ahorro de más de 1,300 millones de dólares anuales.

A pesar de que la propuesta fue presentada en abril, recién empezó a discutirse en el Congreso la semana pasada, seis meses antes de las elecciones de mediados de 2023.

Además, el debate se da justo cuando empieza a calentarse el ambiente de cara a los comicios del 2024 en los que se elegirá no sólo al sucesor de AMLO, sino también a senadores, diputados, gobernadores y miles de cargos locales.

Sondeos colocan a Morena por encima de sus rivales para llevarse el triunfo en Estado de México, la entidad más poblada del país, gobernada desde 1929 por el PRI. Pero si la oposición presenta una candidatura única, la diferencia se desvanece. En Coahuila, donde el PRI tampoco ha perdido una elección, la ventaja es para el bloque opositor, aunque por escaso margen.

Por ello, expertos opinan que dependerá de la oposición si logra capitalizar el enojo por la reforma electoral. Para empezar, deberá oír las voces que, desde adentro, claman por una candidatura única.

«Será más posible ganar en Coahuila y Estado de México que en la elección presidencial. Una cosa es coincidir para defender al INE y, otra, ponerse de acuerdo para elegir un candidato competitivo», opinó Antonio Ocaranza, consultor y exportavoz del expresidente Ernesto Zedillo.

A fines de la década de 1990, México empezó a transitar el camino de una democracia plena luego de que el otrora Instituto Federal Electoral (IFE) se volvió autónomo. Entonces militante de la oposición, López Obrador lo calificó como «el logro más importante» de la democracia mexicana.

26 años más tarde, la reforma que pretende implementar el mandatario al ahora INE ha alarmado a propios y extraños, quienes la han calificado como un retroceso para la libertad y el pluralismo.

«Sin duda, el sistema político y electoral requiere cambios», opinó el analista Rogelio Gómez. «Pero no estos, no ahora y no así», agregó.

El plan B del mandatario para llevar adelante su reforma incluiría cambios a leyes secundarias para los que no necesitaría los dos tercios de votos en el Congreso. Sin embargo, se enfrenta a una andanada de reclamos legales que podrían paralizar sus planes.

Pero aún le queda una última chance a AMLO.

El periodo de cuatro de los 11 integrantes del consejo general del INE -incluido su presidente- culmina en abril de 2023.

Los nombramientos recaen en la Cámara de Diputados, donde Morena y sus aliados tienen mayoría. Se requiere los dos tercios de los votos para aprobar la terna, aunque se vota a partir de ternas elaboradas por un comité que, según analistas, puede sesgar todo el proceso.

«La sustitución de cuatro de los 11 integrantes de la máxima autoridad del INE, incluyendo su presidencia, representa un riesgo importante si se nombran personas con clara afinidad partidista, especialmente si todos o la mayoría son afines al Gobierno», advirtió Gómez.

La insistencia del mandatario por aprobar la reforma electoral y los calificativos contra quienes participaron de la marcha -desde «racistas» hasta «clasistas»- también ha generado fisuras dentro de su propio movimiento.

Ricardo Monreal, líder de Morena en el Senado y quien ha hecho público su interés por representar al partido de gobierno en las presidenciales de 2024, ha dejado claro que el plan B del mandatario de cambiar leyes secundarias para seguir adelante con su reforma, viola la Constitución, por lo que, así tenga los votos necesarios, el partido no lo aprobaría.

«Morena tiene que aprender a escuchar, y son momentos en los que no podemos actuar con arrogancia, sin escuchar y sin ver lo que está pasando en el país», aseguró el político.

 

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