El ex combatiente Carlos Rivarola, compartió su historia en una entrevista que se realizó en el en el museo Alfredo Gregorio, ubicado en la Plaza que lleva el nombre del recordado Teniente Estévez.
Carlos formó parte de la 1ra Brigada de la Fuerza Aérea del Palomar, donde realizó meses antes el servicio militar obligatorio. Al igual que sus camaradas, poco sabía de lo que sucedía detrás del telón en Malvinas. Nunca se lo comunicaron formalmente y por ello comenzó contando la historia de cómo se dio cuenta que viajaría al archipiélago:
“Yo recién me enteré que íbamos a Malvinas el 6 de abril cuando salimos del Palomar y llegamos de noche a Comodoro Rivadavia. Nos dieron de cenar, era de madrugada y nos mandaron a dormir. Antes, nos dieron un papel y un lápiz, ahí recién me enteré que nos íbamos a Malvinas, porque nos lo dieron para escribir una carta a nuestros familiares”, relató Carlos.
Una vez allá mencionó que lo primero que le llamó la atención fue el frío, «era como si un hierro te traspasaba la piel, como aguja, por más abrigo que tengas”.
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Carlos era fusilero pero además abastecía a tiradores de FAP por lo que además de la carga normal que llevaba un soldado argentino trasladaba municiones para sus camaradas.
“Yo era fusilero, y era abastecedor de fap. Tenía que llevar mis cosas y para mis compañeros. Llevaba valijones que pesaban muchísimo”, comentó.
Al igual que los miles de soldados que estuvieron en línea de combate, guardia o custodia, Rivarola expresó la crudeza de la guerra en simples palabras: “Todos los días eran difíciles por el frío mismo, por los bombardeos de los barcos, la tierra temblaba, la arena se desmoronaba y uno estaba adentro. Era todo un problema”.
Además de los primeros días y su paso por Malvinas, Carlos contó detalles de lo que fue el momento en que se depusieron las armas mientras soldados todavía seguían en combate. También su regreso al continente, a Misiones y el rencuentro con sus familiares.
“Teníamos que soportar los bombardeos de los aviones y a la noche la de los barcos. No me tocó tener un combate frente a frente, hacíamos custodia de la costa aeroportuaria”, contó.
Ya de regreso, comentó la situación que a él particularmente lo ayudó: “No se si me ayudó un montón, pero a mis familiares no les conté nada, ninguno sabe lo que pasó allá. No pasa por tener el valor de contar, sino que no podía contarles, para no preocuparse tal vez. También nos prohibieron hablar de lo que pasó allá».
“Cuando volvimos de Malvinas no era tanta la sorpresa, no se si fue suerte o que. No nos preguntaban sobre la guerra, solamente estaban emocionados porque uno estuvo allí, no nos preguntaban si matábamos, peleamos o como pasamos allá”, añadió.
El posguerra fue complicado como para la mayoría de los veteranos. “Me fui a Buenos Aires porque no conseguía trabajo» agregó.
En este contexto, habló sobre el consejo que le dieron desde el Ejército, una vez que fueron liberados. “Cuando nos dieron de baja nos entregaron un diploma y nos dijeron que con eso en cualquier lugar que lo presentaremos íbamos a conseguir trabajo. Ese era el peor error que cometimos, porque ahí empezaban las preguntas que no queríamos responder”.
Si bien nunca fue de charlar con su familia sobre Malvinas, destacó que esta oportunidad que le ofrece Misiones Online es especial. «Simplemente porque uno tiene que comentar y dejar algo. Yo veo que hay historias que se pierden porque los muchachos se van yendo de a poco, y alguien tiene que saber como y que es lo que pasaste. Tal vez mi historia no fue tan fuerte como la de otros, pero es una historia» cerró.
#HéroesMisionerosDeMalvinas | La historia del veterano Héctor Gómez: “Pensar que íbamos a ganar la guerra no pasaba por la cabeza del soldado”https://t.co/eNFF6uzRD6
— misionesonline.net (@misionesonline) September 17, 2022
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