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Según el especialista, lo ideal es intentar evitar el granizo, particularmente en escenarios peligrosos, como las rutas. “Si es en el casco urbano, es más corto el trayecto. Pero en las rutas hay agua sobre la calzada. Nosotros tenemos barro que es deslizante, por lo que tenemos que tratar de disminuir la velocidad”, explicó.
También aclaró que no hay una velocidad establecida por ley para casos como estos, por lo que el conductor debe prestar atención a su propio vehículo y, en base a éste, limitarse a una velocidad dada. Las leyes de ese tipo, por ahora, sólo están limitadas a los casos de niebla, para los cuales se instalan señalizaciones que indican el límite mediante un número de ves en particular.
“¿Pero cómo haces para legalizar una velocidad sin saber las condiciones de la autovía?”, se preguntó Zacarías al reflexionar sobre la ausencia de una ley similar hecha para situaciones de lluvia, contestándose que cada caso es uno personalizado y que, por lo tanto, corresponde que el conductor (que tiene que saber las condiciones de su vehículo) decida en base a su mejor juicio.
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Los viajes en ruta durante la caída de granizo sólo deben realizarse en caso de que sean absolutamente necesarios, afirmó. “Hay que tratar de evitarlos. Si no tenemos otra opción, hay que tratar de reprogramarlo. Si ya nos agarró sobre la ruta, lo primero y principal es disminuir la velocidad, en caso de que tengamos que seguir circulando”, explicó.
Para estar más informado, el conductor debe también leer atentamente su póliza de seguro, en la cual se encuentra aclarado si el servicio ofrece una recompensa por daños ocasionados por granizos. “Es un trabajo artesanal que no requiere de chapa y pintura. Por ahí nos estamos exponiendo para proteger al auto cuando un trabajo sacabollos es una cosa muy simple”, aseguró.
Los granizos varían bastante en tamaño dependiendo de la tormenta. Zacarías recordó momentos en los cuales éstos eran apenas perceptibles, pero también un caso en el que ocasionaron una “destrucción completa” en un automóvil que viajaba por la ruta, rompiendo incluso sus parabrisas y ópticas: “Lo más importante es tratar de buscar un lugar seguro y salir de la vía”, sostuvo. De no ser posible esto, la segunda mejor opción es disminuir la velocidad para controlar mejor el manejo.
En casos de aquaplaning, cuando un auto atraviesa una superficie cubierta de agua, se recomienda mantener fijo el volante y no intentar manejar bruscamente, con tal de enderezarlo. Esto, contrario a lo que podría parecer, disminuye el control que se tiene del vehículo y tampoco se deben apretar los frenos, ya que los neumáticos se deslizarán por el agua.
“Una premisa súper importante a la hora de lluvias, granizos, y nieblas es ver y hacerme ver”, manifestó el licenciado. Esto requiere que el conductor muestre su presencia y, a la vez, observe con atención a los demás vehículos, lo que se puede lograr colocando luces antiniebla (de estar disponibles), luces bajas (en caso de niebla o lluvias, pues las altas forman una pared), y mirar la línea blanca del pavimento, para mantener el rumbo.
En todas estas situaciones, una constante es mantener firme el volante. También se deben evitar los sobrepasos. “Son momentos en los que tenemos que tener la seguridad de llegar, no jugarnos a hacer un sobrepaso o entrar en una curva excedidos de velocidad”, finalizó Zacarías.
Columnas | Recomendaciones para la circulación vial ante tormentas y granizos https://t.co/4CQZO3C69f
— misionesonline.net (@misionesonline) September 2, 2022
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