Más por instinto de conservación que por convicciones, los extremos enfrentados en la interna del Gobierno nacional abrieron una tregua después del terremoto que dejó la renuncia del ahora exministro de Economía, Martín Guzmán. Sin quererlo, el último de los albertistas puros que tenía el Gabinete le dio al Presidente y a su Vice un elemento útil para expiar culpas e iniciar un lento camino de acercamiento.
Los primeros indicios de este esbozo de tregua entre facciones que hasta hace poco parecían irreconciliables los dio Máximo Kirchner en un discurso en el que no criticó directamente la gestión de Alberto sino que destinó todos los golpes a Mauricio Macri y otras figuras de la oposición, como en los viejos y buenos tiempos del Frente de Todos. Era la primera vez en varios meses que un kirchnerista no se valía de la tarima para esmerilar la casi inexistente autoridad del vapuleado Alberto.
En un giro discursivo que luego repetiría Cristina, el difuso colectivo que todavía responde al Presidente y al que llamaremos albertismo a falta de un apelativo más preciso, pasó de interpretar el papel del villano al (menos maléfico pero más patético) de víctima. “Se abrazaron a Guzmán, los dejó tirados y ahí está la compañera Cristina (sí, le dice compañera a su madre) otra vez para sacarlos adelante”, fue la curiosa versión de la historia a la que se apegó Máximo.
El nuevo libreto de la Cámpora ya estaba escrito y los papeles asignados: Cristina seguiría siendo la heroína siempre presta al rescate de todos los que necesiten y merezcan ser rescatados, a Guzmán le toca ponerse el traje del villano ingrato que mordió la mano de quien lo alimentaba y a Alberto el del hombre traicionado por el mencionado representante del mal.
Días después fue Cristina quien repitió la fórmula. Dejó de azotar al Presidente con aquello del correcto uso de la lapicera y no cuestionó de manera directa a ninguno de los funcionarios todavía en funciones.
La Vice llevó hasta el paroxismo su natural cinismo al calificar a la renuncia de Guzmán como “un acto de irresponsabilidad y de desestabilización institucional”, para luego reubicar a Alberto en su rol de víctima: “Me parece un gesto de ingratitud hacia el propio Presidente. No niego las diferencias, pero este Presidente había bancado a ese ministro como a nadie, enfrentado inclusive con su propia coalición. ¿Se merecía eso?”.
Al lector descuidado le podrá parecer una banalidad, pero la forma de contar una historia es un aspecto central en la política. De allí la necesidad del kirchnerismo de cambiar el relato para poder iniciar un acercamiento con Alberto. El Presidente dejó de ser un enemigo de la causa para convertirse en una víctima (figura que siempre genera empatía) de quien era realmente el enemigo del pueblo.
Más debilitado que nunca tras la renuncia de los últimos dos hombres de confianza que tenía en su propio Gabinete y tras un coqueteo estéril con el massismo, Alberto se abrazó a su nuevo papel y ahora apuesta a que un acercamiento con Cristina le permita terminar su mandato en un clima de mayor tranquilidad interna.
Las versiones en off surgidas de las filas del albertismo enfatizaban una supuesta indignación del Presidente con su ladino alfil. El sábado fue el propio Fernández quien se refirió a la cuestión: “Siento la salida de Martín Guzmán y él sabe lo que pienso de cómo lo hizo”, manifestó en una entrevista a C5N en la Casa de Tucumán luego del acto por el Día de la Independencia para agregar luego en consonancia con Cristina que “hay también cuestiones de responsabilidad institucional que recomendaban que eso hubiera ocurrido de otro modo”.
Desde el entorno de Guzmán aportaron una versión diferente según la cual Alberto estaría al tanto de la renuncia del economista bastante antes de que la misma se concretara y que dicha dimisión respondió directamente a la falta de respuesta del Presidente a un pedido de su entonces ministro de Economía.
Aseguran que, cansado de la imposibilidad de instrumentar la tan postergada segmentación de tarifas, Guzmán solicitó al Presidente que le devolviera el manejo del área de Energía y le dejó en claro que el incumplimiento de tal pedido haría imposible su continuidad al frente del Palacio de Hacienda.
Según esta versión, la renuncia de Guzmán no habría sido intempestiva y sorpresiva sino producto de la falta de respuesta del Presidente a un reclamo concreto de su ministro.
El nuevo equilibrio de poder dentro del FdT muestra a un presidente todavía más debilitado y a una Cristina triunfante en la interna pero al costo de un marcado deterioro de su imagen frente al conjunto de la sociedad.
Batakis para todos
Después de la una danza de nombres que no la tuvo como primera, ni segunda, ni tercera opción, la silla que había dejado vacante Guzmán fue ofrecida a Silvina Batakis, quien fuera ministra de Economía de Scioli en Provincia de Buenos Aires y luego rescatada del llano político por La Cámpora.
Hasta su más reciente designación, se desempeñaba en la Secretaría de Provincias del ministerio del Interior encabezado por el también camporista Wado De Pedro.
La flamante ministra asumió con el aval más importante dentro del FdT, el de Cristina que dio su visto bueno de inmediato.
La reacción de los mercados no fue tan cálida, al menos no en la primera semana. Los hombres y mujeres más influyentes para el grueso del empresariado esperaban un nombre más rutilante que les garantizara un mínimo de ortodoxia frente a los embates del kirchnerismo, más afecto a recetas alejadas de la biblioteca del liberalismo.
Consciente de que su designación no sería recibida con vítores por los mercados, Batakis orientó sus primeras apariciones públicas a llevar algo de tranquilidad, pero siempre cuidándose de no herir susceptibilidades dentro del kirchnerismo.
El resultado fue una comunicación por momentos ambigua. Por ejemplo, aseguró que no habría una devaluación de tipo de cambio, pero también reconoció que Argentina necesita un dólar competitivo. Nunca aclaró cómo hará para que el dólar se mantenga competitivo en contexto de altísima inflación sin mediar una devaluación.
Declaró que “el turismo en el exterior compite en el uso de dólares con los insumos que necesitan la industria y el campo para seguir generando trabajo y crecimiento” para renglón seguido asegurar que no instrumentaría ninguna medida para limitar el acceso de dólares para turismo. En una muestra de albertismo explícito, indicó un problema para luego aclarar que no haría nada para resolverlo.
Para llevar algo de tranquilidad al establishment, repitió en cuanta entrevista dio que el equilibrio fiscal sería una prioridad para su administración, que no aumentaría impuestos ni retenciones al agro, que cumpliría con el FMI y que recortaría subsidios a la energía.
Pese a ello, el mercado reaccionó con desconfianza: el dólar blue aumentó 34 pesos a lo largo de la semana y cerró el viernes a 273 pesos mientras los dólares financieros rozaron los 300 pesos.
Fortaleza política
Misiones proyecta una imagen diametralmente opuesta a la que muestra el Gobierno de Alberto, con un presidente débil sin capacidad de tomar decisiones y acorralado por una interna sangrienta. Esta semana el Gobernador Oscar Herrera Ahuad dio muestras de fortaleza política al remover a toda la cúpula de las Juntas de Clasificación y Disciplina de primaria y secundaria del Consejo General de Educación, organismos que habían sido señalados por supuestos manejos poco transparentes.
Al primer mandatario no le tembló el pulso para volver a cumplir con su promesa de “mandar a su casa” a todo funcionario que no estuviera cumpliendo cabalmente con su función. Su decisión tuvo total aceptación en el universo educativo porque trajo aire fresco en un área en la que había cuestionamientos y se incorporó a gente capacitada con antecedentes y méritos más que suficientes.
Hubo festejos y felicitaciones en redes sociales además de que se valoró la equidad, sin hegemonía de ningún gremio, cien por ciento a favor de la educación y la modernización educativa.
Se podría interpretar la decisión entendiendo el propósito de la renovación de llevar transparencia al Consejo de Educación, orientando hacia la alta profesionalidad, acompañando la transformación en esta nueva etapa que vive la educación misionera.
En el plano político, decisiones como la que tomó Herrera Ahuad son solo posibles gracias a la independencia del Gobierno provincial respecto a los frentes nacionales. El gobernador de Misiones actúa de acuerdo a los intereses de su provincia y sin necesidad de pedir permiso a nadie en Buenos Aires y eso se nota en la gestión.
Las provincias que están alineadas políticamente a los frentes nacionales, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, se quedaron estancadas en la grieta, en la burbuja política de la interna, sin brindar respuestas a la gente, paralizadas.
El costo de cumplir a la clase dirigente de Buenos Aires es entregar a las sociedades de las provincias, sin poder reclamar, sin poder gestionar y perdiendo tiempo y recursos en las peleas internas dentro del propio frente o con los otros espacios.
Misiones expone una sociedad moderna, desde el punto de vista económico, educativo, y político. En tiempos donde se habla mucho de libertad económica o liberalismo, la Renovación marca un camino inédito y observado con asombro por el resto del país, un camino que se caracteriza por la independencia política, sin jefes en Buenos Aires y respondiendo solo a los ciudadanos de Misiones.
Prueba de eso es lo que hacen los representantes misioneros de los dos grandes frentes, los diputados nacionales misioneros de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos. En los últimos años no consiguieron nada para los ciudadanos, al contrario, pusieron trabas al desarrollo de Misiones cuando tuvieron que obedecer los mandatos partidarios nacionales, como cuando Arjol, Schiavoni y Klipauka votaron en contra de la posibilidad de que Misiones sea área especial aduanera.
La libertad que se ejerce desde un partido provincialista que no depende de los mandatos nacionales es igual a romper las cadenas de la esclavitud, de la dependencia ideológica, no tiene precio. Y cobra más relevancia cuando se observa que los dos espacios nacionales han fracasado cuando les tocó gobernar al país.
Ese aspecto resulta clave para entender el apoyo cada vez más grande que tiene el Frente Renovador de Misiones. Las adhesiones permanentes de las corrientes juveniles, de los círculos profesionales, de las asociaciones agrarias responden al perfil provincialista independiente de los armados nacionales que milita el Gobierno provincial.
No se puede cumplir el sueño o responder a la necesidad de un misionero estando pendiente a las órdenes de Buenos Aires, porque Buenos Aires y los frentes nacionales tienen otra agenda, donde el misionero queda relegado.
Esa autonomía despierta creciente interés de otros gobernadores y otras provincias, que se sienten atraídos por el modelo político renovador y tienen pretensiones de emular en sus territorios, seducidos por la idea de preservarse y preservar sus provincias de la crisis nacional de los dos frentes.
El valor que tuvo la boleta corta sigue creciendo cada vez más en la misma proporción que la gente cree y confía cada vez menos en JxC y FdT.
Hasta el ánimo de la sociedad es diferente en una provincia donde el gobierno prioriza la paz social, el trabajo y las soluciones, escapando a la grieta, las internas y las peleas improductivas que la gente tanto rechaza. En Misiones se respira tranquilidad, se trabaja y se produce con alegría, es una isla en medio del gran conflicto nacional.
A todo vapor
El crecimiento económico que se vive en la Provincia es producto de las decisiones políticas que se toman concentradas en agitar el círculo virtuoso del consumo, la construcción, la industria y el desarrollo de las economías regionales. Como por ejemplo la gestión para lograr el nuevo programa Ahora Canasta, que el gobernador acordó con Daniel Scioli y se pondrá en marcha en los próximos días, generando un descuento y abaratamiento de la canasta de insumos básicos de las familias misioneras.
O el mismo esquema de servicios de transporte escolar gratuito, salud y justicia que ofrece Misiones, llegando a cada rincón del territorio, permitiendo el acceso a todos los habitantes, lo que repercute inmediatamente en una firme mejora de su calidad de vida.
En la comparación con la provincia más cercana, Corrientes, gobernada por un radical de Juntos por el Cambio, se encuentran claras diferencias a favor de los misioneros, diferencias económicas que le permiten ahorros concretos, porque allá deben pagar por la atención de la salud, los medicamentos que acá son gratuitos, deben transportarse hasta la Capital para encontrar juzgados si son del Interior y deben pagar el boleto de los estudiantes. Hay por lo menos dos o tres salarios que el misionero se ahorra en el año gracias a los servicios que el Estado provincial absorbe con recursos propios.
El turismo tiene reservas récord, los eventos deportivos como el automovilismo y otros están al tope de la demanda, los locales comerciales todos alquilados, las concesionarias tienen todos los coches vendidos y en reserva, igual que las maquinarias del campo. Los restaurantes llenos durante todos los días de la semana, igual que los cines y los comercios. La secuencia es histórica.
Sin independencia política y si hubiera dependencia de los frentes nacionales todo esto no se podría lograr.
Otra decisión provincialista es la instrumentación de la SUBI, que permite a los usuarios usar billetera electrónica para pagar los pasajes, y la mejora del transporte en Oberá, dos decisiones que si se dependiera de la Nación no se podrían haber tomado. Claramente los beneficiados son los usuarios.
Una situación parecida ocurre con el fenómeno de Javier Milei, que rompió el esquema bifrentista de la política nacional, y está creciendo en su candidatura presidencial justamente por ser algo nuevo, diferente, que no depende de los dos grandes frentes que han fracasado cuando fueron gobierno.
El mejor equipo de la historia, liderado por Mauricio Macri dejó una deuda imposible de pagar y una situación de inflación sin crecimiento económico que empeoró con la pandemia y la gestión de Alberto Fernández. Hoy quieren dar recetas de cómo solucionar la crisis que ellos provocaron, los dos espacios. Cristina y Alberto por un lado; Macri, Larreta, Vidal y Bullrich por el otro.
Liderazgo ambiental
Hubo otro hecho histórico y trascendental para la vida institucional de la provincia, como fue la creación del primer juzgado ambiental del país, que viene a completar un esquema integrado por los dos ministerios, Ecología y Cambio Climático, un esquema de cobertura jurídica con decenas de leyes de estricto sentido ambiental; y la permanente inversión para cuidar sustancia, que es la selva, el principal patrimonio de la humanidad y de los argentinos, que lo tiene y lo preserva Misiones.
Rovira afirmó que la necesidad de la creación del fuero ambiental “se sustenta en un derecho humano básico consagrado en el Artículo 41 de la Constitución Nacional” y que se trata “del derecho que tienen todos los habitantes a gozar de un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras”.
Destacó que esta ley “se hace trascendente e innovadora al considerar que por primera vez nuestra provincia contará con un fuero ambiental específico”.
“Resulta imperiosa la necesidad de articular instancias judiciales para la preservación del ambiente y sus recursos naturales, ya que los niveles de contaminación y utilización irracional de los recursos naturales han excedido la capacidad de respuesta en un Estado que se encuentra desprovisto de un órgano jurisdiccional específico de la materia ambiental”, expresó el presidente de la Legislatura.
Esta semana también se concretó el primer vuelo o bautismo del nuevo helicóptero adquirido por la provincia con recursos propios, para combatir incendios y realizar operativos de emergencia y riesgo.
Y como si fuera poco, profundizando el perfil ambiental, la provincia continúa con fuerza en la elaboración y distribución de un abono y herbicida orgánico, libre de químicos, que le otorga un valor agregado a los productos de las chacras misioneras, como en todo el mundo, donde lo orgánico vale más y se paga más. Es un salto de calidad para la yerba, la mandioca, el tabaco y los insumos de la huerta.
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