Manuel Vieytes fue miembro de la Compañía de Ingenieros Mecanizada N°10 de Pablo Podestá, provincia de Buenos Aires. Su historia es un tanto particular, debido a que él, junto a varios de sus compañeros, fue “autoconvocado” para ir a las islas.
“Yo soy soldado clases 62. Fui soldado conscripto en mi unidad en el año 81 donde me dan de baja después del servicio militar. Cuando sucede lo de Malvinas, el primer instinto fue presentarme en la unidad de combate, con el apoyo de mis padres”, comentó.
“A partir de allí, comenzó una etapa que yo no sabía cómo iba a terminar. La unidad estaba designada para ir a las Islas, pero nosotros no sabíamos eso”.
Vieytes habla en plural, debido a que la unidad se formó con una gran mayoría de soldados conscriptos que habían sido dados de baja
“Se formó con la clase 62’ porque la 63’ estaba en instrucción de combate desde hacía 15 días. Lo que se hizo, fue organizar un plan de llamado y reclutamiento con los soldados que ya no estaban para reincorporarlos, armar la unidad y estar en apresto para el combate”, explica.
“La guerra es el acto de bajeza más terrible que puede tener un ser humano, pero cuando es por la patria, siempre tiene sentido”, manifestó.
“Estábamos chochos, contentos de ir a la guerra. Cuesta poner en palabras un sentimiento como fue el llegar a las Malvinas con el avión, por ejemplo”, dijo Vieytes.
“Cuando el avión toca tierra era un jolgorio. Eran llantos, besos, gritos. Lo que pasa es que el concepto de patria en ese momento, era absolutamente distinto al de hoy”.
“Hemos perdidos muchos valores, entre esos, justamente este que te comento”, se lamentó.
Mayo, acostumbrarse al miedo
“La madrugada del primero de mayo marca, para mí, el comienzo de la guerra. Los ataques aéreos fueron el punto crucial para que entendiéramos donde estábamos. Cuando pasó el ataque en puerto argentino, nos dimos cuenta que nada te deja más indefenso que un avión”, expresó.
“Despues, se sumaron los fogoneos de los buques. Esa cancioncita, duró hasta el último día”.
Vieytes contó que con el correr de los días, el soldado argentino se fue acostumbrando al contexto y naturalizó ciertas cuestiones.
“Durante los primeros ataques, los primeros días de mayo, era constante el alerta roja por los ataques aéreos; todos se ponían a cubierto y los Vulcan pasaban a 900 metros, más o menos, entonces las baterías antiaéreas les tiraban con todo”, comentó.
“Cuando pasaron 10 o 20 días, cuando escuchábamos ‘alerta roja’ ya ni siquiera nos inmutábamos. Nos quedábamos viendo donde estaba el avión”.
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Los chicos de la guerra
“Nadie se imagina la guerra”, sentenció Vieytes. “El sentimiento de patria que teníamos era tan fuerte que no pensamos en lo que nos íbamos a encontrar, donde íbamos a estar y demás. Nosotros fuimos elegidos para defender nuestra patria, lo demás no importaba. Y debería seguir siendo así, como lo dijo el General José de San Martín”.
“En ninguna guerra hay chicos. Salvo un soldado de elite, nadie tiene un combatiente de 30 o 40 años. La palabra ‘chicos de la guerra’ es producto de la desmalvinización”, expresó.
“Acá hubo lobos disfrazados de oveja, que taparon tanto lo que sucedió en las islas como también los padecimientos de los veteranos”.
“No tuvimos cobertura médica, trabajo, nada por el simple hecho de haber estado en Malvinas”, señaló.
Desmalvinización: secuelas de la derrota
Vieytes manifestó que, a pesar del común acuerdo que hoy existe entre los veteranos de que fueron todos iguales, no todos tuvieron el mismo rol de importancia.
“Hay gente que se ha portado muy mal después de Malvinas. Yo siento que algún día van a tener que mirar a los ojos a sus hijos y decirles ‘todo lo que te conté fue mentira’”.
“Argentina combatió contra la OTAN en Malvinas: Inglaterra, apoyada por EE.UU, con un reabastecimiento en la isla Ascensión en Brasil y la colaboración de nuestro ‘hermanos’ chilenos. Los únicos que se portaron como verdaderos caballeros fueron los peruanos”, relató.
Además, resaltó que la diferencia tecnología también fue fundamental.
“Peleamos contra la ineficiencia de los mandos y la OTAN. Pero esto no se habla justamente por la desmalvinización que se produce desde el minuto 1 del 14 de junio de 1982”.
“La desmalvinización hizo que se pusiera una montaña de tierra sobre la historia de Malvinas, pero esta es la verdad. Menuda diferencia”, destacó.
Volver a Malvinas, 40 años después
Para finalizar, Vieytes explicó que volvería a las islas, pero que tiene una fuerte dicotomía sobre el tema.
“Tuve 3 o 4 oportunidades de volver, pero hasta que no quiten la restricción de ingreso no me interesa. No puedo estar durante 40 años diciendo que las Malvinas son argentinas y después sacar un pasaporte para que lo selle el ‘enemigo’ inglés”, comentó.
“El suelo que defendí, que es mí suelo, no necesita que lleve pasaporte. De igual manera, en un hipotético caso de conflicto, anotáme ahora. Es el legado que les dejo a mis hijos y nietos”.
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— misionesonline.net (@misionesonline) April 10, 2022
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