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Homenajes a 40 años de la guerra de Malvinas | Conocé la historia de Juan Solonyezny un excombatiente misionero

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Como parte del ciclo “Homenajes”, realizado por Misiones Online Tv, Solonyezny accedió a realizar una entrevista y contar su historia en primera persona acerca de cómo fueron los días en las Islas Malvinas durante la guerra.

“Yo era electricista y tenía a mi cargo la purificación y bombeo de agua para todo el regimiento. Cuando estaba por salir de baja me fueron a buscar, no me dijeron nada, simplemente me llevaron al regimiento, me equiparon y a partir de ahí me dijeron ‘mañana salimos de viaje’. Esa era toda la información que teníamos”.

Solonyezny comenta que, en aquel momento, circulaba el comentario de que se habían tomado las Malvinas. “Esa información era muy escueta o casi nula porque por ahí la tele mostraba algo pero había muy pocas”.

“Me tocó estar en la parte de enfermería cuando llegamos a Río Gallegos. A la madrugada del 4 de abril nos subieron a un avión, sin asientos, todos en el piso y amanecimos en las Islas Malvinas”, relata.

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Así llegaban los soldados argentinos a Malvinas

“Tuvimos unas primeras semanas tranquilas hasta que el primero de mayo empezó el cañoneo fuerte. Con los ingleses ya desembarcados, nos fueron rodeando hasta tenerlos bien de frente, lo que provocó nuestro repliegue hasta el Monte Harrier”.

Solonyezny explica que mantuvieron esa posición hasta el día 12 de abril, día en el que fue el ataque final al cerro.

“La principal diferencia era que nuestro ejército estaba preparado para atacar, no para defender. Cuando atacaban los ingleses, lo hacían con muchos hombres, provocando en algunos casos un combate de 7 a 1”, señala.

“Estratégicamente, atacaban de tal forma para que el combate durara poco tiempo. Tal vez se replegaban, pero cuando volvían a atacar, lo hacían más fuerte, con más soldados y mejor armamento”, describe Solonyezny.

 

La vida en la isla

“Un día se vive segundo a segundo. Yo comparo mi experiencia en Malvinas con un accidente de automóvil: cuando tiene un accidente, parece que todo pasa más lento cuando en realidad fueron segundos. En cuanto a aspectos mentales, a mí la guerra me resumió en 3 meses, 10 años. Cada minuto, cada día, cada noche es distinta”, describe.

“Tenés distintas situaciones, tenés heridos, gente que pensás que se va a morir en una hora y quizás pasa toda la noche y se salva. Son situaciones límites”.

En cuanto a las condiciones de vida, el ex combatiente de 60 años remarca que eran mínimas. “Yo en los 74 días que estuve no me pude bañar, por ejemplo. Teníamos muchos soldados afectados por el ‘pie de trinchera’, que es una condición que se da por el frio en la zona de las piernas, lo que hace que no circule la sangre y se gangrene. Es un dolor insoportable”.

“Había comida fría, obviamente, y algunos cigarrillos. Algunos comían mejor, otros comían peor, pero en una guerra la comida no es lo importante: se come para vivir, no se vive para comer. No era una prioridad”, explica.

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Solonyezny explica lo duro que fueron los días en Malvinas

Sin embargo, Solonyezny resalta que en el momento en el que cayó prisionero, si pasó hambre. “Nos daban una latita de 350ml con un cuarto de sopa y dos galletitas de agua, una ración por la mañana y otra por la tarde y nos mantenían en los corrales de ovejas”.

“El ser humano cuando tiene la convicción de vivir, soporta cualquier cosa. Es ilimitada la capacidad de sobrevivir del ser humano, aunque también es cierto que cuando éste se entrega, muere muy fácil”, reflexiona.

“El miedo es natural como todo. No sentir miedo significa perder las esperanzas, perder la fe. Uno puede tener fe pero ver el constante cañoneo, los heridos y demás, estas lejos de tu familia y no sabes que pasa fuera del combate, te afecta”.

 

Una guerra desapasionada

“Nosotros combatimos con un país que si bien está acostumbrado a la usurpación, colonización y demás, son caballeros de la guerra. Los ingleses conocen de la guerra, no es lo mismo que combatir con otro adversario. Son señores combativos”, afirma Solonyezny.

“Ellos entendieron que lo que se hace en una guerra es dejar sin posibilidad de combate al enemigo, no hay un odio entre uno y otro. Simplemente matás o te matan, es un tema de supervivencia”.

 

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Solonyezny explica que, una vez que el enemigo quedó fuera de combate, pasa a ser un objeto más, un tema más. “Ya no tiene un riesgo o peligro, y fue lo que ellos entendieron muy bien”.

“Un ejemplo de guerra pasional es la actual entre Rusia y Ucrania. La diferencia con nosotros es que defendíamos un territorio pero no sabíamos contra quien combatíamos, no le veíamos la cara. Ese soldado venía a recuperar un territorio usurpado porque esa era la información que poseían”, comenta.

“Terminado ese momento, llevarlo a un tema personal, no es conducente”.

 

Desmalvinización: Los chicos de la guerra

Con respecto a este calificativo de “chicos de la guerra”, Solonyezny cree que surge producto de una “ignorancia de estado de aquel momento”.

“Esto no lo digo yo, lo dicen los ingleses. Ellos dicen que combatieron con gente que tenía convicción de lo que hacían. Evidentemente eso no alcanzó”, comenta.

“También es cierto que los soldados ingleses se suicidaron tanto como los argentinos, y eso habla de que la guerra no le fue gratis a ninguno de los dos países. No fue un paseo, la pasaron mal”.

“Es un terreno muy hostil, una zona compleja para combatir. Yo creo que hablar de ‘chicos de la guerra’, responde a una ignorancia funcional de la gente que no estuvo allí, y repite frases que fueron tomando más repercusión con el paso del tiempo”, explica.

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Solonyezny sostiene que la desmalvinización fue instalada por la Junta Militar

En cuanto a la demalvinización, el ex combatiente sostiene que es algo que comenzó en el momento en el que regresaron de las islas.

“Teníamos prohibido hablar de Malvinas, teníamos un montón de cargas y ni siquiera el Estado sabía qué hacer con los combatientes que volvían”, relata.

“Hoy, si un país está en guerra y vuelven sus soldados, el Estado pone un equipo de psicólogos y psiquiatras para contenerlos. Nosotros tuvimos muchos soldados que no se pudieron reinsertar social y laboralmente, quedando completamente desamparados y generando un cúmulo de desaciertos producto de esa carga”.

De igual manera, Solonyezny remarca que “estos desaciertos que tuvieron, no son algo que se pueda remediar hoy porque lo hecho, hecho está”.

“Hay una realidad, y de esta realidad debemos entender que es lo que vamos a hacer. Pasaron 40 años y quiero dejar un legado a la sociedad como experiencia y como idea”.

“Hay que recuperar las Malvinas a través de acciones diplomáticas pero para eso debemos mejorar culturalmente. Tenemos que ser mejor país, mejores estudiosos, mejores economistas. Si los isleños quisieran ser argentinos, esto se resuelve en 3 meses, el problema es que no estamos preparados”, finalizó.

 

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