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Una denuncia por abuso sexual desencadenó una catarata de acusaciones cruzadas entre vecinos del barrio Gottschalk de Garupá

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vecinos del barrio Gottschalk de Garupá

A raíz de un salvaje ataque a una adolescente de 16 años, quien estuvo al borde de la agonía, un aberrante hecho salió a la luz, cuya victima también es una menor de edad. Ambos hechos están vinculados.

Magdalena Barrios es madre de una adolescente de 16 años y además, progenitora de los dos hombres acusados de haber golpeado salvajemente a una jovencita el pasado domingo en horas de la madrugada a la salida de una fiesta clandestina en el mencionado barrio de Garupá.

Contó a Misiones Online que “En junio de 2019 veo mi teléfono y encuentro mensajes de Marcos F. hacia mi hija y le muestro a mi hijo que era amigo de ese muchacho. Mi hija iba a la casa de ellos a tomar tereré pero nos peleamos todos por este tema. Nosotros le denunciamos y ellos a nosotros. Todo fue porque él le acosaba a mi hija”.

Prosiguió relatando que el 9 de enero de 2020, su hija menor de edad, junto con su hermano, cuñada y amigas, fueron a pasar el día en cercanías al Río Paraná. “Como le faltaba hielo y cosas para el tereré, mi hijo vuelve con la novia y ella queda con las amigas”.

“Se va al baño en una capuerita y Marcos F. apareció, le arrastró a un descampado y la violó. La dejó tirada y le amenazó que le iba a matar a toda su familia”.

La niña en ese entonces tenía 14 años, mientras que el acusado era 10 años mayor. “Ese día llego a casa y quemó su ropa. Desde ahí lloraba todo el día, le agarraba crisis, dolores, pero nunca contaba nada de lo que pasó”.

Meses pasaron de aquel hecho, la niña buscó continuar con su vida pero eso le fue imposible. “Ella a veces iba al colegio y a veces no. Le contó a la psicóloga del colegio lo que le había ocurrido y ella me aviso a mí. De ahí fuimos directamente a realizar la denuncia”.

“Cuando esa familia se enteró vinieron a atacarnos todos. No sé bien los apellidos porque tienen dos, ya que son paraguayos”.

Desde aquel momento, el barrio Gottschalk se dividió por completo y las reciprocas denuncias entre ambas familias se hicieron constantes. “Desde ese día vivimos un infierno, los fines de semana tengo que conseguir unos amigos para que mi hija vaya”, porque desde la familia denunciada “empiezan a tomar, pasan por casa y le gritan cosas a mi hija. Yo tengo que cuidar que mi hija no se haga daño”.

Recientemente, en la madrugada del pasado domingo, la hija menor de la familia denunciada fue agredida a la salida de una fiesta clandestina en el barrio y la denuncia recayó sobre Pablo y Germán Zanazo, hijos de Magdalena Barrios. Mis hijos estaban en ese lugar, pero no tuvieron nada que ver. Fue una morocha la que le agredió a la nena, hay más de 40 testigos que vieron que mis hijos no hicieron nada. En un video muestra que mi hijo se está cubriendo de los golpes que le está dando la hermana más grande de esta chica”.

Como lo había publicado este medio, la menor fue salvajemente golpeada y en su denuncia apuntó contra los hermanos Zanazo. “Yo siento mucho lo que le pasó a esa chica, pero más siento que a esa edad le hagan decir mentiras porque ella sabe bien quien fue la agresora”.

“Yo voy al Juzgado y a Fiscalía para pedir Justicia por lo que le pasó a mi hija, nosotros vivimos un infierno pero yo no tengo donde irme, mi casa es lo único que tengo. Tenemos una vivienda en el interior pero no tiene luz, ni agua y además el techo es de plástico”.

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“Yo confío en la justicia, se que tarda pero llega. Le pido a la gente que estaba en la fiesta del sábado que digan la verdad, que mis hijos no tuvieron nada que ver con la golpiza a esa adolescente. Mi hija el domingo estuvo al borde de hacerse daño porque se siente culpable porque cree que todo el conflicto es porque ella contó que el tipo la violó, ella piensa que tenía que callarse, pero no es así, ella tiene derechos”.

Entre lágrimas, la mujer expresa el calvario que vive desde que su hija fue abusada sexualmente por el hombre con domicilio a escasas cuadras de su vivienda. “Mi hija no sale, no va al almacén porque las nenas de esta familia le agreden y le gritan cosas. Un día ella venia de San Onofre, se cruzó con estas chicas en transferencia y le rompieron toda la mochila”.

Por otro lado, desde la familia de Marcos F. habrían denunciado que los hermanos Zanazo se pasean por el barrio amenazando con armas de fuego. “Yo no he visto que mis hijos tengan arma de fuego pero sí que la señora María F. vino un día frente de casa con una 22 y empezó a tirar tiros, hay vecinos que vieron eso”.

La mujer manifestó que no pone las manos en el fuego por sus hijos, debido a que uno de ellos tiene antecedentes por narcomenudeo y cumplió condena en la Penitenciaria de Candelaria. “No pongo las manos en el fuego por mis hijos porque ellos no son santos, pero me dijeron que ellos no tuvieron nada que ver ese día”.

 

“Yo no le veo fin a este conflicto”

Con esa frase la mujer dejó en claro que el enfrentamiento entre familias está lejos de acabar, principalmente por la denuncia de abuso sexual que aún no tiene detenidos.

“La vida de mi hija esta arruinada, todos los días empeora y estos conflictos no ayudan. Todavía no la llamaron a Cámara Gesell pero más de 20 personas le tomaron declaración. Ella es la delincuente porque es ella quien no puede salir de su casa, vive encerrada, es una chica de 16 años que no tiene vida. Ella va a kung fu y eso le ayudo a sacarse los pensamientos de hacerse daño pero tiene que estar custodiada constantemente”.

“La denuncia que la familia de esta nena le hizo a mis hijos porque supuestamente le golpearon no es real, si fuera cierto yo misma voy y le entrego a la policía mis hijos. Nos perjudicó, yo posiblemente pierda mi trabajo por esto”.

 

Víctimas de violencia de género

Magdalena Barrios es trabajadora estatal y lidera un taller dedicado a cuidar y ayudar a mujeres que fueron víctimas de violencia de género. “Tengo 32 mujeres a mi cuidado. Qué ejemplo podría dar yo si mis hijos supuestamente le golpearon salvajemente a una nena”.

“Yo no le voy a defender a mis hijos, no les creo a ellos pero si a las personas que estuvieron ahí presentes y me dijeron que no tuvieron nada que ver. Yo tengo una hija de la misma edad y no le perdonaría a mis hijos si hubieran hecho eso”.

“Esto es un tire y afloje que no tiene fin”, cerró.

vecinos del barrio Gottschalk de Garupá

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