Las nochebuena tuvo su banda sonora: el sonido de las cigarras. Ocultos en las ramas altas de los árboles, estos grandes insectos aprovecharon la tarde para hacer sonar machaconamente la verdadera canción del verano en Misiones
Durante toda la tarde, estos grandes insectos invadieron cada rincón de la provincia con su «música» dandole un toque especial a la previa de la Navidad.
Características de las chicharras
A pesar de que algunos ejemplares pueden llegar a superar los seis centímetros de longitud (las moscas más comunes apenas alcanzan medio centímetro), es díficil ver a las chicharras.
En primer lugar porque al percatarse de las personas dejan automáticamente de cantar; y en segundo porque gracias a sus tonos de camuflaje, prácticamente idénticos a los de las ramas y el tronco del árbol, al enmudecer se hacen invisibles.
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Pero además de su gigantesco tamaño y su mimética librea, la cigarra común (cuyo nombre científico es Cicada orni) es famosa por su sonido, que no canto. Porque las cigarras, como los grillos, no cantan: estridulan, y al igual que sus parientes de la noche, solo lo hacen los machos. Pero no lo hacen con la boca sino gracias a unos sacos de aire situados en el abdomen que inflan y desinflan a través de unas membranas al que los entomólogos denominan timbales. Y sí, es cierto: la potencia y la intermitencia de ese característico rechinar, que para algunas personas puede llegar a resultar ciertamente molesto, se acelera con el aumento de las temperaturas.
Por eso nos parece que las cigarras suenan con mayor intensidad durante las olas de calor y en las horas centrales del día. Pero ese chirriar constante, tan monótono y para muchos tan fastidioso, es en realidad un aviso de la naturaleza. Un reclamo como el de los pájaros o las ranas que tiene ligeros matices, que pasan desapercibidos para nosotros, pero que obedecen a los diferentes mensajes que desean expresar.
El sonido emitido por los machos puede ser captado por las hembras a más de un kilómetro de distancia Así, las cigarras macho estridulan de manera diferente en función de si pretenden marcar territorio ante sus competidores, si desean atraer sexualmente a las hembras o si lo hacen en señal de alarma.
Por eso de sonido monocorde nada: es un modo de expresión a golpe de timbal. La potencia del sonido que emiten los machos puede llegar a ser tan alta que, en condiciones favorables, las hembras llegan a oírlo hasta a más de un kilómetro de distancia. Pero no crean que todo el mérito es exclusivamente de ellos.
Para que las hembras puedan escuchar el reclamo de su pretendiente a tan larga distancia, la evolución las ha dotado a ellas de un tímpano mucho más grande y sensible que el de los machos.
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