El Ministerio de Economía volverá mañana al mercado en su primer test financiero del desafiante tercer trimestre. Licitará cinco instrumentos de deuda en pesos en busca de al menos $20.000 millones, un monto que es ampliable en caso de que haya una elevada demanda de los inversores. En una semana con escasos vencimientos y con otras dos licitaciones por delante, el equipo de Martín Guzmán planea comenzar a juntar los fondos necesarios para renovar los $270.000 millones que expiran en las últimas dos semanas de julio. Luego de sobrecumplir su meta en el primer semestre, el Gobierno se prepara para enfrentar un período más exigente para el fisco, en el que intentará evitar que se disparen los pedidos de asistencia monetaria al Banco Central.
Según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), esta semana se deberán cancelar $4.827 millones de intereses del Bonar AA22 y $3.253 millones de capital e intereses del Bocon PR15, cuyas fechas de pago cayeron el sábado y el domingo. También vencen el miércoles $24.274 millones de una Letra intrasector público, aunque este tipo de instrumentos no suele ser considerado por Finanzas a la hora de evaluar el rollover ya que pueden ser refinanciados sin necesidad de salir al mercado.
Además de renovar los pagos semanales, el equipo liderado por Mariano Sardi y Ramiro Tosi -secretario de Finanzas y subsecretario de Financiamiento respectivamente- apunta a captar pesos adicionales para armar un colchón de cara a la exigente segunda quincena de julio. El 22 vencen unos $108.000 millones del Boncer TC21, que sigue siendo el principal escollo del mes pese a que el 64% del vencimiento ya fue despejado en junio a través de un canje por títulos a 2022 y 2023. Es que el grueso del monto canjeado estaba en manos de la Anses y el remanente quedó en poder de tenedores privados. El 30 de julio habrá otro compromiso importante: $161.744 millones entre una Letra a Descuento (Ledes) y una Letra a Tasa Variable (Lepase), según la OPC.
En concreto, Finanzas reabrirá mañana la emisión de una Ledes y una Lepase al 29 de octubre, una Ledes y una Lecer (atada a la inflación) al 31 de diciembre y una Lecer al 30 de junio de 2022. Como ya es costumbre, ninguno de los instrumentos reabiertos tendrá precio mínimo. Es decir que Economía no fijó una tasa de interés máxima a priori sino que los inversores podrán ofertar el rendimiento que deseen y los funcionarios establecerán la tasa de corte en la propia licitación. A modo de referencia, el lunes pasado convalidó, respectivamente, para estas mismas letras: 39,39%, 39,51%, 40,77%, 1,61% más CER y 2,35% real.
#Ecolatina proyecta que el salario real de los trabajadores registrados crezca un 3,5% en la segunda mitad del año https://t.co/MtT6qTs8V8
— misionesonline.net (@misionesonline) July 5, 2021
A diferencia de la última colocación, la Ledes y la Lecer a diciembre ya no cuajan en el plazo mínimo de 180 días que estipula la nueva normativa de encajes del BCRA que permite a los bancos migrar tenencias de Leliq a títulos públicos. Esta vez el único instrumento disponible para suscribir con encajes será la Lecer a junio. Este mecanismo -vigente desde el mes pasado- fue clave a la hora de apuntalar las colocaciones de Finanzas y permitir redondear un porcentaje rollover del 165% de los vencimientos de junio, lo que equivalió a un endeudamiento neto de casi $158.000 millones. En la licitación de Leliq que realizó el Central el jueves pasado no se renovaron $68.470 millones, que eventualmente podrían ir a demandar la letra del Tesoro indexada a un año.
Juan Ignacio Paolicchi, economista de Empiria, remarcó que si bien es una colocación “holgada en materia de necesidad de financiamiento” el foco está puesto en el cierre del mes. “Habrá que mirar qué señal de tasa quieren dar y si apuntan a buscar un fondeo tan significativo como el de la semana pasada, cuando colocó $170.000 millones. Yo creo que el Gobierno debería maximizar la colocación para manejar de manera más adecuada el perfil de vencimientos a fin de mes”, sostuvo.
La de mañana será la primera prueba de un trimestre exigente. A los cerca de $280.000 millones que vencen en julio, se sumarán unos $510.000 millones en agosto (más de dos tercios concentrados en el bono TX21, para el cual se espera la realización de un canje en las próximas semanas con el objetivo de descomprimirlo por anticipado) y cerca de $380.000 millones en septiembre. Una montaña de pagos de deuda que coincidirá con el típico recalentamiento preelectoral.
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