A un año de la llegada del coronavirus a la región y pesar del inicio de la vacunación, la pandemia sigue haciendo estragos en los países de la región. No solo aumentan los contagios, también los conflictos generados por el rechazo social a la larguísima cuarentena o por la ineficacia de los sistemas de salud para contener la situación epidemiológica.
En buena parte de Brasil, Chile y Paraguay el cuadro es de colapso sanitario, mientras que en Formosa la reacción de la población ante un endurecimiento de la cuarentena provocó un estallido social. En ese contexto, la normalidad es una excepción, un artículo muy escaso y de altísimo valor. Misiones supo trazar su camino para recuperar esa normalidad que se traduce en paz social, actividad económica y en la tranquilidad que brinda un sistema de salud con plena capacidad de respuesta.
Para tener un panorama de lo que ocurre cuando esa normalidad se pierde no hay que ir muy lejos. A un rio de distancia está Paraguay que atraviesa un colapso sanitario sin precedentes que devino en conflicto social con represión policial y una crisis política que se llevó puestos a tres ministros y amenaza la continuidad de Mario Abdo Benítez en la presidencia.
La Dirección de Vigilancia Epidemiológica del vecino país declaró hoy el Alerta Roja que es el corolario de una semana en que el presidente enfrentó una profunda crisis sanitaria por falta de insumos que derivó primero en la renuncia de su ministro de Salud y el viernes en una manifestación popular pidiendo su renuncia y al Congreso el juicio político del presidente. Manifestación, la del viernes, que fue reprimida violentamente por la policía paraguaya, aunque redundó en nuevos cambios en el gabinete.
Muy cerca de Asunción, pero del lado Argentino, otro que debió enfrentar una crisis por causa del coronavirus es el gobernador formoseño Gildo Insfrán, quien colmó la paciencia de su población al decretar la vuelta a fase 1 de la cuarentena al detectar un incremento en los casos.
Con poco más de 1.500 contagios detectados, Formosa es la provincia con menor número de casos del país, pero su sistema sanitario no estaría en condiciones de soportar una escalada de contagios sin colapsar, lo que lleva a las autoridades a extremar las medidas de restricción con nefastas consecuencias para la economía, la educación y la vida social.
El endurecimiento de la cuarentena levantó a una turba que, al grito de “queremos trabajar”, salió a las calles en clara rebeldía. La respuesta del Gobierno de Insfrán fue la represión con palos, gases y balas de goma, con un saldo de varios heridos y detenidos.
En los estados vecinos de Brasil la situación epidemiológica no dista mucho de la que atraviesa Paraguay. Los hospitales de Santa Catarina y Paraná ya vienen funcionando al borde de su capacidad desde hace meses, status al que luego también llegó el rico Rio Grande do Sul. “Tenemos más gente necesitando atención que capacidad instalada. Los médicos eligen a quién atender por la gravedad”, dijo hace unos días el director del Departamento de Regulación Médica de ese estado, Eduardo Elsade, al canal local RBS TV.
Chile logró convertirse en el país que más rápidamente avanzó con la vacunación en todo el mundo, sin embargo eso no le alcanzó para evitar un nuevo rebrote que por estos días puso a los sistemas sanitarios de varias ciudades como Valparaíso al límite de su capacidad.
Normalidad a la misionera
Con solo 51 personas internadas actualmente por Covid-19, Misiones está a años luz del colapso sanitario que sufren los países vecinos, pero además también está muy lejos de las restricciones impuestas manu militari en Formosa. Con una economía funcionando a pleno –con algunos sectores en mejores condiciones que la prepandemia y otros todavía en recuperación- la vida social en estándares muy parecidos a los anteriores a la irrupción del Covid y ahora con la vuelta a las aulas, Misiones es un ejemplo de nueva normalidad.
Por paradójico que suene, un factor importante para que Misiones llegara antes que muchas otras provincias a una situación de nueva normalidad fue la rápida reacción que tuvo el Gobierno provincial para decretar una estricta cuarentena, incluso antes que Nación, cuando el virus ni siquiera había llegado a la tierra colorada.
Eso, sumado a cuantiosas inversiones, le permitió al Gobierno reforzar su sistema de salud, adaptarlo a los requerimientos extraordinarios que imponía la nueva enfermedad.
Gracias a ese poder de anticipación, Misiones pudo salir temprano de esa primera etapa y en mayo ya se estaban habilitando distintas actividades de la economía.
Con este manejo de ir siguiendo la evolución de las medidas aplicadas y las excepciones puntuales que se fueron desarrollando, el Ejecutivo provincial pudo avanzar en los dos sentidos, el cuidado de la salud de sus pobladores y el desarrollo de su economía, primero con la habilitación de actividades del agro como la cosecha de yerba mate y té, siempre con sus respectivos protocolos.
A esta apertura se le fueron sumando otras actividades, comerciales e industriales que poco a poco permitieron que sea Misiones una de las provincias con la mayor cantidad de actividades autorizadas y un manejo de la pandemia considerado aceptable, si se puede utilizar esta palabra cuando hablamos de contagios y fallecimientos, pero es la triste realidad del covid y su comparación con otros países y provincias argentinas que están al borde del colapso se hace inevitable.
En este contexto cuando cuándo llegaron las vacunas, Misiones avanzó con la vacunación de su población de trabajadores esenciales, como los trabajadores de la Salud y fuerzas de Seguridad, para continuar con docentes y personas mayores de 50 años en forma ordenada y eficaz, lo que permitió que este martes 9 de marzo diera comienzo el ciclo lectivo 2021 en forma normal de acuerdo a lo previsto.
Las comparaciones suelen ser odiosas, pero también reveladoras. El contraste de la situación de Misiones con la del resto de la región no hace más que confirmar lo acertado del manejo de una gestión provincial que, sin necesidad de acudir a medidas extremas, sin el sistema de fases de cuarentena con su vaivén de idas y vueltas, lleva adelante sin inconvenientes su sistema de salud, la apertura paulatina de su economía, avanza con su plan de vacunación ordenado y sin desbordes, logrando con ello, además, concretar el inicio de las clases presenciales en la fecha prevista.
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