Como seguramente esto no será leído por niños pequeños, podemos hablar francamente de la no existencia de Papá Noel o sus alias: Colacho, San Nicolás, Santa Claus, el Viejito Pascuero y otros nombres más extraños para los hispanohablantes, como Ded Moroz, Joulupukki, Jultomten, Babbo Natale, Weihnachtsmann o Nikolaus, entre otros.
Sin embargo, su no existencia también es algo discutible porque, si pensamos un poco, todo el mundo lo conoce, lo espera y lo festeja, así que, para no existir, realmente tiene mucha presencia.
Un poco en broma un poco en serio, en realidad, este mito o leyenda tiene mucho que enseñar a los emprendedores, así que comencemos el repaso.
Su presencia de marca es indiscutible.
Basta ver algo rojo y blanco para que nos remita a su figura, y la sola pronunciación de su nombre nos hace pensar en su servicio, que es dar regalos.
Su servicio se cumple siempre en tiempo y forma, a pesar de las quejas de algunos niños de no haber recibido lo que pidieron.
Esto siempre es debido al cambio del pedido hecho por sus padres, así que no podemos achacárselo a él, pero él se hace absolutamente responsable ante sus pequeños clientes.
Su trabajo en equipo es envidiable, sus gnomos o duendes, sus renos, la señora Claus y todos los padres del mundo que respetan la tradición, trabajan en concordancia, sin peleas ni retrasos.
Su plan de continuidad de negocios es perfecto.
No hay eventos climáticos, chimeneas chicas, rejas de balcón o cerraduras que le impida efectuar sus entregas.
Su servicio no daña el ambiente en absoluto y está totalmente alineado con la RSE (Responsabilidad Social Empresaria).
Sus renos no consumen nada ni ensucian, y si alguno de ustedes me plantea el hecho de que las envolturas si lo hacen, les digo que no se puede culpar al correo de asesinato porque alguien haya comprado una maza con envío al domicilio y mate a alguien con ella.
Su ejecución es perfecta y su logística aún más, entrega en todos los usos horarios en el tiempo estipulado, y en el mismo uso horario con distancias mayores de 10000 kms. entre puntos, sin demoras.
Sus clientes lo adoran, e inundan sus casas con imágenes de él, de la misma manera que comercios y edificios públicos.
Las empresas lo usan en sus campañas de marketing, con lo que su imagen de marca se hace todavía más poderosa.
Sus costos están totalmente tercerizados por lo que sus finanzas son perfectas.
Su servicio de toma de pedidos es impecable, multicanal, multimedio y totalmente distribuido con registro centralizado.
Su permanencia en el tiempo es envidiable, eso a pesar de no haber innovado su servicio, cosa rara en estos tiempos de cambio constante, por lo que debe haber estado muy bien pensado desde el inicio en 1624.
Su lema (“Ho-ho-ho”), simple, claro, recordable, y que siempre nos remite a su imagen, es otro ejemplo de un buen armado de plan de comunicación y marketing.
Para que no sean todas rosas, vamos a decir que su médico diría que está un poco pasado de peso para su edad, pero hasta eso es parte de su imagen corporativa y sus clientes la aman, y no creo que nadie dude de su salud.
Por lo tanto, señores emprendedores, ¡hay mucho de esto para imitar! Presencia de marca, servicio, calidad, logística, marketing, etcétera.
En fin, mucho para aprender, así que, voy a buscar mi traje rojo, mis botas, mi bolsa de regalos, y a seguir tratando de copiar sus buenas prácticas, aunque siempre tengo el problema de no encontrar renos por ninguna parte…
Por Daniel Sachi, director General de ROI Agile International
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