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Análisis semanal: Veto al federalismo

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Análisis semanal

El veto presidencial al sueño misionero de tener un régimen impositivo diferenciado que se ajuste a la realidad de la provincia generó una unánime y profunda desazón en la tierra colorada. Empresarios, economistas, dirigentes políticos y de otros ámbitos y ciudadanos de todas las clases sociales manifestaron su rechazo a la decisión de Alberto Fernández por las vías que tuvieron a mano.

 

Sin embargo, el avance alcanzado en las gestiones impulsadas por el Gobierno provincial y respaldadas por toda la sociedad, permitieron poner en agenda nacional un histórico reclamo misionero y expresarlo a través de un proyecto concreto que por primera vez consiguió un consenso unánime fronteras adentro, algo que no ocurrió en procesos políticos anteriores.

 

No solo sorprendió la marcha atrás presidencial sobre un compromiso asumido con la provincia y rubricado con fuerza de ley, sino también lo endeble de los argumentos esgrimidos y la utilización del recurso del veto sin que mediara una instancia previa de negociación, aun cuando la ley que autorizaba al Ejecutivo a crear áreas aduaneras especiales no establecía ningún plazo para su ejecución.

 

La tajante decisión de Alberto se leyó en Misiones, no solo en ámbito de la política sino en toda la sociedad, como uno de esos momentos en los que un presidente se encarga de desmentir con hechos lo afirmado antes con palabras. El veto de Fernández es, a sus promesas de federalismo, lo que fue la pesificación forzada de Duhalde a aquello de que “el que depositó dólares recibirá dólares” o básicamente todo el gobierno de Menem a sus vaticinios de campaña de revolución productiva y salariazo.

 

El desaire presidencial, no solamente al Gobierno sino a todos los misioneros, y el silencio sepulcral que los representantes del Frente de Todos en Misiones debieron hacer frente a una decisión presidencial que representa un perjuicio para la provincia, permitió poner en valor la opción adoptada el año pasado por el Frente Renovador de no adherir al frente que lidera políticamete Cristina Kirchner.

 

El margen de autonomía que se reservó el Gobierno de Misiones con la boleta corta es el factor fundamental que le permitirá seguir insistiendo para hacer realidad un viejo anhelo y dar respuesta a un justo reclamo misionero, a pesar de la resistencia de los armados políticos de alcance nacional en los que impera el centralismo.

 

Ni siquiera el tigrense Sergio Massa, que en su última visita a tierra colorada se había comprometido a dar respuesta a los reclamos de Misiones, planteó alguna disidencia o al menos brindó alguna explicación por el veto.

 

Como si la negativa a las áreas aduaneras no hubiera dejado suficiente evidencia de lo endeble de la supuesta concepción federalista del Frente de Todos, el acto montado el viernes para escenificar “la unidad” de ese espacio volvió a mostrar al país dónde se localiza el ombligo del mundo para esa fuerza.

 

La promesa de campaña de “gobernar junto a los gobernadores” quedó bastante magullada frente a la imagen del presidente compartiendo escenario con los verdaderos factores de poder dentro del Frente de Todos: su vice Cristina Kirchner; el gobernador bonaerense Axel Kicillof y su vice Verónica Magario; el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa y el jefe de la bancada oficialista, Máximo Kirchner, todos representantes de una sola provincia: Buenos Aires.

 

“No bajar los brazos”

 

El lunes al mediodía, mientras la mitad del mundo miraba al cielo para ver al sol apagarse en pleno día y los misioneros miraban al piso buscando explicaciones al sorpresivo desaire de Alberto Fernández, el gobernador Oscar Herrera Ahuad salió a poner en palabras la postura de la Provincia ante el sorpresivo acto de gobierno del presidente.

 

Sin ocultar su disgusto por el veto, pero con absoluta calma y tranquilidad, el mandatario misionero lamentó que una decisión del Ejecutivo nacional haya postergado las expectativas de generar un cambio que pusiera a Misiones en un pie de igualdad frente a las demás provincias y a los estados de países vecinos, pero valoró como un logro histórico que toda la sociedad misionera se haya unido detrás de un reclamo planteado con respeto y con argumentos sólidos y que luego ese reclamo haya sido reconocido por todo el país mediante la sanción de una ley que sancionada por el Congreso.

 

Valoró que el debate que se dio en ambas cámaras legislativas nacionales sirvió para poner el reclamo misionero en la agenda política nacional y consideró que el conceso logrado dentro de la provincia al planteo enarbolado por el Gobierno provincial garantiza la continuidad del reclamo.

 

Fue enfático al dejar en claro que el revés para los intereses misioneros que significó el veto presidencial no hará que el Gobierno provincial baje los brazos en su reclamo por un tratamiento impositivo que permita a Misiones competir en igualdad de condiciones. “Vamos a hacer un esfuerzo aún mayor por obtener lo que estamos convencidos que es necesario y justo. Como gobernador no voy a renunciar en ningún momento a reclamar por la igualdad de oportunidades para Misiones, vamos a hacerlo con respeto institucional, con el diálogo trabajo mancomunado entre todos”, dijo.

 

Aunque remarcó en varias oportunidades su disconformidad con la decisión de Alberto, aclaró que el episodio “no modifica en lo más mínimo” la relación con el Gobierno nacional. “Respetamos la decisión tomada y entendemos que los intereses deben discutirse en una mesa política en la que se definan estas cuestiones. Cada uno defiende los intereses que tiene. Lo más importante es seguir construyendo, siempre con respeto por las instituciones”, señaló.

 

En un diálogo informal que siguió a la conferencia de prensa, el gobernador confió a Misiones Online que la Provincia no aceptará ningún beneficio o favor político que pudiera proponer la Nación a cambio de ceder en el reclamo por un esquema impositivo diferenciado. El rumbo está claro y no hay moneda de cambio que modifique eso.

 

Todas las voces, todas

 

Con la misma unanimidad con que la sociedad misionera respaldó  el proyecto que impulsa el Gobierno provincial para que Misiones sea área especial aduanera, llovieron las críticas para el veto presidencial.

 

Alejandro Haene, recientemente reelecto al frente de la Confederación Económica de Misiones (CEM) entidad que nuclea a prácticamente todas las cámaras empresariales de la provincia dejó en claro que se sintió no solo decepcionado sino también engañado por el presidente.

 

Gerardo Grippo, integrante del Movimiento Industrial de Misiones (MIM), lamentó que “desde los tiempo de la colonia, los intereses del país central anteponen o subordinan al resto del país. Argumentan la baja en la recaudación, mientras que provincias como la nuestra subsidian. En este caso, en las zonas de economías especiales el tema son las enormes asimetrías”, indicó.

 

El economista Gerardo Alonso Schwarz, investigador jefe del instituto Ieral NEA, cuestionó la debilidad de los argumentos expresados por el presidente para fundamentar el veto. Al especialista le llamó la atención que se invocara como principal argumento la caída que sufriría la recaudación nacional en tanto los impuestos aduaneros que se cobran en Misiones representan solo el 0,4% del total nacional.

 

Por parte de la Cámara de Estaciones de Servicio y Afines del Noreste (Cesane), Faruk Jalaf se declaró “totalmente decepcionado” con el veto. “Seguimos manteniendo un pseudofederalismo”, consideró.

 

Guillermo Fachinello, presidente de la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y Norte de Corrientes (Apicofom), destacó que la posibilidad de que Misiones tuviera un régimen impositivo diferenciado generó un enorme interés por invertir en la tierra colorada y lamentó que por causa del veto, ese interés, al menos en el corto plazo, quedará en la nada.

 

El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas, Sergio Bresiski, el veto demuestra la falta de comprensión de lo que ocurre en la periferia que tiene el poder político central. Su antecesor, Carlos Beigbeder, apeló a un misionerismo para expresar el ánimo del sector: “todos estamos pichados con lo que hizo el presidente”, afirmó.

 

La vacuna que no llega

 

El coronavirus vuelve a golpear al mundo con más fuerza que antes. En Europa la segunda ola de contagios no se detiene y obligó a la mayoría de los países a establecer severas restricciones para las celebraciones navideñas.

 

En Argentina, a pesar del “enfoque sanitarista” que adoptó el Gobierno nacional, la cantidad de muertos por millón de habitantes ya supera a las de Brasil y Estados Unidos, dos países que fueron elegidos desde la comunicación del Gobierno nacional como los ejemplos de “todo lo que está mal” en materia de gestión de la pandemia.

 

Con la estadística de contagios y decesos en franca desmejora y con la reactivación económica bastante demorada, el Gobierno nacional pone todas las fichas a un operativo de vacunación exitoso que permita ir dejando atrás la pesadilla que representó el coronavirus para un país que ya atravesaba una grave crisis mucho antes de que en China se detectara el primer caso de la nueva enfermedad.

 

El problema para Alberto, es que con la vacuna también prometió más de lo que está en condiciones de cumplir.

 

Caído el acuerdo con Pfizer, por motivos no muy aclarados, el presidente perdió la chance de abrochar un éxito a su gestión y los argentinos se quedaron sin la posibilidad de acceder a la primera vacuna utilizada en mundo.

 

La única alternativa posible en el corto plazo era la vacuna rusa y en el ella se centraron todas las expectativas de comenzar la vacunación este año, pese a que ese medicamento todavía no cuenta con la aprobación de la Amnat.

 

El presidente se mantenía firme en su promesa de avanzar cuanto antes en la inmunización, pero dos declaraciones públicas vinieron a complicarle el panorama: su propio ministro de Salud, Ginés González García desestimó la posibilidad de que la Sputnik V llegara a Argentina antes de fin de año por “problemas con los aviones” y luego el presidente ruso Vladimir Putin advertía no se vacunaría todavía porque el medicamento desarrollado en su país no era recomendable para mayores de 60 años.

 

Los dichos de Putin luego confirmados por laboratorios cayeron como una bomba, porque el operativo diseñado en Argentina prioriza la vacunación de los grupos de riesgo y el más numeroso de ellos es justamente el que conforman los adultos mayores.

 

A pesar de los contratiempos, el subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud, Alejandro Costa, estimó que la próxima semana llegaría el primer embarque de la vacuna Sputnik V y precisó 5 días después se podría iniciar el operativo de vacunación.

 

Mientras tanto, la Anmat está recibiendo documentación con la idea de que una vez llegada la vacuna, esté todo aprobado desde el punto de vista administrativo para iniciar la logística de vacunación.

 

Resta esperar si las pruebas de aplicación de la vacuna a mayores de 60 años que está realizando Rusia arroja resultados positivos, de lo que dependerá la integración de ese grupo etario al operativo de vacunación en Argentina.

 

En Misiones la vacunación también se espera con ansias. Si bien la provincia preserva un status privilegiado por la baja cantidad de casos y su sistema de salud funciona con niveles de ocupación de camas muy inferiores al límite, el crecimiento en el número diario de contagios que se viene observando desde la segunda mitad de septiembre plantea una seria preocupación y obliga a extremar los recaudos.

 

Siempre la inflación

 

Según el INDEC, la inflación de noviembre alcanzó el 3,2%, 0,6 puntos porcentuales por debajo del mes previo (3,8%). En los primeros 11 meses del año la inflación acumulada fue de 30,9%, respecto del mismo período de 2019.

 

El dato preocupa porque, si bien no desentona con los últimos 15 años de historia argentina, esta vez la inflación viene con algunos condimentos especiales: está acompañada de un derrumbe de la economía de casi 11% del PBI, cepo cambiario, tarifas congeladas y precios de productos básicos “pisados”.

 

Si a eso se agrega que el país está avanzando en una nueva renegociación de deuda con el FMI y que uno de los requerimientos del organismo internacional es el control del gasto público se termina de conformar un coctel que lleva a prácticamente todos los economistas a presagiar una mayor inflación para 2021.

 

Los analistas entienden que el Gobierno ya no tiene demasiado margen para sostener el congelamiento tarifario y observan que el atraso en las tarifas de gas, electricidad y transporte público es considerable.

 

Una recuperación de la economía seguramente redundará en un incremento de la demanda de bienes y servicios, que si no es acompañado por una ampliación de la oferta, también presionará sobre los precios.

 

Los datos del INDEC revelaron también que en el tercer trimestre del año se produjo una recuperación de la actividad económica, pero que todavía el índice está lejos de los niveles prepandemia.

 

El crecimiento con relación al segundo trimestre, cuando la cuarentena estricta literalmente paralizó la economía, fue de 12,8%, pero la comparación interanual del trecer trimestre muestra una caída de 10,2%.

 

De esta forma, el PIB acumula en lo que va del año una caída de -11,8% interanual.

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