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Reinventarse es posible a toda edad

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Hay un futuro que se puede proyectar y moldear, en cualquier etapa de la vida que estemos transitando. Se puede barajar y dar de nuevo aprovechando este paréntesis que, si bien no deseado, puede ser el inicio de algo mejor.

 

En los tiempos que corren y con las circunstancias excepcionales que nos tocan atravesar se habla de reinventarse, no como opción, sino como necesidad. Si de un día para el otro el mundo cambió, suena coherente que quienes lo habitamos acompañemos ese cambio, pero: ¿es tan simple?, ¿depende exclusivamente de nuestra voluntad?, en definitiva ¿siempre podemos?

Quizás con prejuicio, propio y ajeno, si estamos transitando la madurez y la vejez, una primera mirada determina que es no es tan fácil la adaptación a los cambios y caemos en el pensamiento de que la alternativa más factible sea la quietud, y que esa quietud física determine una más abarcativa, que atraviese también emocionalmente.

Sin embargo, enfocarse en las posibilidades que brinda esta coyuntura no significa negar la realidad, por el contrario, es poder reconocerla en forma total y no sesgada por una mirada negativa. Desde el counseling acompañamos procesos tendientes a desarrollar las potencialidades de las personas y éstas no están determinadas por la edad y más allá de contextos, que indudablemente se tornaron desfavorables, la autonomía y autoconsciencia es la que permite seguir desarrollándonos independientemente de la cantidad de años que tengamos.

 

La especificidad del Counseling es el desarrollo y el bienestar personal, su tarea de ayuda está dirigida a personas que necesitan un espacio de escucha y acompañamiento para comprender mejor sus problemas, tomar decisiones, o realizar cambios en algunos aspectos de sus vidas. El Counseling viene a llenar parte de un vacío socio-cultural, como una oportunidad para el desarrollo de las potencialidades de la persona, para que estos puedan reconocer sus propios recursos internos.

 

Se trata de una profesión que facilita, por medio de un proceso acotado en el tiempo y encuadrado en sus objetivos específicos, áreas y medios de intervención, un proceso de cambio a personas, parejas, familias y grupos. El profesional facilita la resolución de problemas, fomentando el desarrollo, el despliegue del potencial de la persona y el cambio, sin que esto implique una reestructuración de la personalidad.

 

Redescubrir la nueva normalidad

Mucho de lo que hoy limita excede pandemias y cuarentenas, es posible que ya nos acompañara a lo largo de nuestra vida, pero se hace más notable en este momento, que puede ser una oportunidad de repensarnos, sea cual sea nuestra edad.

Este paréntesis obligado en las actividades cotidianas permite tomar distancia para, quizás, descubrir que ya no queremos volver a nuestra antigua normalidad, sino a otra nueva, construida en base a nuestros deseos y motivaciones que con sorpresa podemos redescubrir durante esta etapa.

Es posible que ayude a transitarla la certeza de que proyectar no es un atributo exclusivo de la juventud y que nunca es tarde para escucharse, prestarse atención y actuar en consecuencia. Puede ser un ejercicio estimulante evaluar una por una aquellas actividades que forman parte del día a día y en estos momentos en los que se dificulta realizarlas descubrir que al fin y al cabo no producían bienestar y este modo dejarlas de lado y reemplazarlas por nuevas.

No se trata de negar la edad, sino de aceptarla teniendo en cuenta sus aspectos positivos, que los hay, y muchos. Las obligaciones laborales y de crianza ya no demandan tiempo, no se depende de calendarios escolares para planificar, las actividades ajenas no determinan las propias, aumenta el tiempo libre y con él las posibilidades de hacer aquello largamente relegado, por citar algunas de las ventajas de esta etapa.

Más allá de las circunstancias presentes y de la cantidad de años cumplidos, hay un futuro que se puede proyectar y moldear para que la vejez pueda ser vivida intensamente, se puede barajar y dar de nuevo aprovechando este paréntesis que, si bien no deseado, puede ser el inicio de algo mejor.

 

 

Fuente: Asociación Argentina de Counselors

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