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ONU: «La brecha digital no debe convertirse en un nuevo rostro de desigualdad en América Latina»

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La pandemia del coronavirus expuso la necesidad de contar con una economía digital sólida para no perder el tren de la competitividad ni ampliar las brechas de desigualdad, de género y de baja productividad de la región. Por ello, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó en septiembre un informe sobre perspectivas económicas en el que advierte que la transformación digital puede representar una salida a la crisis económica y social provocada por la pandemia de COVID-19, en una región donde podrían cerrar 2,7 millones de compañías, la mayoría de ellas -2,6 millones- microempresas.

 

Esta cifra supondría la pérdida de 8.5 millones de puestos de trabajo en un mercado laboral que, previo a la crisis de la COVID-19, contaba con un 40% de los trabajadores sin acceso a ninguna clase de protección social y donde el 60% labora de manera informal.

 

“Esta crisis ha evidenciado algo fundamental que resaltamos en el informe y es que la digitalización hoy es un bien básico y necesario pero nuestra región aún tiene 40 millones de hogares sin conectividad a internet que no pueden participar en teletrabajo o teleducación”, alertó la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.

 

 

Tres mensajes esenciales del informe

En primer lugar, Bárcena explicó que una mejor reconstrucción requerirá igualdad, sostenibilidad y repensar el modelo de desarrollo, dirigiendo los esfuerzos a la “infraestructura de la vida” (agua, electricidad, salud y protección social) y la creación de nuevos empleos con base en un nuevo pacto político, fiscal y social orientado hacia sectores que conduzcan a una economía más verde.

 

A continuación, destacó el importante papel de las tecnologías digitales durante la pandemia, y señaló que la infraestructura social y productiva de la región “no está suficientemente madura”, por lo que el rápido cambio tecnológico demanda “un desafío decisivo” ante unas tecnologías que han sido fundamentales en el campo de la salud, el aprendizaje y el comercio electrónico.

 

Recalcó además que estos adelantes han sido fundamentales para los millones de personas que trabajan desde sus hogares.

 

Bárcena prevé que estas tecnologías revolucionarán los sistemas educativos y de teletrabajo, pero que “la brecha de acceso a las tecnologías digitales puede ser un nuevo rostro de la desigualdad”.

 

Aunque más del 67% de la población ya estaba conectada a internet antes de la pandemia advirtió que el 46% de los niños entre 5 y 12 años viven en hogares sin a internet. Unos “32 millones de menores están excluidos de la educación telemática”, recalcó.

 

A este dato añadió el bajo número de teletrabajadores y que las bajas velocidades de conexión también refuerzan la exclusión.

 

Por último, expuso algunas propuestas para universalizar el acceso a las nuevas tecnologías:

-Creación de una canasta básica digital que incluya un teléfono celular, un ordenador portátil y una tableta junto a un plan de acceso a banda ancha de bajo precio. Su costo sería de alrededor del 1% del PIB y tendría que hacerse en conjunto con el sector privado.

-Aplicar medidas de flexibilidad regulatoria para que haya neutralidad en la red incentivando usos de servicios de educación, salud y gobierno mediante la aplicación de tarifas cero.

-Aprovechar la era digital para transformar al Estado y fortalecer alianzas público-privadas y con la sociedad.
Producir planes nacionales con agendas orientadas a cerrar dos brechas: la de género y la territorial entre zonas rurales y urbanas.

-Impulsar un roaming (los recargos que utilizan las operadoras en cada país en las tarifas de las llamadas o mensajes con origen o destino en el extranjero) gratuito de ámbito regional,omo el que ya opera en la Alianza del Pacífico.

 

 

Fuente: Naciones Unidas

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