La pandemia sacudió como nunca antes las estructuras del mundo. Pero en especial, temblaron los cimientos de la sociedad, de la familia y de las personas. En especial de las que sufren conflictos íntimos, fantasías de quitarse la vida, o de causarse lesiones, o de llamar la atención y alarmar a su entorno acerca de la crisis que sufren.
Y a la situación de cada persona, de cualquier edad, se sumaron los factores de soledad, aislamiento, tristeza, depresión. Un combo explosivo. La palabra necesaria para completar este rompecabezas es la prevención,
Las pautas de difusión, la prudencia y el riesgo imitativo -o de contagio-, impiden dar cifras. Incluso, ni la Policía de Misiones, ni el Ministerio de Gobierno de la Provincia. Hay presunciones, datos sueltos. Pero las cifras aparecen tarde, como datos fríos.
Desde la organización solidaria “Defender la Vida” sostienen que “a raíz del confinamiento, producto de la pandemia de Covid-19, podrían incrementarse estos casos, señaló que existen factores impuestos por la cuarentena y situaciones socio-ambientales ‘muy estresantes’ que significan un mayor riesgo en aquellas personas que ya venían transitando este proceso”.
En algunos casos -no en todos- potencian el explosivo ambiente que conduce al suicidio. Y ocurrió: en el norte de Misiones, una ciudad registró al menos 7 personas que se quitaron la vida en los meses iniciales de la pandemia.
“Hubo, al menos, un intento por día”, reveló una fuente oficial que por supuesto pidió anonimato. Otras fuentes se limitaron que existió tal aumento, y que fue “mucho”. Pero no todos los casos marcan una línea de origen, desarrollo y desenlace lineal.
Habrá que esperar que pase la pandemia para obtener una conclusión. Lo admiten hasta los especialistas. Por ejemplo, el año pasado, en una próspera ciudad del sur de Misiones se registraron 12 muertes. No todo es lineal, ni causa, ni efecto. Lo permanente debe ser la prevención. Pero una fuente oficial señaló que “cada día, en Misiones” hay un caso de intento de quitarse la vida o lastimarse. ¿Son 365? Algunas personas lo logran, otras no. Pero siempre llega su mensaje de auxilio o de pedido de ayuda.
De las 7.136 defunciones de 2017 (56.8 % del sexo masculino), 648 fueron por causas externas (484 hombres y 164 mujeres). El suicidio, incluidas sus secuelas representó el 16 %. Entre estos 77 % varones y 23 % mujeres. Son cifras oficiales de Misiones.
Del total de fallecidos por año, el 89 % corresponde a enfermedades cerebrales, enfermedades cardíacas isquémicas y enfermedades hipertensivas. El informe fue difundido por el Ministerio de Salud Púbica de Misiones.
Lo notable es que la tendencia bruta de mortalidad por suicidios experimenta un progresivo aumento desde el año 2010, afectando mayoritariamente a los varones. El índice de tasas por 100 mil arrancó con 7,0 en 2010 y pasó a 8,5 en 2018 con un pico de 8,7 en el año anterior. También son cifras del Ministerio de Salud Pública.
Mientras se aguarda la estadística, la principal medida es la prevención. “Abordamos tres ejes: prevención, contención y postvención. En prevención damos charlas, capacitaciones y talleres dirigidas principalmente a instituciones educativas y de salud. En contención y orientación, acompañamos a los familiares de las personas que están atravesando una crisis vital, y en la última, la postvención -cuando ya ha habido un suicidio- acompañamos en el duelo y facilitamos la palabra frente al silencio que impone un hecho como este”, explicó María Cristina Guillan de “Defender la Vida”, a Misiones Online.
Por su parte, las licenciadas en Psicología Carolina Barrios y Cintia Beyer, ambas del Espacio Rumbos, también mencionan la necesidad de prevención, pero sin necesidad de crear alarma.
¿En la consulta clínica durante la pandemia hubo una mayor relación con casos de autolesiones o intentos de suicidio?
C. Beyer. No un incremento. Entre los adolescentes, padres que están preocupados por la situación de los hijos. Para mí hay una mayor incidencia entre los 25 y los 40 años, sobre todo consumados. En la adolescencia hay más tentativas, ideas, pero es importante pasarse en el período de la persona. No se lo mismo hablar de un adolescente con ideas suicidas, que de un adulto con ideas suicidas. Por ahí, la adolescencia aparece como más riesgosa porque suele aparecer del pasaje al acto, más que la reflexión. En la adultez ya hay otro tipo de reflexión donde hay formas de vida responsabilidades, cuestiones, económicas de pareja.
C. Barrios. Lo que me tocó abordar es cuando ya había un integrante de la familia que falleció por un suicidio, hay una tendencia de que pueda llegar a haber otro. Tiene que ver con el historial familiar, cuando alguno de los hermanos o alguno de los padres se hayan quitado la vida. No es algo general, pero si habla de situaciones que no fueron elaboradas en su momento aparecen como repeticiones.
¿Es recomendable en estos casos, la terapia?
C. Barrios. Es muy recomendable, inclusive como psicóloga hacer un seguimiento. Desde la parte privada muchas veces no se da si la familia no solicita la ayuda. Pero es necesario que la familia pueda procesar ese duelo. Es un dueño familiar. No tiene que ver solo con la persona que se quita la vida sino cómo lo toman los familiares. Á veces los familiares piensan que tuvieron que ver con eso, como no hay respuesta.
¿Y las respuestas?
En otros casos el suicidio aírese como un síntoma pasaje al acto que esconde un mar de fondo de otros traumas, de una situación conflictiva.
¿Y la culpa? ¿Y los conflictos no resueltos?
Incluyo los mismos hijos pueden no ser víctimas de violencia familiar, pero igual sufren una violencia en su contra porque ellos están vulnerables en ese sentido y al no poder resolver una situación se frustran y se autolesionan o pasan al acto. Si hay golpes, abusos, violencia, no se da con ellos. Aparecen las autolesiones o directamente el acto. En este caso los padres consultan.
C. Beyer- por un lado tenemos toda la ideación y por el otro los intentos reales de juicio que los chicos recurren al cuting cortarse como acto adictivo en el que hay un cierto goce . Es como que al hacerlo se olvida un poco de lo otros problemas y le prestan atención a ese dolor.
C.Barrios- Incluso por ahí lo del cutting (autolesión para superar un dolor emocional) es más llamativo porque se ve, otros ven que el chico está con los brazos cortados o las piernas cortadas y se puede dar cuenta y decir a esta persona la pasa algo. Pero a veces aparecen autolesiones un poco más ocultas para que no se vea, para que el otro no se dé cuenta y pueden ser cuestiones muy cotidianas como bañarse con agua hirviendo. Como meter manos en el freeezer y que eso no se vea. Hay una autolesión que el otro no puede ver. Y mantenerse más tiempo.
C. Beyer- Inclusive otros tipos de trastorno también son una forma de auto flagelación y de control de su cuerpo porque muchas veces no pueden controlar su cuerpo. El como el pensamiento suyo, significa que esto sí lo puedo controlar.
¿Arrancar con los casos?
Esas estadísticas solo pueden darlas las autoridades. La policía cuenta con todas esas estadísticas , pro se necesita un permiso especial. Pero partimos que se potencia por las situaciones externas de la pandemia.
¿Qué señales?
Señales, de muchas formas, porque todas las personas se expresan de muchas formas, de alguna particular generalmente el aislamiento. Porque durante la pandemia se potencia. Significa aislarse: no todas las personas cuentan con las herramientas como para seguir comunicándose. Aislarse en un también en un sentido físico que muchos lo toman aislarse emocionalmente, socialmente, si bien uno se puede comunicar y tenemos herramientas para hacerlo, hay gente que personalmente no tiene herramientas para afrontar ese tipo de distancia y tiene a aislarse.
¿En los adolescentes se acentúa el aislamiento?
Ocurre más acentuadas. Muchas de las cosas que ocurren cuando uno es adulto tiene que ver con la fase de vida que nos toca vivir. A veces los duelos no resueltos. A veces las separaciones. Y lo que no afecta muchísimo es por ahí la parte económica. Cuando no llegamos a cumplir algo para la familia, hace sentir baja nuestra autoestima. Y comienzo con el aislamiento, con el dejar de comer. Son varias las señales que en un adulto también se dan como señales. Hay casos muy puntuales donde hay una depresión previa en la decisión suicida de los adultos. En los más viejitos también; a veces la soledad, el no contar con familia, sentirse impotentes al no poder resolver como antes las cosas, sin el conocimiento de las tecnologías con que hoy se vive en lo contemporáneo.
(*)Por Patricio Downes
Periodista
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