Como a diversos sectores, el aislamiento social preventivo y obligatorio ocasionado por el coronavirus impactó en el sector del diseño, específicamente en el rubro del diseño de moda. Misiones Online entrevistó a referentes del sector, quienes contaron cómo la creatividad fue el motor para que puedan paliar lo efectos de la crisis económica.
De los trajes de eventos a las prendas del día a día
Pamela Galián, no sólo se dedica al diseño de trajes para las puesta en escena del Parque del Conocimiento, sector que fue gravemente golpeado por la pandemia, sino que al ver los desafío que se venían a raíz de la cuarentena decidió innovar y apostar por una colección pequeña de prendas para el día a día.
«Con el tema de la cuarentena lo que pasó fue que al restringirse todo tipo de trabajos, mi trabajo como diseñadora de moda de espectáculos quedó en cero y al estar en relación de dependencia seguí recibiendo lo de mi sueldo en el Parque del Conocimiento. Sin embargo, en la mayor parte de mis ingresos, debía hacer un replanteo de qué manera podía reinventarme».
Señaló que durante las dos primeras semanas se dedicó a evaluar lo que estaba haciendo, qué giro quería darle a su carrera y tomó varios cursos de capacitación.
«Primero vi con qué contaba, qué es lo que tengo y se me ocurrió abrir una cápsula o una colección chiquita de ropa para estar en la casa».
Sostuvo que debía pensar en las condiciones que marcaban la pandemia como la imposibilidad de comprar en Paraguay las telas o lo complejo de traerlas de Buenos Aires.
«Vi que era lo que tenía Posadas e identifiqué que tiene mucha capacidad en la confección de remeras, buzos y elementos de merchandising. Llamé por teléfono a los textiles que venden este tipo de tela y empecé como a diseñar cosas que en otros momento no me hubiese imaginado».
Señaló que esta situación caótica le dio un giro a su carrera. «Lo bueno de todo esto es que hay que saber reinventarse. Uno no puede quedarse donde está. Un día mi hermana me dice: aquí hay dos tipos de personas, los que lloran y los que venden los pañuelos. Así decidí innovar».
La propuesta de su diseño surgió desde la necesidad. «Esta línea fue más exitosa de lo que yo esperaba y mucha gente sigue usando la ropa y la acompaña con otras cosas o accesorios».
Galián destacó que a pesar de la crisis, el reinventarse y buscar oportunidades le permitió generar cambios en su marca que en otro contexto no hubiese hecho. Hoy con el aislamiento un poco más flexible, sostiene que está preparando una colección con elementos innovadores.
Barbijos a puro diseño de moda
Andrea Pereira es profesora de ciencia económicas y técnica superior en diseño, confección y producción de indumentaria. A través de su marca «La Pereira», al inicio de la cuarentena trabaja en tres rubros: Alta costura, pret at porter y la confección a medida, actividades que requerían un trabajo cercano con el cliente.
«Había un desconcierto para todos, pues tuvimos que empezar a plantearnos qué hacer para más aadelante debido a la incertidumbre, así es que decidí en este tiempo no realizar más la confección a medida porque implicaba mayor demanda de tiempo, exposición con el cliente y más contacto físico con el mismo y con el coronavirus debíamos mantener la distancia social».
Sin embargo, Pereira debía buscar una alternativa para continuar con su trabajo y vio que en la venta de barbijos a diseño había una gran oportunidad.
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«Ese fue el boom y me ayudó solvemtar muchos gastos durante varios meses. Era un producto que no lo tenía pensado hacer, la venta se hizo online, por Instagram y por medio de esta red social daba a conocer los colores, modelos y calidad del producto y trabajé todo este tiempo con el envío a domicilio y esa fue la manera nueva de trabajar para mí», narró la artista.
Para la diseñadora otro desafío fue el abastecimiento de insumos que, aunque ella disponía de una variedad de telas en stock, elementos como elástico era todo un desafío porque los proveedores de los mismos estaban cerrados y había un incremento en los precios.
«En una mercería el metro del elástico te costaba 15 pesos, en otra 50 pesos y quieras o no todo eso repercute en el costo del producto, lo mismo pasó con las telas».
Sobre el cierre de fronteras afirmó que aunque reconocer que fue positivo por un tema sanitario, sí se les presentó un desafío porque necesitaban adquirir telas y variedad que no encontraban en la capital misionera o con un precio mucho mayor.
«Estoy convencida de que a cada productor y diseñador en este rubro nos ha tocado de manera diferente, teniendo en cuenta en qué lugar tiene el atelier y el tipo de rubro al que se dedica o se dedicaba»
Sobre la ayuda recibida, lamentó que no pudo acceder a ningún tipo de crédito, pero sostuvo que pudo generar un impulso a su marca ideando en tiempos de pandemia.
«Creo que para el rubro hay diversos créditos En las peores crisis la gente no deja de consumir lo que es indumentaria y productos de primera necesidad», por lo que confía en que las expectativas sigan mejorando.
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