El abandono y la violencia extrema propinada por sus propios progenitores se adueñó de la corta vida de una beba de tan solo ocho meses, que nació prematura, estuvo seis meses en una incubadora y los dos meses que permaneció en su humilde hogar, padeció el horror.
Ayer sepultaron en el cementerio de Campo Grande a Milagros Soledad Suárez, la beba de ocho meses que falleció el pasado viernes, luego de haber sido violada y golpeada, se presume por su padre y con el encubrimiento de su madre, quiénes fueron detenidos.
Se trata de Lidia Ester S. (20 años) y Rubén Rolando M. (39 años), detenidos inmediatamente tras el deceso de la pequeña, bajo los cargos de “infanticidio agravado por el vínculo y la convivencia preexistente con presunción de paternidad, encubrimiento, abuso sexual, con acceso carnal”.
Se instruye la causa en el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, a cargo por subrogación del juez de Instrucción Dos, Horacio Alarcón. Ayer por la mañana, se realizó la autopsia en la Morgue Judicial de Posadas y a la tarde se procedió a entregar el cadáver a sus familiares, quiénes luego de un breve velatorio inhumaron sus restos.
Tras su deceso, el médico policial que examinó el cuerpo de la víctima y determinó la existencia de varias lesiones: “hematoma frontal derecho, hematoma cornea ojo derecho, dos escoriaciones en región occipital, contusión en región occipital, lesión vaginal y anal, eritema en labios superiores e inferiores, hematomas en glúteos, hematoma en hombro derecho”.
El padre está detenido en una comisaría de Aristóbulo del Valle y la madre, en la seccional de Campo Grande. Ambos y por separado, deberán declarar entre mañana y el martes, entre las autoridades judiciales.
Milagros Soledad Suárez nació prematura (cinco meses de gestación) el pasado 24 de diciembre, pesando 850 gramos, por lo que estuvo seis meses internada en una incubadora en el Hospital Samic de Oberá, hasta que logró un peso normal. El alumbramiento prematuro de la pequeña, habría sido tras los golpes que sufrió su madre de su pareja, quién al parecer acostumbraba a ejercer violencia contra la mujer.
Igualmente, una vez que la víctima dejó el hospital, su cortísima vida estuvo rodeada de abandono, la extrema violencia y la aberrante violación que acabó con su vida. Milagros tiene tres pequeños hermanitos, que ahora quedaron al resguardo de la abuela paterna que tiene 76 años.
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